El azúcar de caña fue Cuba por antonomasia durante mucho tiempo y, si bien no se sueña con que recobre el lugar cimero que tuvo alguna vez, se aspira a reanimar la industria del azúcar y otros derivados de la caña.
A pocos días de comenzada la zafra, OnCuba sugiere el cuadro Superficie cosechada, producción y rendimiento de la caña de azúcar por zafra, destino a industria, de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, que registra los índices de superficie cosechada por periodo, la producción que resultó y el rendimiento por hectárea; diferenciando en todos los casos la actividad estatal de la no estatal.
El registro, al comenzar en la zafra 1984-1985, permite trazar una curva evolutiva de los últimos treinta años de siembra y cosecha de la gramínea, que se mantiene relativamente estable hasta la zafra 1993-1994, cuando se produce un descenso en los índices de producción. En la del periodo 2002-2003 se desploma el índice de superficie cosechada, como reflejo del desmantelamiento de los centrales y el desmontaje de la industria azucarera en abrupta ruptura “con una tradición de cuatro siglos que había hecho de la producción azucarera la locomotora de la economía nacional”, de acuerdo con el periodista Renato Recio.
Había sido firmada la resolución 77 del entonces Ministerio del Azúcar, que supuso la desactivación de 70 complejos agroindustriales. Se redujo el 50% de la capacidad productiva instalada y el 60% de los campos de caña.
Desde 2010 se busca la reanimación del sector, ante la evidencia de lo drástico de las medidas tomadas casi una década antes, y de una valoración de las potencialidades económicas de los derivados de la caña.