El envejecimiento poblacional en Cuba, tópico de amplia asiduidad mediática en los últimos tiempos, llegó a parecer un conjuro irreversible lanzado contra las políticas de desarrollo social que, tras la cara visible de sus buenas intenciones, traían ocultas la de la contracción de la natalidad y el aumento de sectores envejecidos; lo cual significaba, a la larga, menos personas en edad de trabajar y un mayor número con dependencia de la asistencia social.Para ratificarlo, datos preliminares del reciente Censo de Población y Viviendas revelan que aumentaron en 1.3 cifras porcentuales los cubanos y cubanas con 60 años o más (hasta el pasado año se les consideraba un 17 % de nuestra población); y por otra parte, se mantiene que desde 1977 la media de las mujeres cubanas no garantiza su reemplazo; es decir, dejan menos de una hija al concluir su etapa reproductiva.
Lo que de un lado constituyen evidentes resultados de progreso social, inobjetablemente “positivos” -incorporación plena de las mujeres al trabajo socialmente útil, con estímulos para el crecimiento profesional y el ascenso a cargos directivos; así como un sistema de salud que garantizó en el último medio siglo un aumento de la esperanza de vida de aproximadamente 20 años- se han desdoblado en factores de impacto “negativo” en la dinámica demográfica, condicionándonos a ser el país el más envejecido de América Latina a la vuelta de dos efímeras décadas.
La sentencia anterior –que nada tiene de predicción oscurantista y sí de certeza matemática- es, para el periodo señalado, incorregible; tanto como impostergables son las medidas encaminadas a enfrentar ese escenario y a revertir a largo plazo dicha tendencia.
Desde la última sesión ordinaria de la finalizada VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el pasado mes de diciembre, se informó que para este año se anunciarían algunas decisiones al respecto, como parte del cumplimiento de las directrices económicas y sociales aprobadas por el Sexto Congreso del Partido en abril del 2011. En días recientes, tales anuncios adquirieron el peso de las primeras cifras y acciones concretas.
Según publicó en su edición del miércoles 27 de febrero el periódico Granma, 58 millones de pesos incluidos en el Plan de la Economía de este 2013 respaldarán 30 medidas “dirigidas a atender a los adultos mayores y a incrementar la natalidad”.
Entre estas se mencionan, ante todo, las relacionadas con el estímulo a la fecundidad mediante el apoyo especializado a la pareja infértil, donde tiene un gran peso el campo de la psicología, y la reducción de los riesgos de infertilidad femenina (de acuerdo con los especialistas, la sepsis genital afecta la posibilidad de procrear en una gran cantidad de mujeres).
La información ofrecida por el diario Granma incluyó además lo relativo a la conservación y reparación de círculos infantiles, así como de casas de abuelos y hogares de ancianos.
La adquisición y fabricación de prótesis, andadores, bastones, collarines, sillas de ruedas, entre otros elementos para la atención geriátrica, son también objetivos del presupuesto asignado para este año.
Paralelamente, otros medios de información se han referido la creación de consultas con este fin en la Atención Primaria y Secundaria de Salud, un sistema que se reanima ahora, pero cuyo Programa Nacional fue aprobado en abril del 2007.
En septiembre del pasado año, la Agencia de Información Nacional también adelantaba la futura puesta en marcha de centros especializados en la capital, Cienfuegos y Holguín, equipados con tecnología de punta para atender necesidades más específicas en este sentido.
Claro que las dificultades domésticas para respaldar económicamente la decisión de tener hijos es otro de los elementos que influye grandemente en la dilación y disminución de los nacimientos en los últimos años, a lo cual se une el saldo migratorio de mujeres en edad reproductiva –en muchos casos, a consecuencia del primer planteamiento. Ambas aristas del problema se reconocen, y por eso se incluye como uno de los asuntos a atender dentro del proceso de actualización del modelo económico cubano.
Dado que las causas son diversas, las miradas para su solución también deben ser múltiples, y es por tal razón que, de acuerdo con el citado diario, conjuntamente con las medidas proyectadas se creó una comisión interministerial, de la cual participan Trabajo y Seguridad Social, Finanzas y Precios, Economía y Planificación, Salud Pública, Educación, Educación Superior, Cultura, Industria Ligera, Comercio Interior, Construcción, así como el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación y el Instituto Cubano de Radio y Televisión, para brindarle atención priorizada a esta tarea.
Se ha admitido además que las acciones planificadas para el 2013 “aunque no resultan la solución integral que se busca pues son muchas las necesidades acumuladas, van apuntando hacia lo más urgente”: emprender el camino. Cosa de más tiempo y recursos será lograr rejuvenecer la contracara de las políticas de desarrollo social en nuestro territorio.
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