Medios de comunicación de todo el país reportan la alerta que el Centro del Clima de Cuba (CENCLIM), perteneciente al Instituto de Meteorología, publicó en su más reciente boletín. Según los especialistas, para el periodo comprendido entre los meses de agosto y octubre de 2015 están previstos acumulados de lluvia cercanos o por debajo de los parámetros normales.
Esta situación mantiene a todos en vilo. En las calles -desde el ciudadano que se preocupa por la frecuencia con que llegan las pipas de agua a su comunidad hasta el guardabosque, ocupado con más incendios forestales de lo habitual- son muchos los cubanos que hablan ahora mismo sobre cómo la escasez de precipitaciones influye en su vida cotidiana.
Sequía agrícola “abre” el fuego
En medio de este panorama, los incendios en la vegetación alcanzan niveles preocupantes. Recordemos por ejemplo, el siniestro que en abril de 2015 azotó por más de dos semanas a la Ciénaga de Zapata, el mayor humedal del Caribe insular.
Situaciones igual de alarmantes han ocurrido también en Cienfuegos –provincia localizada en la región centro-sur de Cuba- donde las autoridades declararon el presente año como el más adverso en cuanto a la incidencia de incendios forestales.
La MSc. Eva Cedeño Mejías, Jefa del Centro de Meteorología Agrícola del INSMET confirma que “de mayo a la fecha han tenido lugar tantos incendios como pueden haber ocurrido durante todo el año, según los comportamientos históricos. Los incendios han afectado incluso áreas protegidas, aunque debemos decir que muchas veces son el resultado de una especie de combinación entre las actitudes humanas irresponsables y las condiciones meteorológicas que presentamos en estos momentos”.
¿Existe sólo un tipo de sequía?
Aunque usualmente leemos o escuchamos el término sequía en la prensa y parece que alude a una definición única, lo cierto es que desde el universo científico se han conjugado enfoques diversos hasta establecer no uno, sino cuatro tipos principales de sequías.
“Entre ellas, la meteorológica, que se presenta cuando las precipitaciones son inferiores a las esperadas para una época del año y para un lugar determinado. Existen otras asociadas a los impactos en diferentes sectores: la sequía hidrológica, la agrícola y la social o económica”, explica la MSc. Idelmis González, especialista superior del CENCLIM.
La actual sequía meteorológica en el archipiélago cubano tiene sus antecedentes en el periodo poco lluvioso comprendido entre los meses de noviembre de 2014 hasta abril de 2015. Esta etapa culminó con un 67 por ciento del país afectado por ese fenómeno, con impacto en todas las regiones.
Por cierto, durante mayo y junio de 2015, meses en los que normalmente llueve en Cuba, las precipitaciones también fueron escasas. Bajo estas condiciones, no resulta extraño que se produjera un récord: el pasado mes quedó para la historia como el cuarto julio con menos precipitaciones, desde 1961. De los 155 municipios que monitorea el Sistema de Vigilancia de la Sequía, 119 terminaron con déficit de lluvias.
Al parecer, esta situación no cambiará demasiado. Las actuales condiciones oceánicas y atmosféricas se caracterizan por la presencia del evento El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) moderado, en el Océano Pacífico ecuatorial. Especialistas del CENCLIM advierten sobre la alta probabilidad de que el ENOS continúe su evolución durante 2015, hasta alcanzar la categoría de fuerte al final del periodo agosto-octubre.
“En estos momentos su principal influencia consiste en que inhibe o deprime la actividad ciclónica en nuestra región geográfica, lo cual conlleva también a un déficit de precipitaciones”, afirma la MSc. González.
Esas condiciones afectan de manera considerable el rendimiento de los cultivos y el ganado en Cuba, por lo que el país enfrenta también el impacto de la sequía agrícola. Curiosamente, este fenómeno no tiene su punto de inicio cuando cesa la lluvia como pudiera creerse, sino cuando resulta imposible que las raíces de las plantas obtengan humedad del suelo.
Hasta el 31 de julio de 2015, la sequía agrícola afectó al 82 por ciento de la nación caribeña. Sin embargo, el Msc. Ransés Vázquez, especialista en Meteorología Agrícola, advierte que “en el mismo periodo de 2014, el área afectada era del 68 por ciento, lo cual indica la severidad de los procesos de sequía agrícola en estos momentos. Las perspectivas para el cierre de agosto reflejan que prácticamente un 81{bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de} del país estará en presencia de este fenómeno”.
¿Qué esperar para 2016?
El Boletín de la Vigilancia del Clima emitido en julio de 2015 por el CENCLIM deja clara una coincidencia importante en la mayoría de los modelos: el evento El Niño-Oscilación del Sur debe continuar su desarrollo e intensificación hasta finales de este año y comienzos del 2016.
Hasta el momento, los científicos esperan que el ENOS llegue a la categoría de fuerte durante el período agosto-octubre si bien, como parte de su comportamiento típico, este evento alcanza su máxima intensidad a finales de año o a comienzos del siguiente.
Desde ahora, los climatólogos cubanos están atentos ante su posible impacto en el periodo invernal, fundamentalmente durante enero y abril de 2016. Probablemente para esa fecha el clima en Cuba se haga más lluvioso y tormentoso de lo habitual.
Mientras el tiempo transcurre, los cubanos viven un agosto muy cálido, con temperaturas máximas y mínimas por encima de lo normal en todas las regiones del país.
El segundo mes del período intraestival es uno de los que menos precipitación aporta al período lluvioso en el archipiélago. Este año de manera particular, las lluvias estarán por debajo de lo normal. Así que agosto al parecer, también augura récords.