Por el río Miel corre un agua cristalina que dista mucho del almíbar producido por las abejas. La gran Farola es realmente una carretera impresionante, que comunica al viajero con Baracoa. El Yunque es una montaña singular en la geografía de la zona y no precisamente un artefacto de hierro… En Baracoa la ocurrencia criolla tuvo metáforas para nombrar sus lugares preciados.
“¿Sabe ya que distingue a mi terruño? ¿Conoce sus grandes y adorables mentiras?”, dice a OnCuba Alejandro Hartmann, historiador de la ciudad. Mientras sonríe y espera con ansias volver a ver el esplendor de la arquitectura vernácula de su ciudad, mientras añora el paisaje de la urbanística primigenia de Cuba, Hartmann recorre la urbe y tasa con sus propios ojos los estragos de Matthew en el patrimonio edificado de Baracoa.
Enumera el historiador muchos de los ciclones que se han encallado en la añeja urbe. “De todos, hemos renacido”, señala. Según él, consta en las Actas Capitulares del Ayuntamiento de la Ciudad Primada que varios fenómenos meteorológicos la azotaron. Indica fechas significativas como el 13 de septiembre de 1832 –aunque no precisa el nombre del huracán–, el 14 de septiembre de 1908 (consta en documentos que un fenómeno climatológico dejó sin techo la segunda parte del hotel Castillo, algo que también perdió con Matthew), y el 15 de septiembre de 1955 recuerda a Hilda.
Hartmann destaca igualmente los embates de los ciclones a Baracoa y resalta que el 28 de septiembre de 1998 el ojo del George pasó por la urbe.
“El Ike, en 2009, estuvo cerca, a solo 49 millas al noreste de la ciudad y afectó parcialmente a más de 9 000 casas. Matthew fue el huracán más duro realmente. No hay una información documental anterior que indique que un fenómeno de esa naturaleza nos haya afectado tanto. Pensamos que de un fondo habitacional de más de 29 000 casas, haya un 95 por ciento afectadas. Y lo sé por un recorrido que he hecho junto al conservador en funciones de la ciudad de Santiago de Cuba, que ha venido a Baracoa a aportar sus experiencias en la recuperación de su ciudad tras el paso de Sandy y como representante de la red de oficinas de los historiadores de las primeras villas cubanas.
“Cuando caminamos por las calles, hay una cosa interesante en el rostro de la gente. Saben que estamos hoy tristes por el golpe de ese huracán tan fuerte, pero tenemos la tranquilidad de que Baracoa se va a restaurar y va a tener su faz alegre, reluciente.
“Todos los esfuerzos ya se están haciendo. Acabamos de venir de una reunión con el Gobierno y conocimos que la red nuestra y el Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura, nos aseguraron que hay todas las posibilidades financieras para restablecer la arquitectura de la Ciudad Primada, que no tiene un estilo opulento como el de Trinidad y Camagüey, o las columnas de La Habana o la presencia del Caribe en la urbanística santiaguera, pero es nuestra arquitectura vernácula, con personalidad propia. Es que somos la primera villa de Cuba”, sentencia el historiador.
Muy atento a cada detalle de los estilos constructivos de la Ciudad Primada y cómo restaurarlos tras los estragos del más reciente meteoro, Juan Mucoba Avivar, director adjunto de la Oficina del Conservador de Santiago de Cuba, considera que el principal daño al patrimonio edificado ha sido mayormente visible en la pérdida de las cubiertas de las casas antiguas y las no tan antiguas.
Mucoba Avivar asegura que hay una voluntad institucional por “devolverle a Baracoa lo que era suyo. Nuestra oficina en Santiago es líder en restauración de patrimonio. No queremos demoler y hacer moles de cristal y concreto, sino hacer lo que está establecido y poner en cada sitio lo que lleva. La casa que tenía un techo colonial, pues queremos devolvérselo. Si sus ventanales y balcones eran de esa etapa, tendrá una restauración exacta, igual.
“Porque esa es la identidad de Baracoa. Y fue una experiencia adquirida en Santiago cuando Sandy. El patrimonio es historia. Si se olvida la historia, se olvida la nación”…