Ahaukin: una sacerdotisa maya cubana

Ahaukin, sacerdotisa maya de Cuba. Foto: Yoe Suárez

Ahaukin, sacerdotisa maya de Cuba. Foto: Yoe Suárez

De esa materia lo desconozco todo. Asisto en calidad de oyente absorto a este apartamento en La Habana donde me han dicho que vive una auténtica sacerdotisa maya.

Rodeado por Buda, Santa Bárbara, un Ohm y mil íconos religiosos, Dolores de la Caridad Hechavarría ametralla mi entendimiento con su filosofía.

Los ojillos saltones de  mi  pequeña interlocutora se quieren salir de las órbitas cuando digo «religión». Y su boca se llena con una sonrisa inmensa de vez en vez,  aunque  nada  la  amerite.  Es  como  si  algo extraño  le  hubiera advertido que no puedo más que grabar y apuntar nombres rarísimos y explicaciones complejas.

“Mi nombre maya es Ahaukin”, dice mientras queda absorta en la lectura del título que la acredita como Sacerdotisa. En el cuarto-oficina en que conversamos cuelgan cuadros con títulos de cultos y ciencias esotéricos. Desde los años 90 Dolores se ha metido de lleno en el estudio de la Astrología Kármica y la Geometría Sagrada. Lo mismo se ha vinculado a cursos organizados por la Academia de Astrología de La Habana, como a la Logia Lago Moeris.

Foto: Yoe Suárez
Foto: Yoe Suárez

Me dice que lo que usted practica no es una religión como tal…

“¡Esto no es una religión! ¡Yo no resisto las religiones! Esas son cosas por las que tienes que estar regida. ¡Yo no estoy regida por nada! ¡Yo soy libre!

“Esto es más bien una filosofía de vida. Tiene una enseñanza: cómo te mueves a nivel de la tierra con la jerarquía galáctica y todo el movimiento planetario. Kini chahau (Jun juna ku) es el centro de todos los centros. Allí está el centro de toda la galaxia”.

¿Usted sigue la cultura Maya de una forma muy ortodoxa?

“Para mí es un linaje. Existen muchas ramificaciones en la cultura. Hay grupos de mayas que tienen una manera de ver las cosas y otros de otra, y sin embargo, son la misma cultura. Yo pertenezco al grupo de los mayas de la maestra Eugenia Casarín (Nah kin es su nombre maya).

¿Cómo llega al sacerdocio?

“Soy astróloga.Trabajo con el zodíaco desde hace mucho tiempo, pero a finales de los ochenta es que comienzo a educarme en este linaje. Comienzo entonces en la Logia –yo soy Rosacruz doce grado, también he estudiado yoga”…

¿¡Todo en Cuba!?

“Todo tiene que ser en Cuba. Esta es una Isla Sagrada donde están puestas todas las informaciones. Nuestra isla es parte de la Atlántida, y fíjate que este país es muy rico desde el punto de vista de las raíces. Confluyen religiones de todo tipo; como estamos rodeados de agua todas estas corrientes vienen hacia acá.

“Según la ley de atracción, un campo electromagnético atrae lo que tú eres, (recuerda: dime con quién andas y te diré quién eres).

“A finales de los noventa, principios de los dos mil ocurrió la primera alineación planetaria, y Cuba experimentó un gran despertar espiritual más allá de las religiones afrocubanas”.

¿Ustedes ven como antagónicos a otros credos como los orishas, por ejemplo…?

“No, no cada cual vive su vida y practica lo que quiera, y eso se respeta. Lo que pasa es que cuando tú quieres obtener sabiduría, tú vas desechando lo que no sirve. No puedes oponerte a nada, ni tener esquemas; nosotros no tenemos dogmas, solo tenemos libros para estudiar. Y esos libros nos dicen lo que sirve lo que no sirve y lo que es afín a nosotros. Tenemos reglas que sirven para trabajar con tu alma, tu asunción, para armonizar tu vida y poder ser feliz. Pero el hecho de que las cumplas o no es tú problema. Nade te obliga a que participes en ceremonias, ni a nada”.

‘Ahaukin’ misma ha practicado más de una religión. En su niñez y adolescencia, por ejemplo, estuvo vinculada al catoliscismo. Dice que lo dejó porque era muy rebelde, no le gustan los dogmas.

“En fechas programadas hacemos ceremonias. Trabajamos siguiendo el ciclo de la luna. Esos movimientos que son tan importantes para la energía del cuerpo humano, pues nos reunimos, hacemos meditaciones, damos enseñanzas, compartimos un rato agradable.

