Entre los diversos espacios gastronómicos de la capital habanera se alza La Moraleja, un restaurante atrevido y tradicional, a la vez, con una línea culinaria muy definida. De un sueño familiar emergió este espacio, su mayor objetivo es complacer a quienes lo visiten en lo que a bodegas y a hornos se refiere.
Con una decoración inusitada, toques barrocos y melodías que atraen las buenas energías, la amistad y los placeres encuentran aquí cobijo sin límites.
A solo unos pasos de las céntricas calles 23 y L apreciamos este restaurante que abrió sus puertas el 25 de enero del 2011, tras meses de ardua labor.
Enclavado en el patio de una hermosa casona de El Vedado de los años cuarenta, tiene un especial magnetismo que se aprecia desde su amplia y fresca entrada, sus salones (al aire libre, climatizado y cava), su singular cocina y la excelencia del servicio.
Con un selecto menú, el chef complace los gustos de toda la clientela. La variedad es amplia y va desde nuestra comida tradicional y estilizada hasta recetas únicas e innovadoras de tendencia gourmet; el factor común es la selección cuidadosa de los ingredientes y las audaces presentaciones que realzan las texturas, sabores, colores, aromas y diseños naturales de los alimentos.
“Soñar no cuesta nada, por eso y siempre que no dejes de soñar, estás en La Moraleja, un sueño hecho realidad”, dice la primera hoja de la carta del restaurante. A partir de la puerta del recibidor se aprecian los detalles minuciosamente cuidados: desde las plantas hasta las lamparillas que acompañan al visitante hacia su destino, que puede ser frente a la parrillada, en los salones climatizados o en la barra, coronada por una original campana semicopada.
Han sido muchos los visitantes ilustres, tanto cubanos como extranjeros, que han apreciado las delicias de este lugar laureado por prestigiosos jurados internacionales. Ha obtenido el International Gold Star for Quality en París, en 2014, uno de los más significativos premios del sector gastronómico a nivel mundial.
Olguita y Jorge Luis, los dueños, con varios años de experiencia en el mundo de la hostelería, saben que las exigencias de los clientes merecen prioridad. De ahí que, con gran esfuerzo y empeño, se hicieran de una de las cavas más completas del país, con más de 250 tipos de vino y representación de las quince más importantes zonas vinícolas del el mundo, también atesoran gran variedad de licores, rones, güisquis y otros elíxires en un bar que está a su completa disposición.
Cada visita es una nueva experiencia: tanto las ofertas gastronómicas como el sitio y su ornamentación están renovándose constantemente. Es, además, un lugar tranquilo, íntimo, acogedor, elegante. Una mezcla de lo moderno y lo clásico impregna La Moraleja, le aporta un swing diferente: desde las vajillas eclécticas y únicas hasta el mobiliario, para rescatar las tradiciones de la familia cubana de principios del siglo XX, fusionándolas con elementos contemporáneos de gran utilidad y estilo.
Cuando pueda ir a Cuba quiero visitar a ese restaurante La Morajela:-)
Hmmmm soñar no cuesta nada, pero comer alli si debe costar, no obstante ya ire a probar del buen sabor que hace la publicidad.
Caballero, este restaurant se llama Morajela o nos quieren dejar una Moraleja….. jajajajaja
Yo estuve en ese Restaurant hace 3 años , la comida fabulosa, y el servicio 5 estrella, lo recomiendo, para mi es uno de los Restauranes mejores de Cuba.