I
En la mayoría de las ciudades del mundo existe legislación sobre actividades de poda y derribo de árboles. Para implementarlas se requiere la autorización previa de los gobiernos municipales correspondientes, lo cual, sin embargo, no ha impedido acciones injustificadas o mal ejecutadas, que atentan contra la vida de muchos árboles y, por consiguiente, disminuyen los múltiples servicios ambientales y sociales que prestan a los habitantes urbanos.
De acuerdo con un ecologista, entre estos servicios se encuentran los siguientes:
- Absorber dióxido de carbono, uno de los gases responsables por el calentamiento global.
- Producir oxígeno.
- Proporcionar sombra y evaporar agua (funciones muy importantes en ciudades calurosas y en períodos veraniegos). Los árboles ayudan, de este modo, al ahorro energético y limitan la liberación a la atmósfera de gases relacionados con la refrigeración artificial, también causantes del efecto invernadero.
- Ejercer de barrera natural contra el viento.
- Servir de refugio a los pájaros, que controlan las plagas de insectos, mosquitos, moscas, etc.
- Embellecer la ciudad y acercar la naturaleza al paisaje cotidiano.
En España, una legislación establece de manera clara las razones para la protección de los árboles:
Los senderos arbolados y las alineaciones de árboles que bordean las rutas de comunicación constituyen un patrimonio cultural y una fuente de servicios, además de su papel para la preservación de la biodiversidad y, como tales, están sujetos a protección específica. Están protegidos, por lo que requieren conservación, es decir, su mantenimiento y renovación, y mejoras concretas.
Y, más adelante, establece la normativa correspondiente:
Está prohibido cortar, dañar el árbol, comprometer la conservación o alterar radicalmente la apariencia de uno o más árboles en una entrada o línea de árboles, excepto cuando se ha demostrado que la condición sanitaria o mecánica de los árboles presenta un peligro para la seguridad de las personas y la propiedad o un peligro para la salud de otros árboles o cuando la estética de la composición ya no puede garantizarse y que la preservación de la biodiversidad se puede obtener mediante otras medidas. La autoridad administrativa competente puede otorgar excepciones a los fines de los proyectos de construcción. Cortar o dañar el árbol, comprometer la conservación o cambiar radicalmente la apariencia de uno o más árboles en una entrada o línea de árboles da lugar, incluso en caso de autorización o derogación, a medidas compensatorias locales, incluido un componente en especie (plantaciones) y un componente financiero destinado a garantizar el mantenimiento posterior.
II
Tal como lo conocemos, El Vedado habanero es, básicamente, un concepto urbanístico de los años 20 del pasado siglo. En efecto, la “Danza de los Millones“ (1915-1920) y después el “Plan Director“ (1925) de La Habana lo reestructurarían de manera espectacular, enclavándolo en el lado moderno y avant-garde de la historia. Era la época del ensanche de la ciudad a partir de parques y avenidas verdes, empeño para el cual el presidente Gerardo Machado (1925-1933) y su secretario de Obras Públicas Carlos Miguel de Céspedes —conocido como “El Dinámico“—, trajeron de París al gran Jean-Claude Nicolas Forestier y su equipo de colaboradores. Forestier y sus colaboradores trabajaron entonces junto a profesionales cubanos, a golpe de otros indicadores de modernidad que tomaban la ciudad, como el foxtrot, el son oriental, los “fotingos“ de la Ford y los cinematográficos Douglas Fairbanks, Mary Pickford y Charles Chaplin.
A partir de ese momento, la mirada arquitectónica urbana se dirigiría a Francia y Estados Unidos, si bien hubo espacio para otras perspectivas; lo cual dio lugar al eclecticismo habanero. El edificio de la Compañía Cubana de Teléfonos (1927), el Centro Asturiano (1927), la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad (1927) —actual Facultad de Física de la Universidad de La Habana—, el Havana Biltmore Yatch and Country Club (1928) —actual Club Habana—, el Teatro Auditorium (1928) —actual Teatro Amadeo Roldán— y el Capitolio Nacional (1929), colocarían a la capital en un punto muy alto en un plazo de apenas 30 años. Un proceso, desde luego, con sus correspondientes colofones inmediatos: el Hotel Nacional (1930) y los edificios Bacardí (1930) y López Serrano (1932); la inmensa mayoría diseñados por arquitectos cubanos con estilos que van del Plateresco español al Art Déco.
