Primero la española Repsol encontró un pozo seco. Ahora CUPET acaba de anunciar que el perforador usado por las compañías Gazpromneft (Rusia) y Pc Gulf (Malasia) encontró lo que buscaba, pero no en cantidades y condiciones significativas, que hicieran del Catoche 1x un pozo comercial.
Segundo intento improductivo, que no por inesperado deja de ensombrecer rostros, aunque los resultados obtenidos concuerdan con los promedios de un pozo positivo de cada cinco o seis de los que son perforados. Lo cierto, es que las esperanzas depositadas en el petróleo de la Zona Económica Exclusiva de Cuba (ZEE), en el Golfo de México, convidan a preguntarse si por fin a la tercera va la vencida, ahora que el batón se le pasa a PDVSA, compañía que iniciará por estos días la perforación del Cabo de San Antonio 1.
A pesar de buscar bajo cielo, agua y tierra la Sacarabeo 9 no ha encontrado lo que buscaba. Volverá a intentarlo ahora en uno de los 22 bloques contratados, esta vez de la mano de Petróleos de Venezuela, que perforará un cuadrilátero frente a la punta occidental del país, a unos 100 kilómetros de Cancún.
Directivos de PDVSA ya han expresado que los estudios geológicos indican que los lotes contratados por la empresa venezolana son "muy promisorios". Si Cuba gana o no en la lotería del petróleo sigue siendo una incógnita, justamente porque el camino que le queda por recorrer a la Scarabeo 9 no parece ser nada fácil, como tampoco ha sido lo recorrido hasta ahora.
Justamente porque de encontrar ese anhelado petróleo dependen muchas cosas para Cuba. En primer lugar, una bonanza económica que no se vive desde los tiempos en que del azúcar de la Isla dependían los paladares del mundo. Algo que se sustenta en dos pilares. Primero porque, se podrían usar las reservas petroleras para garantizar un nuevo financiamiento, de hecho algunas fuentes indican que China y Brasil son vistos como prestamistas potenciales; y segundo este “hallazgo” podría mejorar las ásperas relaciones con Estados Unidos, pues el potente lobby petrolero podría presionar al Congreso para participar en estos negocios con Cuba; más seguros y cercanos, con lo cual ese país también garantizaría parte del crudo que consume y reduciría además, costos de transportación.
Por lo pronto, ambos países, junto a México y Bahamas son firmantes del marco regulatorio de la ZEE y especialistas norteamericanos certificaron la plataforma en Trinidad y Tobago, antes de su llegada a Cuba, previo acuerdo con Repsol. Incluso han realizado coordinaciones, aunque aún tienen el reto de fomentar planes de contingencia para prevenir cualquier derrame que pudiese embadurnar las playas de los dos países, una deuda pendiente del lado norte.
Claro que a Cuba se le ha puesto difícil iniciar sus trabajos en la parte de la ZEE que le corresponde, pues no fueron pocas presiones. De hecho, para poder hacerlo debió construirse en China y Singapur, una plataforma semisumergible de propiedad italiana: la Scarabeo 9, única de su tipo en el mundo que cumple con el “requisito” de estar fabricada con menos del 10 por ciento de componentes estadunidenses.
De no hacerlo, las empresas que la utilicen estarían sujetas a represalias económicas por causa del bloqueo de Washington contra la isla. De hecho esta plataforma ha sido elogiada como una de las mejores de su tipo, incluso superando en seguridad a otras que se emplean en los bloques mexicanos y estadounidenses de la ZEE.
Pero construir una plataforma “a la medida” trae otro problema para Cuba y es que su arrendamiento es de 511 mil dólares diarios, muy superior al promedio comercial mundial, lo que encarece soberanamente las tarifas de inversión. Solo para Repsol el costo fue de casi un millón de dólares al día.
Aunque esta no es la única mala noticia para Cuba: Scarabeo-9 solo perforará dos o tres pozos más en zona cubana, hasta 2013, antes de seguir viaje a Brasil, sin fecha para su regreso a Cuba.
"Si no se halla petróleo ahora, creo que pasarán otros cinco a diez años antes de que alguien más venga a perforar nuevamente", afirmó Jorge Piñón, expresidente de Amoco Oil Latin America y experto en las perspectivas energéticas cubanas. "No es porque no haya petróleo, sino porque las tribulaciones que hay que sobrellevar para perforar en Cuba no valen la pena cuando hay opciones mejores y más fáciles en lugares como Angola, Brasil y el Golfo de México estadounidense".
El hecho de que hay petróleo en los 112.000 kilómetros cuadrados de ZEE nadie los duda, expertos cubanos calculan que las reservas en el área de la Isla son de 20 000 millones de barriles, mientras que el Servicio Geológico de Estados Unidos estima la cifra en unos 5 000 millones. Los ceros y el uno sobran si promediamos ambas cifras.
Scarabeo no está sola
Aunque casi todas las esperanzas petroleras se depositan en la ZEE del Golfo, estos no son los únicos pozos que se perforan pues Cuba extrae crudo en la zona nor-occidental de la Isla, a los que se suma lo que hará ahora la empresa estatal rusa Zarubezhneft, que planea comenzar a explorar a fines de noviembre en aguas cubanas.
Para ello utilizará otra plataforma semisumergible en el llamado Bloque L de la zona económica cubana fronteriza con Bahamas, el cual está ubicado al norte de las provincias centro-occidentales de la isla. De acuerdo con Ria Novosti, la petrolera rusa tiene el derecho a participar en la exploración y extracción de petróleo en cuatro bloques, dos de los cuales se encuentran en mar, y otros tanto en tierra. Esta plataforma es mucho menos poderosa ya que puede perforar en profundidades de hasta 1 200 pies, mientras la Scarabeo 9, busca petróleo en aguas cubanas, puede perforar en profundidades de hasta 12 000 pies.