Regresó a la actividad la que fuera la principal industria nacional, un rubro que constituye no sólo un importante sector económico, sino una de las múltiples aristas que conformaron la nacionalidad cubana.
Sin embargo, este año la zafra, que comenzó por el central matancero Jesús Rabí, tiene matices distintos que abren una esperanza para recuperar viejos lustres.
En primer lugar, la industria azucarera cubana acaba de abrirse a la inversión extranjera por primera vez en poco más de medio siglo, con la llegada de la Compañía de Obras e Infraestructura (COI).
A inicios de noviembre, durante la XXX Feria Internacional de La Habana (FIHAV 2012), el estatal Grupo Empresarial AZCUBA, heredero del desaparecido Ministerio del Azúcar, firmó con COI un contrato para la administración por 13 años del central Cinco de Septiembre, en la provincia de Cienfuegos, a unos 226 kilómetros al sudeste de La Habana.
A partir de la zafra recién iniciada, COI se encargará del manejo de la refinería del dulce, que los últimos años ha producido entre 25.000 y 30.000 toneladas de azúcar por zafra, pero que con una modernización se propone alcanzar, para los próximos años, una recuperación de su capacidad fabril original de 90.000 toneladas, y el incremento de la productividad agrícola, a un promedio de 65 toneladas por hectárea.
También durante FIHAV, la compañía de capital británico Havana Energy Ltd y Zerus S.A., sociedad perteneciente a AZCUBA, firmaron un acuerdo de inversión para construir una planta capaz de generar 30 megawatt de electricidad a partir del bagazo de la caña de azúcar y de la leña de marabú, este último un arbusto que puebla los campos de la isla.
Para erigir esta primera planta en áreas aledañas al central azucarero Ciro Redondo, en la central provincia de Ciego de Ávila, ambas entidades constituyeron una empresa mixta la cual se encargará de la construcción de otras cuatro instalaciones similares que se montarán en otras regiones del país.
La planta, que debe comenzar a generar electricidad a inicios del año 2015, se alimentará con el bagazo de la caña proveniente de una cercana fábrica de azúcar, durante la temporada de la zafra, y de leña de marabú, durante el resto del año.
En esta contienda, que se extenderá durante 166 días hasta abril, se espera que entren en actividad 50 centrales (cuatro más que en la anterior), de los cuales 24 lo harán en diciembre, 21 en enero y tres en febrero, todos con el propósito de lograr un incremento de la producción de crudo del 20 por ciento en relación con los resultados de la zafra precedente.
Según los cálculos, esta cosecha podría superar en productividad y rendimiento a la anterior campaña azucarera cubana, que quedó por debajo de lo esperado, aunque resultó la mejor cosecha de los últimos ocho años en Cuba, al crecer la producción de azúcar en un 16 por ciento y disminuir el costo de la tonelada.
Entre los problemas de esa campaña estuvieron el bajo aprovechamiento de las capacidades fabriles, la arrancada tardía de 21 de los 46 centrales involucrados en la molienda y los altos niveles de roturas e interrupciones en la labor industrial.
Los especialistas de AZCUBA estiman que la producción de azúcar podría ser la más elevada de las últimas nueve moliendas, cuyas producciones se mantuvieron en el rango cercano al millón de toneladas por año.
AZCUBA espera revertir el largo declive en la producción del dulce, que ha ido cayendo gradualmente desde 8 millones de toneladas en 1990, y planea producir 2,4 millones de toneladas en el 2015.
Esa entidad estatal se ha propuesto poner a funcionar otras 10 fábricas hasta 2015, modernizar su tecnología, mejorar los rendimientos y los sistemas de pago de la caña y aplicar mecanismos de gestión eficiente que le permitan autofinanciarse.
En el reciente Congreso de la Asociación de Técnicos Azucareros de Cuba (ATAC), el vicepresidente de AZCUBA, Wilson Morell, adelantó que la isla espera crecimientos en azúcar de entre 15 y 20 por ciento anuales, a partir de la actual zafra.
Morell dijo que ya fueron importadas 27 cosechadoras y se espera incrementarlas hasta 100 este año, equipos que proceden de Brasil país que otorgó a Cuba un crédito de 200 millones de dólares para maquinaria agrícola, de acuerdo con versiones de prensa.
AZCUBA desarrolla ahora un modelo de fábrica de azúcar de nuevo tipo basado en la eficiencia económica y productiva, sistemas integrales de gestión y control, el uso de nuevas tecnologías y la aplicación de “agricultura de precisión”.
Las autoridades también impulsan un programa de modernización de la centenaria industria azucarera, que incluye el cambio de las antiguas cosechadoras cubanas KTP, de tecnología soviética, por máquinas brasileñas más eficientes.
A inicios de agosto del pasado año, en una sesión parlamentaria que analizó la situación de la economía en los primeros seis meses del 2011, el presidente Raúl Castro dijo que se logró detener “el deterioro de la producción de azúcar”.
Lo cierto es que la industria azucarera parece haber hallado el camino de la recuperación, una vía complicada, pero que puede transitar con mayor celeridad con la llegada de la inversión extranjera, que aporta tecnología, mercado y sobre todo el necesario capital.
Esperemos entonces que esta zafra, que ya comenzó siendo diferente, también traiga resultados productivos diferentes a favor de una economía que pugna por modernizar su modelo.