Los riesgos, daños y secuelas renales de la COVID-19 centran la atención de una investigación desarrollada por científicos cubanos, actualmente en curso.
En el estudio participa un grupo multidisciplinario de más de 40 especialistas, bajo la tutela del Instituto de Nefrología de Cuba Abelardo Buch López, y tiene como objetivo investigar la enfermedad renal crónica en pacientes contagiados con el nuevo coronavirus, detalla el diario oficial Granma.
El doctor Raúl Herrera, líder de la investigación, señaló al medio que la indagación está basada en información internacional, la cual “señala indicios sobre alteraciones renales en los pacientes activos, que derivan en un cuadro renal agudo, con necesidad de tratamiento sustitutivo”.
En su criterio, las afectaciones de la enfermedad en el riñón se explican por el hecho de que este órgano “es uno de los más vascularizados del organismo, pues la sangre cruza a través del riñón y este manufactura ese torrente sanguíneo, o sea, la filtra, la concentra, para la producción de orina”, y también “es uno de los órganos que contienen mayor cuantía del receptor del virus de la COVID-19”.
Además, “se dan otros elementos generales que concurren en un fallo multi-orgánico que afecta al organismo con daños también para el riñón como las infecciones, los medicamentos nefrotóxicos, los estados de hipotensión arterial, el daño muscular, la liberación de proteínas dañinas y otros factores”, según explica Herrera, nefrólogo con 48 años en la profesión.
De acuerdo con el especialista “los pacientes sobrevivientes a la COVID-19 pueden mantener un estado inflamatorio crónico a bajo nivel, clasificado en subclínico, que puede favorecer el desarrollo de las enfermedades crónicas no transmisibles, no solo renales, sino también las cardiovasculares, cerebrovasculares”. Por ello, asegura, “preocupa el seguimiento a los pacientes contagiados con el virus hacia el futuro y la posibilidad real de brindar tratamiento adecuado para ellos”.
Todo lo anterior, alienta el estudio de los científicos cubanos, para el cual emplean una muestra de pacientes asintomáticos, sintomáticos leves, graves, críticos y fallecidos, precisa Granma, medio según el cual en la investigación participan, no solo nefrólogos, sino también especialistas en laboratorio, anatomía patológica, imagenología, epidemiólogos, “y otros con una presencia decisiva en la Atención Primaria de Salud”.
El doctor Herrera señaló que los resultados preliminares muestran la necesidad del autocuidado, en primer lugar para no enfermar, porque de ocurrir el contagio podría haber secuelas.
“Muchos pacientes que pasaron la fase activa de la enfermedad mantienen varios síntomas meses después, con dolores articulares, pérdida del olfato y el gusto, alteraciones en la memoria y otros efectos, por lo cual es necesario un seguimiento médico y un cambio en el estilo de vida, pues existe una susceptibilidad para desarrollar otras enfermedades”, apuntó.
El experto añadió que “la posibilidad de secuelas en la convalecencia de la enfermedad plantea la necesidad de una acción integrada de la Atención Primaria de Salud” e insistió en la importancia de esta articulación, para que los más de 50 servicios de nefrología del país, donde laboran más de 400 nefrólogos, puedan brindar “una cobertura total a toda persona que lo necesite”.
Cuba reportó este lunes la cifra récord de 361 nuevos contagios en un día, identificados en todas las provincias de la Isla y el Municipio especial Isla de la Juventud. Del total de estos casos, correspondientes a la jornada de ayer, 127 tuvieron fuente de infección en el exterior, 172 fueron contactos de casos confirmados y en 17 individuos no se precisa la causa del contagio.
De esta forma, la Isla llegó a 12.740 infectados desde el inicio de la pandemia, en tanto la cifra de fallecidos se mantuvo en 147 y la de recuperados ascendió a 10.837, con las 161 altas dadas este domingo.