Cuando se reseña la historia de las empresas productoras de bebidas alcohólicas en Cuba, y en específico de su región oriental, se magnifica, con razón, a la compañía creada por los españoles José y Facundo Bacardí Masó. El ron Bacardí y la cerveza Hatuey, que también fue suya, alcanzaron fama mundial y ocuparon un lugar privilegiado en el mercado.
Sin embargo, desde fines del siglo XIX hasta la década de 1950 hubo otras industrias licoreras en la ciudad de Santiago de Cuba que lograron producir para el consumo local, nacional y hasta pudieron exportar sus mercancías y ganaron premios en ferias internacionales por la calidad de sus marcas.
En 1862 se hallaban registrados 4 alambiques. Uno de ellos, llamado La Tropical, pertenecía al súbdito inglés natural de Jamaica John Nunes, en “aquel entonces el más antiguo y prestigioso vendedor de ron que había en la ciudad oriental, en la que estaba establecido desde el año 1838”, nos dice el Diario de La Marina, en una edición especial de 1918.
Esta destilería fue comprada por Facundo Bacardí el 4 de febrero de 1862. Al fundarse ese año la empresa Bacardí y Cía., la destilería era propiedad de los hermanos José y Facundo Bacardí Masó, naturales de Cataluña, y de José León Bouteiller, santiaguero, de origen francés.
El 24 de febrero de ese año, José Bacardí Masó adquirió el alambique El Marino, que poseía Manuel Idral y Compañía. En 1874 la empresa perteneció completamente a la familia Bacardí bajo el nombre Bacardí y Compañía. Su conquista del mercado mundial fue avalada por numerosos galardones. En 1876, en una feria internacional efectuada en Filadelfia, Estados Unidos, la marca Carta Blanca Superior 1873 obtuvo Medalla de Honor. También ganó premios en Madrid, 1877; Matanzas, 1880; Chicago, 1883; en París, 1889 y 1900; Charleston, 1902; San Luis, 1904; entre otros eventos. Se estaba convirtiendo en el “buque insignia” de las licorerías de la isla.
Acción importante para su progreso fue la adquisición, en 1918, de las propiedades de la Compañía Cervecera de Santiago, firma creada en 1912 por inversionistas cubanos y estadounidenses, con capacidad para producir 70 mil barriles al año, y comercializadora de las marcas Sol y Hatuey. Había dirigido este negocio el ingeniero Eduardo J. Chibás.
De la Golondrina al Matusalem
Mientras la compañía Bacardí labraba su camino, en la urbe santiaguera tenía su base otra sociedad creada por el inmigrante, también catalán, Pablo Nonell, nacido en 1834 en Lloret de Mar. “En 1872 ya poseía su primera destilería, en donde introdujo el Sistema de Solera, utilizado originalmente para añejar vinos de Jerez y brandy, lo que lo convirtió en uno de los pioneros en la utilización de esta técnica en Cuba para la elaboración de ron. En 1888 registró lo que sería, y sigue siendo, el símbolo de la marca: La Golondrina. Ese mismo año, el negocio pasó a manos de sus sobrinos, Enrique y Benjamín Camp, quienes fundaron E. Camp & Co.”
El 19 de noviembre de 1888 un incendio destruyó completamente las instalaciones de la licorería, situadas en la calle Enramada, esquina a Factoría, y los almacenes de ron que poseían en la esquina de las calles de Factoría y Jagüey, según nota que he consultado en el Diario de La Marina. Al parecer, la nueva marca denominada Ron Golondrina mantendría a flote a la industria. Los viajantes se encargaban de promocionarla por toda la isla y en La Habana, y se podía adquirir en un depósito, ubicado en Lamparilla No. 19 y administrado por Noriega, en 1892.
Un reportaje sobre la empresa publicado por la revista ilustrada El Fígaro el 30 de noviembre de 1907 reconocía el progreso de la fábrica:
“Bien puede decirse que la industria licorera es la que mejor ha arraigado en la capital de Oriente. Hay allí diversas casas importantísimas que han obtenido grandes éxitos en sus respectivos productos. La casa de Camp y Hno., es una de las más antiguas de Santiago de Cuba, gozando el ron que fabrica la reputación universal. Ha sido premiado en todas las exposiciones a que ha concurrido y los inteligentes estiman que es de los mejores que se producen en Oriente”.
Cinco años más tarde ocurrió un suceso importante para el desarrollo de la compañía, descrito así en la página oficial de la empresa:
“En 1912, uno de los sobrinos, Eduardo Camp, se casó con Justina Álvarez Lefebre. La unión de estas dos familias sería fundamental para el futuro de la compañía; años más tarde, la familia Álvarez asumiría la dirección de Ron Matusalem.“
En 1918 comercializaba los rones finos Carta Cuba, Selecto Carta Blanca, Viejo Los Marinos, y los anisados El Gavilán, Cremas Finas y Escarchado Golondrina. Sus gerentes eran Benjamín Camp Nonell, Antonio Sánchez García y Eduardo Camp Vilardebó. El 14 de octubre de 1922 solicitaron a la Secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo el registro de Matusalem, que sería posteriormente su producto más afamado.
