La noche de Matthew en Cuba, reproducida en la mente de quienes la vivieron, es tangible, visible, duele. Estas son las palabras recogidas en nuestro camino. Son algunas de las voces encontradas siguiendo el rastro del huracán.
Los rebaños
Casi toda la comunidad de aquí cría. Ha sido un desastre lo que ha sucedido con los animales. Casi todos se perdieron. Yo los míos los escondí en el baño de mi casa. Tenía pocos, solamente 10 o 12 chivos –aquí hay personas que perdieron como veinte. El temporal y el frío los mató. Me quedaron pocos. Cuatro chivitas. Pero hay esperanza, a mí vecino le quedaron chivos… Freddy Fernández, 50 años, Punta de Maisí
Un huracán bravo
Dicen que los caminos estaban muy malos y ahora (8 de octubre) es que los camiones están pasando… Mira que han pasado ciclones y jamás en la vida se había visto un ciclón como este. Fue un huracán. La naturaleza es así, pero hay que tener fe. No hay comunicaciones. Las están arreglando…
Hicimos allí un cuartico, con una camita. Porque el problema es que todos los colchones se mojaron.
En la bodega los granos están mojados y no los quisimos comprar. Dijimos: “¿Para qué?”
El delegado tampoco ha ayudado. Dicen que está enfermo. Antes de esto no lo estaba y después de esto las rodillas les han temblado.
Vilma Gaínza y su vecina Ana Lambert, Carretera de Baracoa a Maisí
El Lobo volverá al mar
Lo mejor que nos queda es la esperanza. Ya nos dijeron que nos iban a ayudar. Mi ‘Lobo’ tenía mucho tiempo. Lo cambié por otro que tenía más chiquito. Con él pesco dorado, aguja, tiburones… Tenemos un contrato con la empresa de pesca Baramar y le vendemos nuestras producciones.
A veces el negocio va bien y otras no, porque no depende de nosotros, sino de la naturaleza. Pero ya los peces están picando. Ayer [8 de octubre] ya cogimos bastante. Lo que pasa es que la inclemencia del tiempo y que el Estado estimó que no se podía pescar, hay algunos sucesos que no nos están dejando ir.
Nos vamos a levantar. Pienso que demore un poco. La situación es crítica. Es la ciudad de Baracoa, Imías, Maisí, San Antonio del Sur… Es como si hubieran echado hierbicida a Baracoa entero. Gracias al Señor, [Matthew] no se llevó una sola teja de mi casa.
Pienso que la ayude levante nuevamente este pueblo, aunque he oído que algunas personas se están yendo, lo están abandonando. Pero pienso que los que nos quedemos hagamos algo por él.
Franklin Aguirre Machado, pescador de La Playita, Baracoa.
Eddy Rodríguez Robaina y su familia, en Manglito, carretera de Baracoa a Maisí: