A José Fernández le gustaban los canarios, escribía cartas de amor y apostaba en peleas de gallo en Santa Clara, donde nació. Siempre ganaba.
Conjugar el llanto y la risa. Superar la reticencia de una familia en luto. Cruzar el mar, rumbo a Cuba, para buscar la génesis de la historia. Así fue para David C. Adams y Laura Prieto la realización de JDF16, Un niño pequeño en las grandes ligas, donde se descubre un José Fernández más allá del box.
El documental, estrenado en abril, cuenta su vida fugaz y casi mítica. La muerte del pelotero cubano a los 24 años en un accidente de bote, fue un movimiento telúrico para Miami y el mundo del béisbol en la Major League Baseball (MLB). Y para Cuba.
Durante la investigación, a Adams le impresionó “la forma en que nos reímos y lloramos juntos. Todos los entrevistados se desmoronaron y lloraron. Laura y yo también lloramos. Pero José era una persona tan entretenida que tuvimos muchos hermosos momentos de alegría recordando anécdotas sobre sus bromas”, dijo a OnCuba.
Fue su personalidad, además de sus números envidiables para tan corto tiempo, un alimento para su popularidad. José se solazaba como un niño con el juego, pero sobre el box era un competidor implacable.
Por eso cuando llegó a home, después de conectar su primer jonrón de la temporada, Dee Gordón lloraba. Camino al dogout, el campocorto de los Miami Marlins señaló al cielo para saludar a su amigo fallecido un día antes. No conectaría ningún otro vuelacercas en el resto del año.
Maritza, la madre de José, todavía busca explicaciones para los hechos del 25 de septiembre de 2016. Unos días más y otros menos, pero llora “todos los días”, dijo en una entrevista.
Todo alrededor suyo fue legendario. Sus varios intentos de fugarse de Cuba. Un físico portentoso conjugado con una recta intimidante. Una temporada inolvidable en 2013, cuando ganó la distinción de Novato del Año de la Liga Nacional.
Su vida fue una narrativa accidentada. Escapó de Cuba en una lancha, con 15 años y salvó a su madre de morir ahogada en la travesía, lanzándose al mar. Ya en MLB, permaneció fuera del terreno por una lesión y le reconstruyeron su brazo con una cirugía Tommy John. Después de la inactividad, regresó como siempre, avasallante con los rivales.
Transcurridos varios meses tras el accidente, se estrenó JDF16, Un niño pequeño en las grandes ligas. La investigación inició el día posterior al siniestro, cuando Borja Echevarría, redactor jefe de Univision Digital News, sugirió hacer un breve video sobre José.
“JDF era un personaje grande y pensamos que debía existir una historia fascinante detrás de su sonrisa. Me encanta Cuba y he trabajado allí muchas veces en los últimos 28 años, así que no se necesitó mucho para que me atrajera la idea. Como periodista me encantan las historias de interés humano. Es genial alejarse de la política y el análisis y llegar a tratar con personas reales”, dice Adams.
Después del estreno, ¿cómo reaccionó la gente de Miami, especialmente los fans de los Marlins?
La película se proyectó en español en el Canal 23 y en Univision Deportes, así como en Univision Digital; además, en inglés en la estación local WLRN. Tuvo una amplia distribución. Fue muy bien recibido en general, a pesar de un pequeño número de personas que argumentaron que José no era un buen modelo a seguir, debido a que aparentemente había consumido cocaína la noche que murió.
Nuestra respuesta fue que no lo presentábamos como un modelo. Nuestra misión era más sencilla. Pensamos que para la gente era importante entender su vida notable, y su carrera de béisbol antes de juzgarlo. La familia de José estuvo en el estreno y su madre, Maritza, nos dio las gracias por hacer un retrato tan preciso y honesto de su vida.
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David Adams y Laura Prieto reconstruyeron la personalidad de Fernández entrevistando a algunos de los más allegados al lanzador. Conversaron con Hugo ‘Juice’ Tandron, el barbero de Fernández; con el abogado Ralph Fernández y Dee Gordon, antes de contactar a la familia.
