Coreógrafo cubanoamericano asesora a compañía danzaria de Camagüey

Pedro Ruiz con Endedans. Foto: Yariel Valdés

Pedro Ruiz con Endedans. Foto: Yariel Valdés

A los 14 años Pedro Ruiz dejó atrás la Isla para instalarse en Nueva York. Nunca imaginó que su futuro como bailarín transcurriría en la Gran Manzana, ni que después de más de treinta años pisaría nuevamente suelo cubano para colmar teatros con su trabajo coreográfico.

Su nombre ha sonado mucho en los Estados Unidos. Fue la primera figura del Ballet Hispánico de Nueva York hasta que decidió dedicarse a preparar a otros. Hoy sus coreografías conforman el repertorio de varias agrupaciones internacionales.

En 2009 le llegaron referencias de Danza Contemporánea de Cuba y decidió montar una obra con la compañía. Una vez conoció al equipo lloró, por la emoción de reencontrar la técnica cubana, sus bailarines, su folklore… Tenía que volver.

“Se me ocurrió un intercambio cultural entre los artistas cubanos y los norteamericanos, para crear una especie de colaboración. Aquí vienen los grupos a bailar, pero luego se van. Otra cosa es quedarse un tiempo e intercambiar ideas. Por primera vez en cincuenta años, Danza Contemporánea bailó en Estados Unidos junto al Ballet Nacional de Cuba. Luego entonces fue importante que el proyecto no se quedara nada más en la capital”.

Fue a partir de esa experiencia que el cubanoamericano fundó el Proyecto Ventana (The Windows Projet) y decidió llegarse hasta su natal Santa Clara. Allí conoció a Danza del Alma y montó con ellos El camino, una pieza que trata sobre el regreso a la raíces. Pero siguió buscando…

“No conocía la ciudad de Camagüey y entonces Tania Vergara, fundadora y, en ese momento, directora de Endedans, me invitó a celebrar con ellos el aniversario 500 de la villa. La ciudad me inspiró muchísimo, me encantaron sus calles, sus vientos. Cuando conocí la compañía me percaté de que tenían rigor clásico y moderno, algo que iba muy bien con el tipo de trabajo que hago”.

Con los bailarines de Endedans, Pedro busca que prioricen la sinceridad en el movimiento y le incorporen teatralidad a las acciones. Le desagradan los esquemas y los gestos forzados. Ahora que figura como asesor del grupo, trabaja para que dos de sus integrantes partirán próximamente hacia Estados Unidos con la obra Abrazo perdurable, inscrita en el Festival Fire Island.

Coreografía de Pedro Ruiz para Endedans. Foto: Yariel Valdés
Coreografía de Pedro Ruiz para Endedans. Foto: Yariel Valdés

“Yo envié el trabajo y les encantó. Es que lo clásico es la base, te da ese terminar que es muy importante. El contemporáneo y el moderno pueden ser a veces muy crudos y lo clásico te hace ser fino, como el acabado de las pinturas. Te hace prestar más atención a los detalles”.

“Aquí a veces los coreógrafos hacen solo una obra y se sientan a descansar. El cubano es un bailarín nato pero es importante desarrollar más las personalidades y sus propios estilos y no tratar de copiar a otras compañías, sino que tengan cada una su propia identidad”.

En Cuba, Pedro notó cierta división entre las agrupaciones danzarias, un fenómeno que no ha advertido en Nueva York y que le preocupa. “Hay muchas formas de bailar y una no tiene que ser la correcta, ni aquella mejor que esta. El baile es abierto y cada cual tiene una palabra y una forma de expresión artística. Lo importarte es respetar las identidades diferentes. No se trata de imponer que la mía es mejor que la tuya y que no vengo a verte al teatro. Cada cual tiene su vocabulario”.

“La danza es como la medicina, un médico no se puede sentar y decir que se lo sabe todo. Siempre hay nuevos descubrimientos. Siempre habrá una manera distinta de decir con la danza. El bailarín de hoy está más preparado. No te puedes quedar bailando una Giselle como la de los años 50. Se respeta el estilo, pero con una técnica de movimiento diferente. La técnica clásica, como la moderna y la contemporánea, tienen que seguir un movimiento continuo”.

Al hablar, confunde algunas palabras, usa términos en inglés y los mezcla en sus conversaciones. Para él existe un solo lenguaje: el de la danza.

“Es muy difícil, porque vivo como en dos mundos, entre dos océanos, entre Camagüey y New York. Es un link de energía, un puente directo entre las dos ciudades. Eso rompe un poco con la idea de La Habana como único centro cultural. Mi proyecto se trata de darle posibilidades a bailarines de otras provincias”.

Coreografía de Pedro Ruiz para Endedans. Foto: Yariel Valdés
Coreografía de Pedro Ruiz para Endedans. Foto: Yariel Valdés

 

 

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