Durante dos años de trabajo en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), Yasmany Cruz García ha comprado varios equipos electrodomésticos y otras pequeñas cosas que contribuyen a una mejor calidad de vida. Aunque es solo un cabillero, en la DINVAI, su salario resulta superior al de la mayoría de los profesionales fuera de la ZEDM, no solo de la provincia sino del país en general: un promedio de 500 pesos y 50 CUC, cifras que varían en función del plan de trabajo.
Como Yasmany, más de mil 500 artemiseños vinculados a las distintas áreas de la ZEDM han encontrado realización material y profesional en un lugar que se ha instaurado como una de las mejores ofertas de trabajo en la región y la más codiciada.
Entre nuevas experiencias y oportunidades
Yanset Cruz Hernández, graduada como Bachiller Técnico en Construcción Civil, con solo 23 años ostenta un trayecto laboral comparable al de cualquier experimentado ingeniero. Incorporada inmediatamente después de culminar sus estudios al proyecto, transitó por varias de sus áreas, entre ellas la construcción de un puente de tierra armada –primero de su tipo en Cuba– y en la disposición del patio de contenedores, los cimientos por donde transitan las grúas RTG.
Yanset ha sido jefa de colectivo en la extinta Asociación Económica Internacional (AEI), hoy DINVAI, donde acumuló no poca experiencia. Hoy labora en la preparación de la Zona de Apoyo Logístico (ZAL).
También presente desde los inicios de ZEDM, el ingeniero mecánico Adalberto Martínez Matos, comparte sus vivencias: “Trabajé durante 4 años en la AEI, como especialista de montaje, dirigiendo una brigada a cargo de poner los pilotes que sostienen el muelle. Luego de soldar esos tubos de un metro de diámetro y 12 de largo, con rigurosidad tremenda, se les pasaba ultrasonido para verificar que no hubiera desperfectos, porque al más mínimo problema había que picar y comenzar otra vez. Trabajábamos las 24 horas con conciencia de la importancia de lo que hacíamos. Las grúas RTG, en cambio, viajaron ya armadas, en barcos especiales”.
Actualmente Adalberto se desempeña como Energético de la Terminal de Contenedores de Mariel (TCM), en la cual empezó desde enero del presente año. “Estamos patrocinados por la PSA Corporation, la mayor de su tipo en el mundo, por lo que contamos con tecnología de primera. El mes pasado cerró la Terminal de Contendores de La Habana (TCH) y ya todos los navieros entran por aquí. Los obreros van adquiriendo cada vez más práctica y, en consecuencia, ha mejorado el movimiento de contenedores por hora. Antes era de 15 por hora y ahora llega hasta 23”, comenta.
“La TCM conlleva un alto consumo energético y de combustible, por eso nos encontramos evaluando los equipos nuevos, llevando estadísticas para ver qué podemos hacer para ahorrar. En sentido general, tenemos todas las condiciones para cumplir nuestro rol en el futuro de la ZEDM”, agrega Adalberto.
Por otro lado, Léster Lázaro Plasencia Moreno emprendió su aventura en un área distinta a su campo profesional. Fue contratado desde diciembre de 2011 como especialista B para el montaje de la planta de suelos.
“Soy ingeniero mecánico y nunca había estado en una obra de construcción, por lo que he ganado en conocimiento y experiencias en un área fuera de la que estudié. A eso se añade el gran cambio que representó venir de un sistema completamente cubano a uno donde la administración, en gran porcentaje, era extranjera”, afirma el actual especialista A en Obras de Ingeniería.
“En estos momentos estamos en la segunda etapa del ferrocarril: la construcción y reparación de terminales donde las personas deben tomar el tren. También me mantengo involucrado en pequeños proyectos, como la plataforma del edificio de una inmobiliaria y la disposición de viales”, concluye.
