Así pudiéramos decir que terminó la Temporada de Huracanes del 2015 en el Atlántico en este 2015. Una Temporada que, sin embargo, puede calificarse de la más memorable sólo porque ocurrió bajo el reinado de un evento El niño fuerte. De hecho, el más fuerte de que se tengan noticias. De ahí que esta influencia por supuesto que le transmitió características especiales que quisiéramos compartir con nuestros lectores. Verán ustedes, que los especialistas que tienen como función pronosticar los ciclones tropicales, se encontraron en esta insólita temporada con verdaderos quebraderos de cabeza.
Los números finales de la serie, para hablar en términos beisboleros, fueron para el Atlántico de 11 tormentas que alcanzaron al menos la clasificación de tormenta tropical, 4 de ellas huracanes, de los cuales 2 fueron huracanes intensos, categoría 3 ó superior. El promedio para 30 años del período 1981-2010 es de 11,5 tormentas tropicales, 6,1 huracanes y 2,6 huracanes Intensos. Estas cifras muestran que, en resumen, la temporada del Atlántico en el 2015 fue inferior a la normal. Sin embargo, se dio el caso de que el huracán de gran intensidad Joaquín, fue el primer huracán categoría 4 en impactar en Las Bahamas durante un mes de octubre desde que comenzaron los registros en 1866.
Conocemos que el evento El Niño típicamente reduce la actividad de huracanes en el Atlántico. Ello lo provoca el incremento en los vientos fuertes que soplan a alturas de 10 a 12 kilómetros sobre el área generadora de ciclones tropicales del Atlántico. En la temporada de huracanes del 2015 se produjeron niveles de velocidad del viento verdaderamente insólitos sobre el Mar Caribe a esa altura, haciendo muy difícil el desarrollo ciclónico tropical en esa área.
El aire tenía un ascenso neto en el Pacífico oriental provocando inestabilidad atmosférica (y muchos ciclones tropicales en esa zona de gran calentamiento de las aguas oceánicas, típico del El Niño), mientras que en el Caribe ocurrió lo contrario, un descenso neto del aire que provocó estabilidad, algo que imposibilita la actividad ciclónica.
De acuerdo con el Dr. Phil Klotzbach de la Universidad de Colorado, EE.UU., la diferencia del viento en la capa de 1,5 a 10 kilómetros de altura fue la más alta desde 1979, y alcanzó 53 km/h, pero esta situación no llegaba hasta las cercanías de África, lo que permitió que algunos sistemas tropicales pudieron formarse en el extremo este del Atlántico cerca de las islas de Cabo Verde.
El agua cálida se extendió más al norte este año, y ello posibilitó la formación y desarrollo de los huracanes Joaquín y Kate en latitudes más altas que lo usual.
El Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos (NHC) emplea un índice para medir la actividad ciclónica que lleva por nombre ACE, siglas en inglés de Energía Ciclónica Acumulada, lo que no es más que una medida del poder destructivo que se alcanza por los organismos ciclónicos en una Temporada de Huracanes. El índice se calcula mediante la suma de los cuadrados de la cifra correspondiente a la velocidad del viento máximo sostenido de una tormenta tropical o huracán, a intervalos de 6 horas. Esta sumatoria se realiza durante todo el ciclo de vida del ciclón, sumándose después para todas las tormentas tropicales y huracanes que se hayan formado en la temporada.
En el 2015, el ACE fue sólo 60 por ciento del promedio en el Atlántico, lo que proporciona una medida de la pobre actividad ciclónica. Pero, además, fíjense ustedes que un solo huracán, Joaquín, produjo el 46 por ciento del ACE. Esta es una muestra también, de que basta un solo huracán para poder producir un gran desastre.
Tras varias temporadas de poca actividad, algunos especialistas ya se preguntan si no habrá terminado el período activo de huracanes del Atlántico comenzado en 1995.
Como algo interesante: Cuba no ha tenido afectación por ciclones tropicales, desde el 2008 en occidente y centro desde el 2008, y desde el 2012 en la región oriental del país.
Los huracanes más notables de 2015
Huracán Joaquín
Creo que sin duda alguna la estrella de la Temporada de Huracanes del 2015 fue el Huracán Joaquín. Resultó ser el más fuerte generado desde el 2007, y por cierto, estuvo muy cerca de ser un Categoría 5 el pasado 3 de octubre, con vientos máximos sostenidos de 248 km/h. Pero este huracán, sin embargo, no fue el que más daños y muertes ocasionó. Fue Erika, del que hablaremos dentro de unas pocas líneas, más abajo.
Joaquín quedó en segundo lugar en cuanto a las víctimas fatales y daños, al ocasionar 36 fallecidos, con 33 de ellos se debidos al hundimiento del buque de carga El Faro. El huracán ocasionó daños valor de 100 millones de USD en las Bahamas centrales, donde se mantuvo con poco movimiento por varios días.