La zona baja de El Vedado fue una de las primeras en levantarse. A unos pocos metros del mar, en 12 y Calzada, se erigió el Vedado Tennis Club (1912), del arquitecto Leonardo Morales Pedroso, un graduado de Columbia University que trascendería no solo por esa obra, sino también por otras como la mansión del banquero Pablo González de Mendoza (1918), ubicada en 15 y Paseo, con una fabulosa piscina bajo techo diseñada por el arquitecto neoyorkino John H. Duncan.
Ese boom de mansiones y palacetes se extendería prácticamente por todo El Vedado, urbanizado con un sistema de letras y números en sus calles a la manera estadounidense, pero en particular por las calles G, Paseo y Línea. En la intersección de G y Calzada, a escasos palmos del mar, se edificó la mansión de la Condesa Loreto (1923), una de las más extraordinarias del período.
En la calle 17 se desplegaron tres joyas: la residencia de los Marqueses de Avilés (1915, hoy Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, 17 entre H e I), diseñada por Tomas Hasting y construida por la firma Durdy & Henderson; la del banquero Juan Gelats (1918), del arquitecto cubano José Rafecas (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, 17 y H), y la mansión de María Luisa Gómez Mena (1927), viuda de Cagiga y Condesa de Revilla de Camargo (actual Museo de Artes Decorativas, 17 entre D y E). Inspirada en un palacio francés del XVIII —con sus mármoles de Carrara y adoquines belgas—, al final del día terminó como una pieza clásica del eclecticismo.
“La calle 17 —escribió en 1925 Alejo Carpentier—, es una de las que más admiran los extranjeros que vienen a disfrutar de las delicias de nuestros inviernos templados, por la galería de residencias suntuosas que presenta”.
Pero toda esa suntuosidad no era per se. Estuvo marcada, desde el principio, por otra de las maravillas de El Vedado: su arborización, resultado de “la audaz mirada verde de Forestier”. El Vedado se destacó no solo por sus abundantes y frondosos árboles en avenidas y calles, sino también por sus jardines, uno de ellos intervenido por el propio Forestier en la mansión de Juan Pedro Baró y Catalina Lasa, localizada en Paseo entre 17 y 19 (1926), de estilo renacentista italiano e interiores Art Déco, y proyectada por los cubanos Evelio Govantes y Félix Cabarrocas. Lo describía un experto: “El estilo de Forestier se basó en las bellas artes francesas, el movimiento American City Beautiful y el movimiento British Garden City. Al igual que Haussmann en París, para él los espacios verdes eran esenciales para reducir el hacinamiento, mejorar las posibilidades de recreación y traer elementos del campo cubano a la ciudad”.
III
En Cuba también existen normativas sobre la poda y tala de árboles. El Reglamento de la Ley Forestal (RLF), de la Dirección Forestal de Ministerio de la Agricultura de la Isla, contiene:
…las observaciones a cumplir en la tala y será entregada por el Servicio Estatal Forestal (SEFM) al solicitante, el cual tramitará personalmente la ejecución de la misma con la Unidad de Áreas Verdes o Comunales del Municipio, la Empresa Eléctrica o ETECSA, en dependencia de la red técnica que se encuentre junto al árbol; posteriormente la Empresa Eléctrica o ETECSA contratarán con el establecimiento de Comunales la tala del árbol cuando la entidad no tenga los medios para hacerlo. La Oficina del SEFM entregará a la Unidad de Áreas Verdes o Comunales la información de las Guías Forestales (GF) otorgadas y las direcciones de las mismas. En observaciones de la GF se explicará a dónde el solicitante debe dirigirse a solicitar la tala, ya sea a Comunales, Empresa Eléctrica o ETECSA.
Y especifica:
Para realizar las podas al arbolado que se encuentra bajo el tendido eléctrico, la Empresa Eléctrica, ETECSA y Comunales entregarán mensualmente las actividades a realizar en el municipio. Para realizar esta actividad el SEFM le entregará una GF para cada programación de forma mensual, aclarándose en las observaciones los lugares y los días en que se realizará el trabajo. La madera proveniente de la tala ejecutada por Comunales o Áreas Verdes será acopiada en lugar acordado por el SEFM y Comunales y aprobado por la Asamblea Municipal del Poder Popular, para su posterior uso. En ningún caso, la GF autoriza el traslado de la madera y constituye el documento necesario e insustituible para solicitar y obtener la Guía de Tránsito (GT)…
Sucede que, a pesar de existir, esas regulaciones se desconocen o ignoran por parte de funcionarios y ejecutivos municipales y provinciales involucrados en el problema de la tala de árboles. De acuerdo con un reportaje de Tribuna de La Habana, durante una reunión del Consejo de Defensa Provincial (CDP) de La Habana el pasado 14 de abril:
“se analizó la realización de talas sin autorización y las podas desmedidas en el municipio de Plaza de la Revolución. Al respecto, el vicepresidente del CDP, Reinaldo García Zapata, destacó que se debe ser muy riguroso a la hora de realizar los trabajos de podas, una acción que debe evaluar el grupo de trabajo creado a tales efectos”.
