La Santa que pasó por Cuba

A solo varias horas de que cuatro religiosas Misioneras de la Caridad fueran asesinadas en Yemen junto a otras doce personas, el Vaticano ha anunciado que el próximo 15 de marzo el Papa Francisco presidirá el consistorio en el que anunciará la decisión de canonizar a cinco beatos, entre los que se encuentra la Madre Teresa de Calcuta, Premio Nobel de la Paz y fundadora de las Misioneras de la Caridad.

Ese día se sabrá además la fecha escogida por la Santa Sede realizar la canonización de los nuevos santos a quienes la Iglesia ha aprobado debido a algún milagro sucedido gracias a su intersección. En el caso de la Madre Teresa, la curación de un hombre brasileño que padecía de abscesos cerebrales.

Desde que se conoció la aprobación de tal milagro en diciembre pasado, han sido muchos alrededor del mundo los que acogieron la noticia de grata manera incluso fuera del ámbito religioso. La Madre Teresa tuvo en vida y aún después de fallecida, numerosos seguidores, entre ellos ateos y practicantes de religiones no cristianas, quienes vieron en la religiosa y en su causa por los más pobres y desfavorecidos, un ejemplo a seguir.

“La primera vez que la vi fue en la Casa Sacerdotal de La Habana. Ella fue a hablar a los sacerdotes reunidos en el salón de actos. Iba acompañada de otra Misionera de la Caridad. Era una mujer encorvada que levantaba la mirada para poder ver al interlocutor. Nos entregó una tarjetica de presentación y con su letra puso God bless you”, recuerda Mons. Emilio Aranguren, Obispo de Holguín y miembro del Comité Permanente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.

“Llevaba una bolsa de tela con manillas de madera. Nos enseñó una imagen de la Virgen de Fátima que le obsequiaría a Fidel Castro, cuando éste la recibiera. Así lo hizo y posteriormente, alguien me comentó que, al cabo de los años, Fidel la conservaba en alguna parte de su despacho”.

Al ser canonizada, Agnes Gonxha, nombre de cuna de la religiosa albanesa, se sumará a la lista de otros incluidos en el santoral católico y quienes han tenido una estrecha relación con la Isla o han pasado por ella, como es el caso de San Antonio María Claret, quien fuera arzobispo de Santiago de Cuba, José López Piteira, Fray José Olallo Valdés y San Juan Pablo II, entre otros.

Era una mujer caracterizada por el gran contraste entre su físico, los achaques de la edad y las cosas que era capaz de hacer como parte de su misión.

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“Me llamó la atención el tono de voz, la mirada serena y profunda y los dedos de los pies totalmente unos sobre otros. Recuerdo que me vino a la mente: “!Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva y pregona la victoria” (Is. 52,7). Interiormente completé la frase bíblica, diciendo: Y pregona la victoria del amor”, comenta Mons. Aranguren, para quien la canonización de la hoy Beata Teresa de Calcuta no fue una sorpresa.

“Lo esperaba. Cuando leí el programa del Año Jubilar de la Misericordia que comenzó el ocho de diciembre pasado y que se extenderá hasta el 20 de noviembre de este año, me fijé que el 5 de septiembre (día de la Fiesta de la Beata Teresa de Calcuta y aniversario de su muerte) hay un celebración jubilar especial. Y me dije: seguramente que el proceso de canonización de la Madre Teresa estará vinculado a esta celebración jubilar”.

Y así fue, ya que sin dudas la canonización de la religiosa, quien exhortaba a “dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más”, será uno de los acontecimientos más seguidos por católicos y no católicos en este año.

“La Madre Teresa acostumbraba presentar la palma de la mano y con el dedo índice de la otra mano iba señalando a cada uno de los cinco dedos de la otra mano, y decía: Cada vez que ustedes tengan un gesto de misericordia con el prójimo… entonces deletreaba: A (primer dedo) MI (segundo) ME (tercero) LO (cuarto) HICIERON (quinto). Hay una estrecha relación entre la Madre Teresa y el amor hecho misericordia con gestos concretos a favor del prójimo”.

Una escultura en bronce del artista José Villa Soberon
Una escultura en bronce del artista José Villa Soberón, se ubicó en 1999 en el patio trasero del Convento de San Francisco de Asís, en La Habana Vieja. 

Teresa tenía bien claro cuál era su prioridad en la vida. Su humildad le hacía rechazar premios y homenajes. Solo aceptó el Nobel porque el dinero sería destinado a los desfavorecidos quienes fueron su vocación, a los que se entregaba donde quiera que iba y por quienes fue capaz de hacer esperar hasta al propio Juan Pablo II, quien más tarde la beatificó en octubre de 2003. Los que la conocieron confiesan que poseía un magnetismo casi sobrenatural. Por donde pasaba dejaba con sus gestos y palabras una huella profunda y Cuba no fue la excepción.

“En décadas pasadas, en varias ocasiones oí decir: en Cuba no hay pobres y sí los había y sí los hay. Y esa persona pobre lo primero que requiere es que se le tenga en cuenta como persona. Y la Madre Teresa supo hacerlo ver, comprender y aceptar. Seguramente que la expresión de San Vicente de Paúl a las Hijas de la Caridad: Los pobres son nuestros amos, caló profundo en el corazón de la Madre Teresa” y es que “nunca debe reducirse al pobre a un dato sociológico, ideológico o político. Al pobre se le ama y se le sirve, tratando de que la mano izquierda no se entere lo que hace la derecha, porque puede ocurrir que se le manipule, aunque se le haga un bien. Teresa de Calcuta se acercó a los pobres tal cual, porque eran criaturas, hijos de Dios, prójimos. Fue una mujer que actualizaba diariamente el mensaje del buen samaritano”.

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