En enero pasado una operación conjunta de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) y la aviación de Estados Unidos golpeó desde el aire varias bases de Al-Shabab, cerca de la frontera con Somalia, con un saldo de más de cincuenta muertos y un número indeterminado de heridos. De acuerdo con fuentes de inteligencia citadas por el diario keniano Daily Post, “el grupo de tiene extrema necesidad de médicos y equipos médicos”, y esa sería la razón que explicaría el secuestro de los médicos cubanos Landy Rodríguez Hernández y Assel Herrera Correa en Mandera, localidad fronteriza con Somalia donde prestaban servicios en virtud de un acuerdo entre los gobiernos de Nairobi y La Habana.
Sería en ese caso la primera acción llevada a cabo con ese propósito por esta filial de Al-Quaeda, protagonista de una historia caracterizada por secuestros por dinero, extorsión a ONGs internacionales, narcotráfico, donaciones del exterior e impuestos en los territorios por ellos controlados como formas de financiamiento, entre otras acciones en ese sentido.
En la zona en la que penetraron el pasado 12 de abril, los médicos locales habían levantado el vuelo debido, precisamente, a preocupaciones de seguridad. No había entonces muchas otras opciones para que Al-Shabab pudiera resolver el problema de atender a sus terroristas heridos. Si esta hipótesis es válida, como lo parece, no habría sido por consiguiente una acción expresa y deliberadamente emprendida contra los cubanos por su condición nacional. Ambos doctores, además, gozaban de reconocimiento en un lugar con altas tasas de mortalidad materno/infantil y enfermedades prevenibles. También los alababan en la televisión.
El sábado 4 de mayo, al cabo de más de 20 días de aquella operación, el terrorismo ha vuelto a sus andanzas en esa zona, particularmente en Hareri Hosle, una aldea en la frontera keniano-somalí cerca de la ruta Mandera-Lafei-Elwak, cerrada por el gobierno en 2015 después de que un operativo de Al-Shabab asesinara a 28 personas raptadas en un ómnibus con destino a la capital.
Alrededor de 30 de sus efectivos entraron en la villa, saquearon una tienda de víveres y se llevaron algunas armas con el saldo de dos policías reservistas heridos. De acuerdo con trascendidos, el jefe regional del noreste, Mohamed Birik, aparentemente más interesado en defender su puesto que en abrirse a los problemas, dijo que las agencias de seguridad tenían el control del área, a pesar de algunos incidentes reportados, lo cual marca una diferencia con lo que se preguntó el gobernador de Mandera, Ali Roba, después del secuestro de los dos cubanos.
“Honestamente, ¿cómo es posible que tengamos más de 1,000 oficiales de seguridad en una ciudad pequeña como esta? Sin embargo, tal incidente puede ocurrir en plena luz del día. Estas son las preguntas que debemos hacernos. Me parece extraño”. Evidentemente fue una alusión a las redes de colaboración que tienen dentro de la policía y las fuerzas de seguridad kenianas, y también la razón por la que el chofer de los médicos cubanos aún está detenido y bajo investigación, a pesar de haberse anunciado que lo estaría solamente durante quince días en una unidad de Nairobi.
En cuanto a los médicos, las autoridades aseguran que por razones de seguridad no se han dado informaciones públicas. Pero hace una semana el propio Birik declaró que se había “avanzado mucho en el terreno de rescatarlos”, tal vez una información en la que tiene su lugar la labor de los ancianos de Mandera, enviados desde temprano a negociar con sus contrapartes somalíes la liberación de ambos.
El mismo día en que esos terroristas entraron a Hareri Hosle, el ministro de Salud Pública cubano, José Ángel Portal Miranda, tuiteó que había tenido una nueva conversación con su homóloga de Kenia “como parte de las gestiones que realiza nuestro gobierno para el regreso a salvo de los dos médicos cubanos secuestrados”.
Hace casi dos años, fuerzas élites kenianas trataron de rescatar de sus captores a Mayra Mariam El-Maawy, secretaria de Obras Públicas de Kenia, junto a otros cinco funcionarios. Lamentablemente, la operación no fue lo que se dice un éxito.
Noticias de última hora dan cuenta de que fuerzas militares combinadas de Kenia y Somalia tomaron la localidad fronteriza de Barire como parte de un operativo enfilado a rescatar a los médicos cubanos. Cinco comandantes de Al-Shabab se rindieron: dos están siendo interrogados en la capital somalí. Se supone que a los médicos los tengan escondidos en algún lugar de Barire.
El jefe del ejército somalí, general Dahir Adan Elmi, felicitó a los soldados y calificó la liberación de la localidad como un golpe para los militantes de Al-Shabab. La región baja de Shebelle, donde se encuentra, ha estado bajo control de Al-Shabab durante varios años.
“Quiero felicitar al Ejército Nacional de Somalia y a las tropas de la AMISOM de Kenia por el trabajo. La captura de la ciudad de Barire es estratégica y un golpe para Al-Shabab”, señaló.
Con una Unidad de Destino Especial cubana el problema se resuelve rapidito, rapidito…
No tan rapidito… pero algo se haría… Ahora ello conlleva una logística fuerte, en un entorno desconocido y sobre todo que fuera CONFIABLE que no delatara la composición de la unidad, su poder de fuego, su ubicación, sus intenciones, etc… es algo complicado que lleva un nivel de preparación previo muy fuerte… pero no imposible