Por: Gabriela M. Fernández
Como en el arte, la ciencia también tiene sus mecenas. El polémico Premio Nobel otorga galardones anuales al quehacer científico y social de determinadas personalidades y, por esta causa, acapara la atención de los medios de comunicación e instituciones académicas de todo el mundo. Sin embargo, otras distinciones de perfil semejante no atraen tantas miradas fuera de círculos especializados. Entre ellas se encuentra un importante premio cuya historia guarda estrecha relación con Cuba: los Premios Wolf.
Como el Nobel, los Premios Wolf (Wolf Prizes en inglés) surgieron a partir de la iniciativa de un multifacético mecenas. A Ricardo Wolf se le adjudican hasta tres identidades: judío, alemán y cubano. Emigrado de su natal Alemania luego de la Primera Guerra Mundial, Wolf convirtió a Cuba en su segundo hogar, donde contrajo matrimonio con una campeona de tenis local, Francisca Subirama.
Sus investigaciones científicas más conocidas, a las cuales dedicó varios años, se centraron en la recuperación de hierro a partir de los residuos de procesos de fundición. Fábricas de acero alrededor del mundo adoptaron el sistema Wolf, hecho que le adjudicó una considerable fortuna.
Nacido como Richard Wolf, Ricardo Subirama Lobo apoyó ideológica y económicamente el proceso revolucionario en Cuba antes de 1959. Como consecuencia de dicho respaldo y de su cercanía con los líderes recién instituidos en el poder, en 1961 fue nombrado Embajador de Cuba en Israel.
Al llegar a esa nación tan ligada a sus orígenes, presentó sus credenciales a la entonces Ministra de Asuntos Exteriores –futura Primera Ministra- Golda Meir, figura trascendental en la historia de las relaciones internacionales de su época. Wolf incluso colaboró con los gastos de la creación de la sede diplomática.
Al romperse los lazos entre Cuba e Israel en 1973, Subirama Lobo abandonó las tareas de la diplomacia, pero aun así permaneció en el estado israelí. Sus esfuerzos y recursos tendrían a partir de entonces otro destino: la Fundación Wolf.
El premio a partir del hombre
La Fundación Wolf fue creada en 1975. Para Ricardo Wolf, esta institución representaría la puesta en concreto de sus intenciones filantrópicas. A partir de ella, surgieron los Premios Wolf en 6 categorías: Agricultura, Química, Medicina, Matemáticas, Física y Artes; esta última rota todos los años entre Arquitectura, Música, Pintura y Escultura.
Estos galardones se entregan de forma anual, con un premio en metálico de 100 000 dólares. Al no existir Premio Nobel en Matemática, el premio Wolf es el más anhelado en esta rama.
Según el sitio web oficial de los Premios, la selección corre a cargo de un Comité Internacional de Expertos en cada materia. Los escogidos reciben su certificado y premio a manos del presidente de Israel en el Edificio del Parlamento de ese país, situado en la capital, Jerusalén. Hasta la fecha, un total de 253 científicos y artistas de 23 países han recibido estas atenciones.
En la reciente edición de 2015, los profesores Jeffrey Ravetch, John Kappler y Philippa Marrack fueron reconocidos en el apartado de Medicina por sus investigaciones sobre la base molecular de la inmunología. Asimismo, dos físicos resaltaron dentro de su campo: el físico teórico James D. Bjorken de la Universidad de Standford y el cosmólogo Robert P. Kirshner, de Harvard. Dentro de las artes, la música tenía el turno este año, por lo cual premiaron a la soprano Jessey Norman y al pianista Murray Perahia. Del total de ocho ganadores, siete son estadounidenses.
Además, la fundación dona becas a estudiantes de nivel superior, siempre en Israel. Los aspirantes se seleccionan a partir de nominaciones de las propias universidades: la Fundación establece claramente que no acepta solicitudes personales de becas.
Ricardo Wolf falleció en febrero de 1981 con 94 años. Su cubana, compañera de toda la vida que hasta le dio el apellido, le siguió menos de un mes después. La Fundación Wolf siguió incentivando la investigación científica, a pesar de que sus otros fundadores también murieran antes del nuevo milenio.
Hoy, los ganadores del Premio Wolf son considerados fuertes contendientes para obtener un Nobel. Hasta 2013, uno de cada tres premios en Química, Física y Medicina se han llevado más tarde a casa la medalla de oro del inventor de la dinamita. Así, la ciencia tiene también un importante mecenas judío cuya historia se encuentra estrechamente ligada a Cuba.
Interesante artículo…..Algún cubano ha obtenido el Premio Wolf? Dónde estaba situada la embajada de Israel en Cuba? Gracias de antemano por las respuestas…
La vida de este Hombre y de su esposa son admirables y ellos han dejado una huella entre los países de Cuba e Israel, tuve la oportunidad de visitar las tumbas de ambos en el Kibutz de Gash (creado por latinos en donde compartieron sus sueños e ideales socialistas), un lugar rodeado de plantas que le brindan frescor y sencillez al lugar, nada extraordinario pero si digno de ellos.
Algún día se establecerán las relaciones diplomáticas entre ambas naciones para bien de nuestros pueblos.