Y también nos reunimos en los cambios de estaciones, los equinoccios, y días como el 26 de julio y el primero de mayo (que son fechas muy importantes para este   linaje).   Nuestro punto de encuentro más frecuente es el Cristo de La Habana”.

¿Y, por qué es importante para ustedes el primero de mayo, por ejemplo?

“Porque ese es el Día de Kinich Ahau. Él es el Sacerdote Solar –es como decirte «el dios»”.

Pero, ¿es una persona? Me pregunto cómo si no es religión pueden tener una divinidad…

“No. Nosotros no trabajamos con personas ni con ninguna imagen. Es una energía. Míralo allí”, señala a un ícono en una pared, “Ahí está en la Pirámide, esa es la Pirámide de Uxmal, que queda en México. Es ese rayo de luz dorado que baja a la pirámide y se hace un «arquetipo».

“En El Cristo de La Habana se ancló el rayo, se hizo un megaportal. Existe Red Crística. Toda la energía de la Tierra está en una red”.

Ahora se mueve en su sillón con rueditas hasta la computadora cercana, clickea un par de veces. “Mira, esto es una red Crística”, en el monitor de la PC se presenta una imagen compleja que en mi limitado entendimiento resumo como una malla que rodea al Planeta Tierra. Dolores intenta explicarme, y mezcla la estrella de David con el Ohm y determinadas formaciones astrológicas a las que llama «geometría sagrada», y para finalizar me lleva al origen del Cristianismo. Se pone en pie y se dirige hacia la pared a mi espalda.

“Mira”, me vuelve a decir y señala siete símbolos. “Son las siete religiones que mayoritariamente están distribuidas por el mundo: zoroastriana, islam, hindú, la cristiana, el budismo,  el  taoísmo  y  los  judíos.  Cada  una  tiene  su  arquetipo  en particular”. La estrella de cinco puntas, el ohm, el ying yang, me devuelven la mirada.

Dolores o Ahaukin, sacerdotisa maya en Cuba. Foto: Yoe Suárez
Dolores o Ahaukin, sacerdotisa maya en Cuba. Foto: Yoe Suárez

Si bien para la filosofía que sigue Dolores nuestra isla es tan significativa, no creo que la mayoría de los cubanos atendiera hacia ese sistema de pensamiento. Los pobladores de este país abrieron los oídos hacia el tema cuando el presentador de televisión Reinaldo Taladrid popularizó el misterioso fin del calendario maya. Se especuló el fin del mundo, pero al menos perceptiblemente no hubo indicadores de cambio alguno. 2012 pasó entonces como el 1900 y el inicio del siglo XXI: al archivo de profecías sin cumplir.

Pero Dolores afirma que algo ocurrió.

“El maya es un calendario sagrado”, repite. “Está compuesto por veinte sellos y trece tonos. Lo mayas lograron descifrar toda la información sobre el futuro de la Tierra. Ellos tienen sus tiempos, su geometría y sus ciclos. Ellos consideran un giro galáctico como 26 mil años, pero un giro galáctico se divide en cuatro subgiros (dos mil quinientos años cada uno)”. Trato de apresurar  las  entendederas  para  no  perder  el  ritmo  de mi inerlocutora: Siguiendo la concepción de los mayas, estamos en el fin de los tiempos. “Y en este giro se cumplió el contrato el 21 de diciembre de 2012. Y a partir de ahí comenzó un nuevo ciclo: el Amanecer

“Igual que están  compuestas  las  estaciones  del  año (primavera, verano, otoño e invierno), asimismo está dispuesto a nivel de dos mil quinientos años: el Amanecer, Mediodía, Atardecer y después la Noche”.

¿Y qué trae ese amanecer?

“Pues, empiezan a despertar las personas con un nuevo conocimiento. Y con todo eso va a venir un cambio de raza, en el sentido del entendimiento que  tendremos  de  las cosas a nuestro alrededor. Ahora estamos en una etapa que es Noche, que es tristeza, que es guerra; y en esta otra nueva energía el Hombre comienza a amanecer en la luz del amor, de la paz y la armonía. Como debe ser; porque todos somos hermanos, estamos en la red  y  estamos  enlazados en  una  misma  energía. Y que cada cual debe hacer lo que deba hacer en armonía y paz.

Ha pasado el tiempo mientras intento comprender un estilo de vida, un modo de ver el mundo tan extraño para mí y estoy seguro para gran parte de los lectores. Desde la puerta de su apartamento Dolores se despide: “Oye, si te enteras de alguien que quiera hacerse la carta astral me avisas. Son nada más que cinco dólares”.

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