“Mario Castillo Salas, director de la Empresa Eléctrica de La Habana, reiteró que esa entidad no está autorizada a ejecutar talas y menos sin Guía Forestal”.
La Guía Forestal cubana especifica las características de cada especie de árbol y su tratamiento puntual: si es una planta enferma y se debe talar o si solo se debe podar y cómo. En el caso de que haya necesidad de talar por razones de peso, siempre se establece sacar el tocón y resembrar otro árbol adaptable a las condiciones del lugar. En ese sentido la normativa cubana se alinea a las de su tipo en Europa.
Pero sigue el reportaje, al referir la penosa situación de tala de árboles en el municipio Plaza de la Revolución (específicamente El Vedado):
“Alexander Zorrilla Torreblanca, director de la Empresa Provincial de Áreas Verdes, explicó la investigación realizada en la zona, que proseguirá hasta la adopción de las medidas correspondientes”.
La flecha está entonces lanzada. Control y rendición de cuentas a los involucrados en esa barbaridad. No más talas. Esos árboles de El Vedado no son solo sombra, oxígeno, refugio y todo lo demás (que ya es más que suficiente para respetarlos), sino también patrimonio.
No obstante, más allá de la localización que constituye el foco de debate del reportaje citado, la tala, al parecer, es como una plaga que ha trascendido a El Vedado y se ha extendido por otros municipios de la capital. Los habaneros han estado reclamando en las redes que se detenga la poda y tala indiscriminada y asimismo han promovido una campaña de respeto a los árboles y de siembra. En OnCuba seguiremos tratando el tema.
Muy buen artículo, esperemos que tanto por opiniones como esta y el constante interés de instituciones y ciudadanos se respeten las normativas de una vez y por todas. Esto ha sido una práctica reiterada ciclicamente por áreas verdes y comunales. Cuando hay que talar es obligatorio resembrar.
Excelente artículo. Pregunto, por que no se para la tala YA! No se puede permitir.
Quienes son los responsables de esta barbaridad en plena lucha contra el cambio climático?
muy buen trabajo y educativos ojala que existan ojos para ver y oidos para escuchar y sobre todo aciones para frenar ese desastre
Muy bueno, Alfredo. Lo compartí y comenté por Facebook. Abrazo.
He sufrido durante años el corte y deforestación de árboles y plantas de los parterres del vedado, el uso de “guatacas” por vecinos incultos que para podar el césped, además de desarraigar de raíz los pastos, se llevan la capa superficial del suelo, dejando un terreno desierto, que con las lluvias se vuelve un lodazal de tango fango. Por el contrario hay instituciones donde la hierba cubre hasta los bustos del héroe nacional. El corte de árboles y ramas (que no es poda), por entidades de Comunales o no, no solo demuestra una ausencia de capacitación e incultura en el manejo de las áreas verdes urbanas, sino además una desidia que viene de contagios más peligrosos que el de la covid. Aunque no puedo negar que hay un esfuerzo ocasional que merece aplausos, he visto brigadas de Comunales acompañadas por algún que otro especialista indicando que rama cortar y de qué manera hacerlo. Pero entre inundaciones del mar, basura sin recoger y deforestación no ecológica, el Vedado, y otras partes, corren el riesgo de convertirse en el mayor pavor de Eusebio Leal, en una aldea.
Todavía no entiendo por qué se hacen tantas barbaridades como esta, por qué se permite tanta indisciplina social si en lo político hay un control tan férreo.
También en el área del Vedado se encuentra la necrópolis de Colón, sitio visitado a diario, donde también cayeron los depredadores de la empresa encargada de matar, sí literalmente, a cuanto árbol se les puso delante. Criminal lo que hicieron, árboles centenarios, patrimonio histórico destruido, y lo mejor de todo es QUE NADIE HACE NADA al respecto, ¿Quién tenía que dirigir y velar por ese trabajo?…comunales, áreas verdes, la dirección del centro?, NADIE……
Y entonces?, No hay responsables, ni quien pueda resarcir el daño infligido al medio ambiente. Años de históricos árboles borrados por quienes creen ser los únicos con derecho a la vida.
Estos hechos deben tratarse como lo que son, un atentado a la vida.