Evaristo Álvarez Prieto y su hijo, Claudio Álvarez Lefebre, en 1925, junto a la familia Camp, constituyen la empresa Álvarez Camp & Co. El establecimiento de la Ley Seca en Estados Unidos, así como el auge del turismo en Cuba, favorecieron el aumento de la producción debido a la alta demanda de las bebidas alcohólicas. En 1942, Claudio Álvarez Soriano, nuevo líder de La Razón Social, modernizó la industria e hizo crecer la marca. Fue en ese año cuando publicaron la primera carta de cócteles Ron Matusalem.
Ron Castillo
En la década de 1910 se vendía en la ciudad el ron Castillo, producido por Francisco del Castillo. La revista Cuba en Europa lo presentaba en un reportaje de 1916 como Francisco Castillo, veterano de la última guerra independentista, en la que alcanzó el grado de capitán del Ejército Libertador. Al parecer hubo un error a la hora de escribir el apellido. Informaba esta publicación: “El ron Castillo y el Elixir Castillo son los productos que con preferencia se preparan en la notable fábrica que hacemos referencia. Uno y otro licor se han impuesto en el mercado y tienen gran demanda en toda la isla. Las personas de gusto exquisito lo solicitan en especial predilección. Tales productos serán muy en breve conocidos fuera de Cuba, pues ya se han adquirido importantes partidas con destino a la exportación (…)”
Al revisar el Boletín oficial de la secretaría de agricultura, comercio y trabajo, de 1922, Francisco del Castillo registraba tres marcas Castillo (Carta Castillo, ron superior, Carta Oriente, ron superior y Carta Francesa, ron viejo).
En la Feria Internacional de Roma, en 1924, el ron Castillo obtuvo Medalla de Oro y Gran Premio. La infraestructura de la firma estaba en la calle Lambton Lorraine.
La firma Rovira y Compañía Sociedad en Comandita tuvo su origen en 1880, cuando Cristóbal Rovira Canals registró una empresa para elaborar licores. El Fígaro anunciaba que eran “fabricantes del legítimo y famoso ron Carta Blanca”. En 1923 producía vinagre, aguardientes, rones, licores, vermouth, sidra y bebidas alcohólicas de todas clases, especialmente anisete.
Aunque no he podido precisar la fecha, ni las circunstancias en que comenzaron a producir el Ron Castillo, supe por un reporte de Cuba contemporánea. Oriente-Camagüey, editado en 1943, que eran los “fabricantes del mundialmente famoso Ron Castillo y de los excelentes y finísimos licores Elixir y Anís Castillo acreditados en nuestro mercado.”
En esa fecha, el negocio era propiedad de Juan Rovira Rovira y Francisco Rovira.
Ron Albuerne
La aventura empresarial Albuerne y Compañía comenzó en 1917, emprendimiento concebido por el asturiano José Albuerne.
En 1920 producía el ron viejo marca Los Amigos. En 1933 la firma se denominó Cía Ron Albuerne S.A., y posteriormente se constituyó como Albuerne Palau y Cía., al sumarse los experimentados Francisco y Pedro Palau al negocio, quienes desde 1896 habían creado una empresa. En la década de 1940 poseía un capital de $ 100 mil. La fábrica estaba situada en la calle Francisco Sánchez Hechavarría, número 66.
De acuerdo con datos ofrecidos por el volumen citado, Cuba contemporánea. Oriente y Camagüey, exportaba Carta Oro, Carta Blanca y Carta 1927 a Estados Unidos, América Latina y China.
También pude constatar que, con anterioridad, en 1922, Guillaume y Compañía, casa comercial muy antigua, fundada en 1850, había registrado las marcas de ron superior Carta Guillaume y Ron Selecto. Y en las estadísticas de la producción de licores correspondientes al año 1926, publicadas en el Diario de La Marina, edición del 11 de noviembre, se menciona, además, la existencia en la ciudad de Santiago de Cuba de las empresas Sánchez y Co., Manuel Linares y la de Salvador Sicars.
Epílogo
La participación de inmigrantes españoles como inversionistas y gerentes en la industria licorera cubana fue muy relevante, en especial los originarios de Cataluña. Algunas firmas, además de elaborar bebidas alcohólicas, tenían en su objeto social la venta de víveres y otras mercancías. Se aprecia la perdurabilidad en el negocio de la mayoría de los emprendedores.
Esta participación garantizó la materia prima y disminuyó los costos de producción la existencia de azúcar y sus derivados, provenientes de los numerosos centrales instalados en la provincia de Oriente.
Asimismo, favoreció la sostenibilidad de los emprendimientos en el mercado interno, la concurrencia de pequeños comercios: bares, cafés, tiendas mixtas, bodegas, quioscos, hoteles, entre otros.
Fuentes consultadas
Guillermo Jiménez Soler: Las empresas de Cuba 1958, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2008.
Guillermo Jiménez Soler: Los propietarios de Cuba 1958, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006.
Nicolás Torres Hurtado: Orígenes de la Compañía de Ron Bacardí, Editorial Oriente, 1982.
Boletín oficial de la secretaría de Agricultura, Comercio y Trabajo, La Habana 1922.
Guía comercial e industrial de Cuba, La Habana, imprenta La Prueba, 1926.
Cuba en Europa
Cuba contemporánea. Oriente-Camagüey, Centro Editorial Panamericano, 1942.
Diario de la Marina
El Fígaro
https://rum.cz/galery/cam/cu/castillo/pic/pic151917-en.htm
Archivo de Igor Guillarte Fong