A cada cual según su trabajo
Previo a su actual ocupación, Léster era empleado en la Empresa Comercializadora de Cemento, uno de los centros laborales que mejor paga en el municipio industrial de Artemisa. No obstante, la diferencia es notable: “antes ganaba aproximadamente 500 pesos y 12 cuc, y hoy la media es de 700 pesos y 70 cuc, siempre que cumpla el plan”.
Con esta percepción concuerda Nereyda Álvarez Duarte, inversionista a pie de obra. “Mi labor se basa en dirigir, pues el inversionista fiscaliza, controla todos los trabajos comprendidos dentro de la obra, en este caso la ferrovía que comprende el tramo de Almendares-Guanajay. Debo velar por que se cumplan los proyectos técnico-ejecutivos.
“Llevo mucha carga de trabajo porque la obra es muy dinámica, pero me siento compensada por las condiciones laborales y el salario, que triplica el que devengaba anteriormente. Eso trae una repercusión directa en mi casa: puedo ir a excursiones, complacer a mi hijo, satisfacer necesidades de la familia que antes no tenía cubiertas. Las condiciones de vida son otras”, explica.
De acuerdo con esta supervisora, el cambio en cuanto a disciplina y compromiso laboral resulta apreciable: “A veces a las 11:00 pm no he terminado. La entrega debe ser mayor, pero lo que tengo no lo quiero perder”.
Ante esa realidad, el éxodo de profesionales hacia la ZEDM preocupa a no pocos en el ámbito de la empresa estatal, de ahí que en varios escenarios se haya manifestado la necesidad de elevar la estimulación a obreros y mejorar las condiciones de trabajo para hacerse más competentes, especialmente dentro del propio Mariel.
No obstante, la ZEDM no está exenta de escollos.
Según Abel Sotero Rondón, quien está al frente de los torneros en el Taller Central de la DINVAI, no todas las condiciones materiales están creadas: “Les damos mantenimiento y reparación a todos los equipos con averías. Los equipos son arreglados sobre todo por el esfuerzo y la iniciativa de los obreros. Actualmente la empresa está en la transición de mixta a netamente cubana y ha tenido ciertas dificultades en cuanto a gestión”.
A pesar de que continúan garantizados los medios de protección, el transporte y la alimentación, la calidad de esta última ha decaído, ilustra Sotero. Esto, junto a la disminución o irregularidades en el pago, ha motivado que parte de los obreros deseen emigrar a la TCM, donde hay mejores opciones.
Léster Lázaro Plasencia señala otra dificultad: “La ZEDM es muy grande y las fuerzas de trabajo están dispersas por las diferentes áreas. Por tal razón, la información no llega bien a todos. No funciona bien la comunicación entre los obreros y la administración. Por ejemplo, se habla mucho del cambio del sistema de pago, pero nada se ha comunicado de forma oficial”.
El pago a los trabajadores de la ZEDM funciona de la siguiente forma: la agencia empleadora se queda con el 20 por ciento de lo acordado como salario con la entidad extranjera, que paga en dólares. Eso se cambia en pesos en una tasa de 10×1, y el resultado de ese cambio es lo que percibirá como salario el trabajador. Luego paga 5 por ciento sobre los ingresos personales y otro 5 por ciento por concepto de contribución a la seguridad social. Si la empresa extranjera paga 100 dólares por un empleado, la agencia empleadora se queda con 20. De los 80 restantes, a una tasa de cambio de 10×1 resulta 800 (de los 1920 que percibiría con una taza de 24×1). De tal grado, cobrando 5 por ciento sobre ingresos personales, se convierte en 760 pesos. Y 5 por ciento de contribución a la Seguridad Social, se reduce a 722.
De aquí y allá
Además de los artemiseños, trabajadores de otras provincias muestran su interés ante las oportunidades de la ZEDM. En el Taller Central laboran más de 100 obreros provenientes de los diferentes municipios de la provincia y de La Habana, declara Sotero.
