Lo fácil viene después, cuando para ratificar una verdad te inventas el resultado. Lo sencillo es echarle la culpa a la conectividad, al gobierno, a la indolencia y a los precios. Lo manido es recurrir a los lugares comunes, escudarse tras el consabido: “son siempre los mismos”.
Lo difícil es vencer todo eso, eliminar los pretextos y poner una idea en marcha. Lo complicado es decidir no ser parte de esos argumentos, tirarse al ruedo, y esperar un domingo de primavera a que cincuenta cubanos participaran en una Suelta de libros convocada desde Facebook, y llevar un texto cualquiera, esta vez, a cambio de nada.
La primera experiencia partió a raíz de la muerte de Teresita Fernández. En el primer acto no institucional de convocatoria, más de cien personas protagonizaron una ronda que aún queda en la memoria colectiva. Ahora, sin un motivo conmemorativo, una idea se desplaza del entorno institucional y se ejecuta, con mayor o menos participación, pero sucede.
A veces parece que tenemos a Cuba condenada a no ejercer la iniciativa ciudadana, a ser una estática masa de personas que solo se mueve al ritmo de bandas militares, himnos o consignas, pero estas experiencias demuestran que solo hacía falta una idea, un marco común de intereses, y poco más.
El uso de las redes sociales como plataforma de convocatoria evidentemente se limita a los grupos de acceso a la misma. Periodistas, profesionales de la ciencia o profesores parten con ventaja, pero es innegable que este tipo de experiencias, aun en su limitación, son significativas.
Estas dos acciones aparecen justo en el momento en que se instauran derechos conculcados por muchos años. No se puede afirmar que es solamente la red, el acceso y la información, es un conjunto de trasformaciones que están cambiando la manera en que los ciudadanos se expresan socialmente. Para Cuba, esta ha sido la primera vez que una plataforma publica de uso privado, internet, desplaza los medios al uso en las comunicaciones cubanas y se despolitizan los mensajes.
De hecho, una experiencia tan válida como la convocatoria de René a portar un lazo amarillo por la libertad de sus compañeros, perdió la naturalidad cuando la costumbre y el hábito de ciertos funcionarios asombrados ante la espontaneidad de la gente, y acostumbrados a las superproducciones antiimperialistas, utilizaron los canales de siempre e intentaron convertir la idea de René en la “idea del Estado”.
El periodista Rafael González Escalona, quien tuvo la iniciativa de esta suelta de libros argumenta que: “Teresita fue la primera experiencia movilizativa en la que estuve involucrado, desde Facebook que, como diría Milena Recio, partió de la insatisfacción de algunas personas por la escasa relevancia mediática sobre su fallecimiento” y argumenta “en materia de convocatorias a través de las redes sociales en Cuba estamos en pañales, fundamentalmente por la escasa conectividad. Es muy importante la idea de rescatar la iniciativa ciudadana minimizada por la idea de que el Estado es responsable de todo. La redes sociales han sido una herramienta magnífica para rescatar esa iniciativa, están para conectar personas en procesos sociales de todo tipo, desde una fiesta hasta una revolución, su viralidad y capacidad de convocatoria son muy grandes, al ser los propios ciudadanos quienes convierten las palabras en hechos”.
La suelta de libros fue reflejada por la prensa digital cubana lo cual no significa una difusión mayor. La cautividad de las plataformas digitales en Cuba es una serpiente que se muerde la cola, los miembros de las redes sociales son los mismos usuarios de los medios en red, y aunque se establezcan mecanismos alternativos de trasmisión de la información éstos son insuficientes. La calidez de una convocatoria no se refleja en un texto alojado en una memoria USB.
La participación se hace realidad desde que se libera la convocatoria, con los comentarios, las propuestas, los avisos y termina con lo mismo. El acto físico es parte de un todo, y muchas veces el debate en las redes tiene más relevancia que los resultados del hecho en sí.
Las convocatorias de este tipo establecen una dinámica de participación que pone de manifiesto la fragilidad de ciertas zonas que no cubre el Estado: espacios culturales; expresiones sociales de adhesión; campañas específicas o estrategias de acción ciudadana de cualquier tipo, tienen en el individuo la iniciativa y en las redes sociales un espacio propio de organización y convocatoria.
Estos espacios son espontáneos, sí, pero nacen de posturas grupales de compromiso, ya sea con la idea, con el proyecto o una determinada necesidad de manifestación. La necesidad es crucial, es lo que diferencia que uno vaya a un parque a regalar un libro, y desprecie un zunzuneo que no lo representa. Entender el compromiso individual con la participación pública es fundamental para entender los procesos de reordenamiento social que está viviendo Cuba.
En la medida en que el Gobierno cubano implemente estrategias de acceso masivo, que comprenda que la red es una herramienta necesaria y útil, aparecerán muchas más iniciativas de este tipo. La barrera escandalosa de los precios también limita el uso de los mensajes de texto a través de la telefonía celular y el hecho de la inexistencia de un acceso doméstico a internet es, lamentablemente, un desatino inexplicable e inentendible.
La suelta de libros prueba que lo difícil se hace y que lo fácil ya incomoda.
Nota: Todas las fotos publicadas en este artículo fueron tomadas de los perfiles personales de Facebook de los participantes
La convocatoria de Gabriel Davalos para la portada de oncubamagazine tambien habria q anadirla aqui… anyway, FELICIDADES X EL TEXTO… te quedo boludo che