El encargado de la imagen audiovisual del Papa Francisco, Monseñor Dario Edoardo Viganó, visitó Cuba por primera vez, invitado por la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV).
Además de ser desde 2013 el director del Centro Televisivo Vaticano, Viganó goza de un amplio reconocimiento en el campo de la comunicación europea por resultar uno de los principales especialistas a nivel mundial del tema sacro en el cine; y por ser miembro del Consejo de Administración del Centro Experimental de Cinematografía de Roma, así como director de la Revista del Cinematógrafo.
Dentro de las intenciones fundamentales de su visita, según explicó a OnCuba, estaba la posibilidad de retroalimentarse sobre la actualidad del cine latinoamericano, y la idea partió de una sugerencia del Embajador de Cuba en la Santa Sede, quien lo motivó a conocer, fundamentalmente, la EICTV por su relevancia a nivel regional como centro de enseñanza y de producción audiovisual.
Con ese propósito, se organizaron varios encuentros con estudiantes y profesores de la llamada “escuela de todos los mundos”, en los que el catedrático de origen brasileño se centró en la importancia de los nuevos medios para el actual panorama audiovisual; y poco antes de regresar a su país, ofreció una clase magistral sobre el Neorrealismo Italiano; y visitó también la Universidad de La Habana y el Centro “Padre Félix Varela” del Arzobispado de La Habana.
De su paso por los centros académicos cubanos, el también profesor de Lenguaje y Mercados del Audiovisual en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Guido Carli, de Roma, señaló que fue una estancia muy positiva, pues regresará a Italia con la riqueza de haber encontrado estudiantes muy curiosos y de un alto nivel de profesionalidad.
“En particular, me sorprendió mucho la EICTV por ser un centro pensado como un laboratorio artesanal, donde cada uno aprende de un maestro cómo realizar un producto. En cambio las universidades generalmente tienen un sentido diferente, más teórico, quizá. En este caso, lo más interesante es que uno se encuentra con la unión de estos dos modelos de enseñanza. Por una parte, una formación humanista precisa, cuidadosa y por la otra, más técnica”, comentó.
“Y me parece que todas las escuelas audiovisuales debieran unir estos tres elementos para hacer mejores productos: el estudio profundo de la historia del cine, la capacidad de jugar en bruto, según los laboratorios de producción, y dedicar mucho tiempo a ver las principales obras de los diferentes movimientos cinematográficos”, agregó el catedrático.
Para algunos la EICTV es una especie de rara avis con respecto a otros centros académicos similares, por su vocación contrahegemónica y por el hecho de desarrollar producciones no orientadas necesariamente hacia el mercado ¿Cree que es indispensable para los tiempos que corren aprender a vender mejor las obras audiovisuales?
Cuando se funda una escuela, es que hay una idea, que en ocasiones se convierte en una ideología; y el hecho de pensar en una que vaya contra la hegemonía, de una idea de mercado y de público, es un gran estímulo. De hecho, me place sobremanera haber encontrado jóvenes con muchísimo entusiasmo, que tienen en el corazón grandes sueños, grandes historias de identidad nacional…
No obstante, el ser contrahegemónica obliga a esta institución a ser más creativa, a confeccionar historias de gran impacto para un público muy diferenciado, que vive con sus teléfonos móviles; consume cine, no en las salas cinematográficas o en sus casas, sino en las calles; y, sobre todo, que sigue siendo nacional, pero con una apertura internacional.
Precisamente, con ese cambio en las modalidades de fruición audiovisual, ¿cómo deberían ser contadas estas nuevas historias para lograr una comunicación más efectiva con el público?
Actualmente los modelos de televisión estadounidenses e italianos muestran señales de fragilidad, en parte por la inserción de la tecnología digital, que está modificando no solamente los sistemas de producción sino también los fruitivos. Por eso, es necesario estar conscientes de que no existe ya un público homogéneo.
Un productor debe saber que lo que está narrando debe ser agradable, pero también puede no serlo. Y tiene que desarrollar una gran creatividad, para seleccionar elementos de mayor interés para todos los públicos y, en especial para quienes, mientras están consumiendo, leyendo el texto audiovisual, se convierten también en productores, como dicta la era de la gran web 2.0, que propicia un lugar para el intercambio entre unos y otros. Considerando esta peculiaridad, los realizadores deben echar a volar su creatividad pero aceptando las sugerencias de sus futuros espectadores.
Muchas veces se concibe la televisión como un medio más de puro entretenimiento y se atiende menos al carácter documental o didáctico que pueda tener. ¿Cree que eso pueda atentar contra su carácter artístico?
Creo que nunca se tiene que contraponer una cosa con la otra. Podemos tener una información que sea puramente retórica y al mismo tiempo tenga una gran calidad artística. Lo importante, repito, es pensar en el espectador. También hace falta encontrar modos de equilibrar la programación, para que cualquier producto pueda ser válido y logre brindar un buen servicio al ciudadano.
¿Por qué aseguraba usted en una de las conferencias en la escuela de todos los mundos que la publicidad está en crisis?
Todas las inversiones que se realizan hoy en ese campo están en crisis en el sentido de que, por una parte, en medio de la crisis económica mundial, la primera voz que se corta en el mundo es justamente la comunicación; y el otro aspecto es que hay que ir a adivinar cuáles son los medios en que se puede invertir. Ahora se favorecen menos los de difusión masiva popular (radio, televisión, prensa plana), y más los digitales, para buscar una nueva posición mediática.
