La extraordinaria historia de Francisco Vicente Aguilera y Tamayo (1821-1877) fue resaltada en Bayamo, su ciudad natal, en el bicentenario de su nacimiento.
En un acto cultural celebrado en el Retablo de los Héroes, en el que yacen sus restos, se recordaron algunas facetas de su quehacer como sus dotes de organizador, independentista radical, hombre de gran cultura y modernizador de Bayamo.
Integrantes del Coro Profesional de Bayamo, la Banda de Conciertos, el Cuarteto de Saxofones, la agrupación Metales en Concierto y el actor Ruslán Domínguez rindieron tributo a quien Martí llamó «millonario heroico» y «caballero intachable».
«Nunca fue tan alta su grandeza y lealtad como cuando, a pesar de ser el presidente del Comité Revolucionario de Bayamo, se unió como fiel soldado al iniciador del movimiento independentista, Carlos Manuel de Céspedes; o como cuando se le comunicó la decisión de incendiar la ciudad antes de caer nuevamente bajo el dominio colonial español, y no vaciló en hacerlo», destacó Damiana Pérez Figueredo, directora de la Casa de la Nacionalidad Cubana.
También recordó que el hombre que llegó a ser vicepresidente de la República en Armas, uno de los hacendados más acaudalados de Oriente, terminó sus días en Nueva York con los pantalones zurcidos y en la pobreza tratando de unir a la emigración cubana.
Como parte de las actividades por el bicentenario de Aguilera, fue estrenado en el cine Céspedes el documental El padre de la República, de Juan Ramírez Martínez, en el que se abordan aspectos poco divulgados de su vida y obra.