La familia de tatuadores cubanos está conmocionada por la muerte de uno de sus exponentes más reconocidos. El artista David Pérez Laza, de 45 años, era uno de los miembros del equipo del Estudio de Arte Corporal La Marca, donde desempeñó durante varios años un trabajo de alto nivel, con el que alcanzó prestigio tanto a escala nacional como internacional.
El hecho se encuentra bajo investigación policial, confirmaron a OnCuba fuentes cercanas al artista, ya que su esposa presuntamente confesó haberlo asesinado.
La Marca, tras la muerte de David, ha recibido mensajes de sus amigos y clientes en Cuba y de muchas partes del mundo, que mencionan no solo la calidad de su obra, sino “su carisma”, “su contagiosa alegría” y “su trato afable” con colegas y clientes.
David era un artista representativo de La Marca y de todo el movimiento cultural que ha impulsado esta ya emblemática institución de la escena artística cubana. Por sus manos pasó la piel de varios artistas de calibre, y de muchísimas personas de Cuba y cualquier región del mundo. Con sus dreadlocks por la cintura y su inconfundible sonrisa, se ganó la simpatía y el cariño no solo de sus colegas, sino también de muchos clientes que volvían a entregarle su piel después del primer tatuaje.
“Él estuvo con nosotros casi desde la fundación de La Marca. Siempre fue parte de la familia, como tatuador, colega y artista y promotor de los proyectos que realizamos con la comunidad. Él estaba en todo con su arte. Nos daba mucha fuerza y apoyo. Miles de personas se han comunicado con nosotros al conocer la triste noticia porque lo querían. Era uno de esos artistas que le dedicaba tiempo al cliente y lo trataba como un amigo. Es una pérdida de la que nos costará mucho recuperarnos”, dice a este redactor Ailed Duarte, quien fundó hace ya más de cinco años este estudio junto a su esposo, Leo Canosa.
David tenía una sólida formación profesional. Se graduó de Artes Plásticas en la Academia de San Alejandro y del Instituto Superior de Arte. Desde sus tiempos de estudiante, no pudo escapar a su interés por crecer artísticamente y alcanzar el mayor nivel profesional posible dentro de su esfera de acción. En La Marca se distinguió por la profundidad conseguida en la elaboración de los tatuajes, patentada en el diseño temático de los tribales, entre otras piezas, en las que se podía descubrir perfectamente la libertad creativa que definía su incontestable estilo.
El mundo del tatuaje seguramente se unirá en un homenaje a este artista que prestigió el arte corporal en Cuba y cuya obra y legado siempre vivirá entre esa familia que es La Marca, una casa hermosa y diversa construida también gracias al espíritu creativo de artistas como David.