Ralph Fernández les pidió repensaran su idea. A su juicio, un material de solo 8 o 10 minutos sería insuficiente para reflejar la vida del cubano, como pretendían en un inicio.
Pero fue el encuentro con Aledmys Díaz –amigo de la infancia de José y jugador de los Cardenales de San Luis– el punto de inflexión que despejó el camino del documental.
“Nos habló muy bien de José. A pesar de ser algunos años mayor, se fijó en él de muchas maneras. Crecieron juntos en la calle 8, a cuatro puertas de distancia entre sí, en el barrio Macuca en Villa Clara. Fue el tío de Aledmys quien introdujo a JDF en el béisbol”, cuenta Adams.
El viaje a Cuba fue el encuentro, inevitable y necesario, con la infancia de Fernández y su familia de la Isla. Durante la estancia en la ciudad de Santa Clara recopilaron testimonios. Laura incluso recibió un golpe con un bate mientras filmaba a unos niños jugando béisbol.
“Tuvimos una corta visita de tres días a Santa Clara y conocimos a los entrenadores de José en sus comienzos. Fue maravilloso escuchar cómo mantuvo el contacto con ellos, y les acreditó su éxito. También visitamos la calle donde creció, polvorienta y sin pavimentar, y hablamos con los vecinos. Laura se lesionó filmando una práctica de béisbol, al ser golpeada en la cabeza con un bate. Nos trataron muy bien en el hospital local y sin cobrarnos nada.
“Una sorpresa fue la gran colaboración de la familia de José, especialmente su tío Osmani y su primo Yordy. Por supuesto costó un poco persuadirlos para que confiaran en nosotros, pero querían contar su historia. Eso me hizo creer que no había ningún secreto importante oculto y que la vida de José era un libro abierto, a medida que dábamos vuelta a las páginas”, recuerda el realizador.
Para jóvenes cubanos como José, que entran ilegalmente a los Estados Unidos, ¿qué tan difícil es convertirse en jugador de Grandes Ligas?
Extremadamente difícil. ¡Pero dos chicos de una pequeña calle en Santa Clara lo hicieron! Eso es asombroso. Se necesita talento físico y mental, así como mucha dedicación, sacrificio y trabajo duro. Además, tener los mentores adecuados. José tuvo grandes entrenadores a partir de los 5 años y luego, en Tampa, al gran entrenador cubano Orlando Chinea. Sus entrenadores de secundaria, Landy Faedo y Pete Toledo, también lo apoyaron mucho.
¿Qué se puede descubrir de Fernández en el documental?
Le encantaba Cuba y era increíblemente leal a sus amigos y familiares de allá. Era muy romántico y escribía dulces cartas de amor. Amaba a los pájaros, especialmente a los canarios. Le gustaban las peleas de gallos en Santa Clara, que es ilegal allí. Apostaba y siempre ganaba.
Era muy disciplinado y entrenaba excepcionalmente duro. A pesar de que algunos puedan pensar que era un poco arrogante debido a la forma en que jugaba, a sus compañeros de equipo les encantaba eso, porque sabían lo mucho que amaba el béisbol.
También entrevistamos a su ex esposa, Alejandra, con quien se casó cuando solo tenía 19 años. Ella conserva recuerdos muy felices de los cuatro años que estuvieron juntos y fue muy dulce y espontánea con nosotros.
Laura y yo estábamos muy conmovidos por la forma en que hablaba. Sus emociones eran tan crudas, pero las expresaba bien, como si hubiera estado pensando mucho en José. Descubrimos que hablar de José en la cámara era una catarsis, para ella y para otros en la película. Alejandra nos agradeció por la oportunidad de contar su experiencia, pero nos dijo que no quería volver a hacerlo. Así que rogamos a nuestros colegas de los medios de comunicación que la dejen en paz.