Entre tanto, Plasencia explica: “Hay trabajadores fijos y contratas de provincias como Guantánamo, Sancti Spíritus, Granma, Holguín, Camagüey, Cienfuegos y Villa Clara. Gran parte de los de provincias lejanas se alquilan en Mariel, trabajan por un período largo sin descanso, incluyendo fines de semana, para luego tomar un descanso prolongado y poder visitar sus lugares de origen”.
A pesar de que hoy reside en Mariel, Yuniel Buedo Rodríguez es natural de Holguín. Al iniciar la TCM, Yuniel pasó un curso y fue seleccionado para ser operador C de equipos portuarios.
“La TCM todavía es nueva y tiene muchas perspectivas de progreso. Aplicamos un novedoso sistema de informática para manejar los contenedores. Todo es de tecnología moderna, de las mejores de América. Buscamos mejor rendimiento porque se paga estímulo. Según tu trabajo es tu salario. Cobramos de acuerdo con el movimiento de contenedores: 0.08 CUC por cada contenedor si se trata de movimiento en el barco y 0.04 CUC cuando es de monta; o sea, al despacharlos. La norma media es de 22 contenedores diarios. Laboramos por turnos alternos de ocho horas, lo que significa que la TCM trabaja las 24 horas. No hay sábados, domingos o días feriados”, confirma Yuniel.
Camino a su centro laboral, Yasmany Cruz ve cada día frente el edificio administrativo de la TCM largas colas de personas interesadas en trabajar allí. Según Martínez Matos, “el proceso de selección es riguroso. Se hacen entrevistas tanto por la parte cubana como por la extranjera. Como estamos comenzando, la demanda de trabajadores irá en aumento. Ahora se están ofreciendo muchos cursos y se escoge a los mejores para que pasen de la teoría a la práctica”.
Más allá del futuro aporte de la ZEDM al progreso económico del país, se aprecia su impacto en la vida y el entorno familiar de los más de mil 500 artemiseños que laboran allí, e incluso de aquellos de fuera de la provincia que han optado por emplearse en sus áreas de trabajo.
“por cada dólar que gana el país, el trabajador se queda con 72, 2 centavos” ¿estamos hablando de la misma moneda? o se trata de un error de cálculo, la expresión correcta sería: por cada dolar que le entra al país el trabajador se queda con 30 centavos de ese dolar. El cálculo sería, partiendo de los 100 dolares de salario que paga la compañía extranjera, digamos que equivalen a 2400 CUP (100 x 24), el trabajador recibe finalmente según su análisis 722, lo cual equivale al 30% del total, o sea, por cada dolar, 30 centavos de dolar.
No coman cuentos, no coman cuentos!!!!!!!!
Trabajo 32 anos en el puerto de Gante en Belgica y me gustaria visitatie el puerto de Mariel.
Yo espero q este sea un ejemplo hipotetico (lo de los 100 dolares), porque si no no vale la pena. Claro, no creo q la parte extranjera pague tan poco por ningun puesto de trabajo alli en la terminal de Mariel.
El estado se queda con el 70 % del pago al trabajador jajajaja, “explotacion del hombre por el hombre”, aprende de la “explotacion del hombre por el estado” que no sera eterno, eso si es explotar no lo que hacen los ninos de tetas en el capitalismo
El robo al descaro del estado, de una forma u otra, le roban a los obreros más del 71% del salario, ni en el más despiadado capitalismo, explotan tanto a los trabajadores y después dicen que la educación y salud son gratuitas, que descaro.
Que paso con este articulo por que lo sacaron tan rapido de circulacion. Uhmm ya veo de que pata cojea OnCuba.
La expresion de Yasel en su comentario no está bien. No es: “por cada dolar que gana el país, el trabajador se queda con el 30%” puesto que lo que gana el país no debe ser a partir del salario devengado por los trabajadores, sus negocios con las navieras y empresas extranjeras son otra cosa. De ahí es que el país gana. La verdadera frase es: “de cada dolar que debería ganar el trabajador, el estado le roba el 70%”