Huracán Erika
A pesar de ser el mes de octubre de este 2015, el que presentó temperaturas más altas en las aguas del Caribe de que se tengan noticia en cualquier otro mes de octubre, ninguna tormenta tropical ni huracán se formó en el Caribe. Recordemos que Erika no se originó en el Caribe, sino que llegó procedente del Atlántico.
Y este huracán Erika, sin tener la intensidad de Joaquín, provocó los mayores daños, principalmente debidos a las inundaciones severas y extremas que provocó en la isla de Dominica el 27 de agosto. En este aspecto fue el ciclón tropical más mortífero de la Temporada del 2015. Ocasionó en este pequeño estado insular de sólo 72 000 habitantes, un total de 36 víctimas fatales, y fue el desastre natural más extenso de la historia de esta isla caribeña. Los daños ascendieron a 612,7 millones de dólares (dólares del Caribe oriental) con la destrucción de carreteras y puentes; 39,5 millones en daños en el aeropuerto; y 12 millones más, en la limpieza de escombros. Se estima que este huracán hizo retroceder la economía en esta pequeña isla caribeña al estadio en que se encontraba 20 años atrás.
Huracán Fred
El tercero en la lista sería el huracán Fred, un huracán insólito, pues azotó duramente a las islas de Cabo Verde cercanas a África. Fred alcanzó vientos máximos sostenidos de 136 km/h al cruzar entre las islas el 31 de agosto. Afortunadamente el centro del huracán no cruzó directamente por encima de ninguna de las islas de ese archipiélago. Esta afectación a Cabo Verde representó un nuevo record, pues es el único huracán que lo ha hecho desde 1886 en que comenzaron los datos del registro, hasta la fecha. El daño fue de unos 2 millones de dólares, pero Fred trajo consigo también violentas marejadas en la costa oeste africana, dañando o destruyendo numerosos pueblos de pescadores en Senegal.
Fred fue el huracán que se ha formado más al este en el Atlántico en toda la historia conocida; otra nueva marca en los records históricos.
Los quebraderos de cabeza de los pronosticadores de huracanes en este 2015
En la primera semana de diciembre se celebró en La Habana el VIII Congreso de Meteorología. Como ha ocurrido en otras ocasiones, nos visitaron varios especialistas del Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos (NHC). En el fructífero intercambio de experiencias con los especialistas cubanos, el Dr. Lixion Ávila, Especialista Principal del NHC, cubano y estadounidense, formado en la Escuela Cubana de Meteorología junto a nosotros en la década de 1970, brindó una interesante conferencia sobre algunas características que tuvo la Temporada de Huracanes del 2015. En ella se apreció que la tecnología actual, aún la más moderna y eficiente con que se pueda contar, no resuelve totalmente los problemas y provoca a veces verdaderos dolores de cabeza a los pronosticadores, algo que todos nosotros, en un momento u otro, hemos sentido en carne propia.
He aquí algunos casos que ilustró:
Huracán que está presente en los modelos de pronóstico y no se forma. Los modelos de pronósticos representan avances tecnológicos impresionantes, con una mejoría gradual sistemática con el paso de los años. Los meteorólogos encuentran en ellos una ayuda insustituible y sin ellos no se podrían hacer pronósticos para varios días. Sin embargo fallan estrepitosamente a veces, poniendo en aprieto a los pronosticadores.
En esta temporada 2015, se presentaron varios casos interesantes, al mismo tiempo que ilustrativos de las dificultades de un pronóstico. En primer lugar, el huracán que no se formó. Los mejores modelos de pronóstico, tanto el GFS norteamericano, como el europeo, del Centro Europeo de Pronósticos de Plazo Medio (ECMRWF) desarrollaban un huracán en noroeste del mar Caribe a principio de octubre. Durante varios días los meteorólogos pusieron su vista en ese huracán, que nunca llegó a formarse.
Huracán que los modelos no pronosticaron ni el movimiento al suroeste ni la intensidad que alcanzó. El huracán Joaquín fue un caso interesante. Ninguno de los modelos pronosticó el movimiento al suroeste tan al sur como Las Bahamas, ni tampoco el lazo que después hizo, aunque sí el desplazamiento que posteriormente tuvo. Además, ningún modelo de pronóstico de intensidad se acercó siquiera a la realidad de tener casi un huracán Categoría 5, que fue en lo que se convirtió ese huracán.
Todos estos ejemplos muestran, que pronosticar un huracán no es en absoluto una tarea mecánica o rutinaria, sino que requiere, como en otros tipos de pronósticos del tiempo, de la experiencia, conocimientos y habilidad de los especialistas. Pero también representa una alerta, para aquellos que sin ser meteorólogos de profesión escudriñan los modelos de pronóstico que abundan en Internet, y entonces empiezan a sacar, y hasta a comunicar a otros, conclusiones prematuras, sin tener la experticia necesaria para poder interpretar realmente un modelo cualquiera.