¿Cómo era la relación con su madre y su novia, María Arias?
José era un verdadero niño de mamá y Maritza velaba por todas sus necesidades. Eran increíblemente cercanos. Incluso cuando jugaba en las Grandes Ligas, ella todavía le preparaba su maleta y el equipamiento, hasta el mismo día que murió.
Como el padre de José dejó la casa cuando él era un bebé, Maritza fue madre y padre a la vez. Fue la única que no lloró cuando la entrevistamos. Aunque confesó que el dolor la embarga varias veces en el día.
La relación con María fue muy breve. Ninguno de los dos estaba listo para ser padre y tenían dudas acerca de cómo seguir adelante. El embarazo los sorprendió, pero José la apoyó mucho y se emocionó cuando lo supo. Él estaba convencido, desde el principio, de que sería una niña y se refería a ella como hembra todo el tiempo.
¿Cómo logró la entrevista con la familia, aún en medio del luto?
Al principio la familia no estaba segura de participar en la película. Tuvimos que persuadirlos. Maritza estaba escéptica, pero al final se comprometió totalmente. Tranquilizamos al abogado de la familia diciéndole que la dejaríamos en paz hasta que estuviéramos terminando la película.
Ella no estaba del todo contenta cuando supo que estuvimos en Santa Clara y que entrevistamos a algunos familiares. Pero cuando descubrió cómo hicimos nuestro trabajo, empezó a relajarse.
Les dijimos que usábamos un formato de documental no-narrativo, por lo que solo serían ellos contando su historia sin ningún reportero en cámara. Para nosotros fue una experiencia verdaderamente gratificante, después de rodar los créditos en el estreno, cuando Maritza le dijo a la audiencia que nos felicitaba por el hacer un retrato preciso de la vida de su hijo.
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La aventura de Fernández hacia las Grandes Ligas comenzó en el mar y terminó sobre un rompe olas, la madrugada del 25 de septiembre de 2016. Con la proa del bote despedazado buscando el cielo y la parte trasera en el agua salobre. Su madre regó las cenizas del hijo, en el mismo rompeolas.
Adams está satisfecho con la obra. Pero todavía, dice, existen cosas por investigar, como las circunstancias alrededor de la muerte de José. Su documental es un homenaje, no un réquiem. Un recuerdo del que pudo ser el mejor lanzador cubano en más de cien años de MLB.
Ese dia no podia creerlo cuando me desperte y escuche la noticia. Tuve que sintonizar varios canales para estar seguro que no era mentira. Estuve una semana que casi no hable con nadie y me fue muy dificil aceptar aquello. Vi a Jose desde niño, en el Sandinito de Santa Clara. Luego lo vi siendo 13-15, y lucia inmenso en su categoria. Despues supe que se habia marchado, luego q entrenaba con Chinea en Tampa. Llegue a Miami y a los pocos dias me invitan a ir al Marlins Park. Me lleve una gran sorpresa cuando el anunciador oficial nombraba a Jose Fernandez como el pitcher abridor. Salte de mi asiento y dije: “Ese chama es de Santa Clara”. Fue su primer juego en Miami y estuve ahi para verlo. Como tambien estuve en el ultimo juego que lanzo en esta ciudad, donde cogio a los temibles Washington Nationals de Bryce Harper y les sono 12 “congas” con solo 3 hits en 8 entradas. Tuve el gran y enorme privilegio de ver a Jose en su primer y su ultimo juego en Marlins Park, y eso es algo que podre contarle a mis nietos. Podran decir lo que quieran, pero Jose fue el corazon de Miami y encarno como nadie el sueño de miles de cubanos que llegamos a este pais buscando lo que nos esta negado en nuestra tierra. Dios te acompañe siempre, Jose Fernandez!
“Sus varios intentos de fugarse de Cuba.”..y lo tenían preso ? O era que la SINA no le daba la visa ? No será mejor, “irse de Cuba”..ah, manipular, manipular..todo el tiempo.