Jorge cruza los dedos mientras observa el televisor. Su rostro, contraído, no puede esconder la alarma.
En la pantalla, el parte meteorológico de la televisión cubana muestra la posible trayectoria del huracán Irma, la nueva amenaza que se cierne sobre el Caribe. Jorge mueve la cabeza, como negándose a creer.
Hace cinco años, su casa en Santiago de Cuba perdió parte del techo por causa del huracán Sandy. Cuando se marchó la tormenta, la ciudad parecía bajo los efectos de un bombardeo. Desde entonces, la palabra huracán le provoca escalofríos.
Jorge no está hoy en Santiago sino en La Habana. Vino a la capital por un tratamiento médico que ahora amenaza con interrumpir.
“Si al ciclón le da por venir para Cuba, no me puede agarrar en La Habana”, dice resuelto. Por si acaso, ya empezó a preparar las maletas.
Su sobrino, que lo hospeda durante su estadía habanera, lo escucha incrédulo. Le parece mentira que su tío vaya a dejar de lado su salud. Pero este le espeta conclusivo: “lo que pasa es que por La Habana hace rato que no pasa un ciclón. Además, si Irma me tumba la casa conmigo lejos ahí sí que me muero”.
Al igual que Jorge, toda Cuba mira con preocupación el avance del huracán. Hace algunas horas Irma pasó directamente de tormenta tropical a huracán categoría 2 en la escala de intensidad de Saffir-Simpson, de un máximo de 5. Poco después, era ya un poderoso huracán categoría 3.
#Irma is forecast to be a powerful #hurricane for many days over the tropical Atlantic Ocean. New advisory: https://t.co/tW4KeGdBFb pic.twitter.com/v7TWZLGYFn
— NHC Atlantic Ops (@NHC_Atlantic) 1 de septiembre de 2017
Según el pronóstico del Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos, aunque sufrirá fluctuaciones en su intensidad, Irma permanecerá como un poderoso evento meteorológico todo el fin de semana.
Los reportes más recientes hablan de vientos máximos sostenidos de 185 kilómetros por hora con ráfagas más fuertes. Los vientos con fuerza de huracán se extienden hasta 30 kilómetros del centro, mientras los que muestran fuerza de tormenta tropical lo hacen hasta 140 kilómetros.
A las 11:00 a.m., el huracán se encontraba en la latitud 18.5 grados norte y la longitud 37.8 grados oeste, y se movía hacia el oeste noroeste a cerca de 19 kilómetros por hora.
Los meteorólogos vaticinan un giro hacia el oeste la noche de este viernes, seguido mañana de otro movimiento hacia el oeste suroeste.
Los modelos de pronóstico sitúan a Irma acercándose el martes al arco de las Antillas menores. De acuerdo a lo previsto hasta hoy, podría tomar más adelante rumbo noroeste para pasar por encima de Puerto Rico, La Española y Cuba.
Los modelos más extremos lo ubican atravesando las Bahamas y a continuación la Florida. Con anterioridad, algunos lo daban sobre Cuba.
Septiembre es el de mayor frecuencia de formación de tormentas en nuestra región, lo que hace que se incremente la actividad ciclónica sobre Cuba. También es uno de los meses más lluviosos en la Isla, debido a que la influencia del anticiclón del Atlántico disminuye lo que favorece el paso frecuente de ondas y bajas tropicales.
La primera tormenta tropical de 2017 fue Arlene, formada en abril pasado en mitad del Atlántico, más de un mes antes del comienzo “oficial” de la temporada ciclónica.
A esta le siguieron Bret, Cindy, Don, Emily y Franklin, que se convirtió en el primer huracán de la temporada. A continuación llegó Gert, el segundo huracán, y Harvey, que alcanzó la categoría 4 y ha dejado una estela de destrucción en los Estados Unidos, con más de cuarenta fallecidos, severas inundaciones y pérdidas millonarias para la economía.
Irma es el cuarto huracán de la temporada.
El año pasado la región oriental de la Isla sufrió el embate de Matthew, que afectó principalmente el extremo este de Guantánamo, en especial Baracoa, Maisí y San Antonio del Sur. Otros huracanes poderosos de la última década que dejaron su huella en Cuba fueron el Gustav, el Ike y el Paloma, todos en 2008.
Muchos cubanos, de oriente a occidente, recuerdan la estela de destrucción que dejaron estos fenómenos. Como Jorge, recuerdan y cruzan los dedos.