Y ese fenómeno influye tanto en la televisión pública como en la privada porque la idea es trazar una comunicación comercial que está allanando el camino para poder encontrar al público. En los medios tradicionales existen modalidades a las cuales el público está habituado, está distraído ¿entonces cómo hacerla para encontrar un punto que pueda interesar? Tienen que encontrarse formas diferentes y probablemente inversiones en nuevos medios.
¿Usted lo aplica en el Centro Televisivo Vaticano?
Como director del Centro Televisivo Vaticano narro al Papa, tratando de esconder lo más posible lo tecnológico. Está también el problema de poner al servicio de las características del Sumo Pontífice el lenguaje televisivo. Por ejemplo, yo utilizo mucho el trabajo de campo y contracampo, porque eso propicia un encuentro entre las miradas, que identifica a este mensajero de Dios.
Es decir, prefiere asimilar maneras de hacer más propias del cine que de la televisión ¿Cree que el futuro de los nuevos medios dependerá mucho de usar estos códigos?
Una imagen bella es siempre una bella imagen. En línea general la modalidad de estilos de la imagen cinematográfica es por lo general más hermosa, según mi gusto, que una televisiva. El uso de grandes angulares te permite enfatizar de manera más emotiva a un gran evento, a diferencia de una historia que se pueda filmar por completo en interiores. Todo esto nos permite establecer la relación entre los dispositivos móviles y las nuevas tecnologías que prevén una fruición no contemplativa, segmentada… Tampoco podemos olvidar que una de las modalidades de narración más influyentes y también más refinadas en la actualidad son los videoclips.
Normalmente la visita del Sumo Pontífice a cualquier sitio se convierte en un gran fenómeno mediático, como ocurrió aquí en Cuba, con la visita de Benedicto XVI, por ejemplo. Me gustaría saber si el Vaticano regula las imágenes que se producen durante este tipo de acontecimientos…
Durante los viajes internacionales, normalmente, se crea, en línea general, una relación más fuerte entre el CTV y las televisoras estatales que ofrecen la hospitalidad al Papa. Los broadcasters deciden qué es lo que se va a producir en vivo, como las misas, que son los mayores eventos de masas. Esos planos llegan vía satélite al CTV y de allí son retransmitidos a todas las televisoras católicas en el mundo.
Junto con esto tenemos otro aspecto: la tele cámara que está al lado del Papa y cerca del altar, la que lo sigue en los encuentros con el séquito papal o en los privados, es manejada exclusivamente por el operador de cámara papal. Estas imágenes –que son las más importantes, pues sobre ellas se construye la información principal– son luego las que se transmiten a todas las agencias del mundo.
En el caso del tratamiento del tema sacro en el cine y el resto de los medios de comunicación masiva ¿cómo valora la relación entre estos y la Iglesia en la actualidad?
El tema de lo sagrado en el cine ha sido una de mis investigaciones más constantes. Seguramente tenemos que decir que existe un pasaje que enseña, limita las conclusiones de una época cultural del cristianismo en la cual la cultura respiraba valores y fábulas cristianas a un momento en el cual prescinde mucho de esto.
Por lo que tenemos de una parte algunos autores como Robert Bresson, Carl Dreyer, que no hablan de eventos relacionados directamente a Cristo o al nombre de Dios, son narraciones con una gran valor social, hasta películas que nacen después en los 70`s y 80`s y también en el 2000 en los cuales esos filmen difícilmente narran algo relacionado con lo sacro. Entonces la pregunta sería: ¿Prescinde la cultura contemporánea de una manera de narrar lo sagrado?
Me parece que en la medida en que cambian los lenguajes, el cristianismo también trasciende. Hoy es también una relación indirecta. Tenemos muy buenas películas que son parábolas de todo lo relacionado con el cristianismo, pienso, por ejemplo, en Antes de la lluvia, de Milcho Manchevsky y con otros directores como Abel Ferrara, Lars von Trier o Pier Paolo Passolini, que realizó la película sobre Jesús que me ha gustado más: El evangelio según Mateo. Pero, en sentido general, la Iglesia no le teme a la imagen audiovisual.
¿Por último, qué opinión se lleva de Cuba luego de su visita también a la Universidad de La Habana?
Aunque he conocido solo esos centros académicos, en ambos sitios he percibido creatividad, pasión por procesos de cambio que nos depararán seguramente elementos positivos y aspectos muy importantes no solamente para Cuba sino para todo el continente Americano.
Cuba me parece un país con un gran fermento, con muchas instituciones culturales de gran nivel. Probablemente, venga como conferencista a la próxima edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, pues tengo mucho interés en acercarme más a la producción latinoamericana; pero aún no está confirmada mi visita.
Y en esos cambios que refiere, supongo que la comunicación tendrá un papel fundamental…
Por supuesto, en este proceso resulta imprescindible. Como decía el filósofo francés Paul Ricoeur “hace falta explicar más para poder entender mejor”. En la medida en que la comunicación audiovisual logre explicar mejor los momentos de desarrollo o de cambio, también nosotros podemos entender mejor una sociedad que permita aceptar más la creatividad de muchachos y muchachas para un nuevo mundo.