Los remedios de San Juan

Remedios, 500 años después. Foto: Tania Lorenzo

Remedios, 500 años después. Foto: Tania Lorenzo

Desde la sombra de una acera del parque, se puede tener una idea exacta de cuánto ha cambiado Remedios en los últimos meses. El largo portal regala una perspectiva, nueva y vieja a la vez, de la Plaza Isabel II y todo su entorno. A sus 500 años el antiguo feudo de Vasco Porcallo de Figueroa niega la modernidad que alguna vez añoró y se precipita al pasado.

Antiguos edificios se transforman en hoteles y otras viviendas añejan sus fachadas. Alterna el chillido de la soldadura con los martillos eléctricos, los picos y las palas.  Remolinos de cemento y tierra roja suben tan alto como la carroza ganadora de la última parranda, para luego entrar y romperse contra las mesas vacías y el mostrador de cedro del Louvre, la cafetería más antigua del país.

Afuera está recién asfaltado. Adentro se extinguieron las cenefas y los barriles de roble. En el reinado del peso convertible ya no se consigue una cerveza inglesa o un vino catalán pagando con centenes españoles o luises franceses. Si hoy Lorca volviera quizás no fuese un poema lo que le solicitara aquella rubia de la esquina.  También serían menos los parroquianos que pudieran relatarle a Don Fernando Ortiz la vieja historia del exorcismo de la mulata Leonarda, la tarde en que se declaró posesa por 35 legiones de demonios.

Todos ellos, y otras grandes figuras que lo visitaron, siguen frecuentando el Louvre. Hoy son parte de su mito, y aunque este café ha cambiado mucho con los años, conserva la gracia de los lugares pequeños con presuntuosos nombres. El pueblo de San Juan de los Remedios también, pero quiere, necesita más que eso.

El Louvre, la cafetería más antigua de Cuba. Foto: Tania Lorenzo
El Louvre, la cafetería más antigua de Cuba. Foto: Tania Lorenzo

Faltan pocos días para el 24 de junio, su aniversario 500, y la Octava Villa muestra el característico ajetreo que en Cuba anuncia la inminencia de una fecha “cerrada”. La broma popular alerta que, por estos días, si te quedas quieto en un lugar corres el riesgo de que te peguen un brochazo. Pero en Remedios el presente genera más que choteo y ocurrencias; su futuro nunca fue tan indescifrable y prometedor a la vez.

El centro histórico de hoy mantiene los elementos que en 1860 le otorgaban la fisonomía propia de una ciudad colonial española, asegura Reinaldo Mendoza Valdivia, especialista principal del equipo técnico de MonumentosTras algunas décadas de esplendor a mediados del XIX, como consecuencia directa de la expansión azucarera, Remedios no experimentó un auge económico serio hasta la eclosión del turismo en los años 2000. Esa realidad se evidencia en su arquitectura actual y la permanencia de un trazado urbano irregular o de plato roto, característico de otras villas coloniales como Camagüey, Sancti Spíritus o Trinidad.

Por sus valores el centro histórico de Remedios fue declarado Monumento Nacional en el año 1980, sin embargo esa condición no le ha ayudado demasiado. En 2011 el propio historiador de la ciudad de la Habana, Eusebio Leal Spengler  definió a Remedios como un “diamante sin pulir”, y desde entonces,  se desató una carrera apresurada de los gobiernos municipal y provincial de Villa Clara, por prodigarle a la villa los necesarios lustres, aprovechando la asignación de recursos centrales que supone el medio milenio.

“Es ahora o nunca”, dice Alberto, tabaquero jubilado. Sabe bien lo que opina: “si no se aprovecha la coyuntura, después aparecerán otros aniversarios, huracanes o programas priorizados, y ahí se jode todo”.

"Si te quedas parado te puedes llevar un brochazo de pintura", bromean los remedianos. Foto: Tania Lorenzo
“Si te quedas parado te puedes llevar un brochazo de pintura”, bromean los remedianos. Foto: Tania Lorenzo

 Remedios con códigos de barras

La localidad remediana no se puede entender hoy sin el enclave turístico de la cayería norte de Villa Clara. De ahí que la reanimación que se acomete busque fundamentalmente mejorar la infraestructura hotelera y extrahotelera existente, para complementar uno de los principales polos del país.

Son 11 los proyectos que ejecuta el Ministerio de Turismo, entre los cuales destacan los hoteles Camino del príncipe y Real, así como la restauración del Barcelona y la adición al Mascotte de un bazar especializado en la venta de tabaco, ron y café.

El grupo extra hotelero Palmares asumió la construcción del centro recreativo El Güije y de la taberna El Parrandero.  En compañía de Rogelio Ayala, arquitecto al frente de la obra, bajamos a la cava soterrada del futuro local especializado en vinos.  “Si bien en un inicio el objetivo era dotarla de mayores proporciones los inversionistas pidieron recortar los entusiasmos, y debimos reducir el espacio. No fue un problema, al contrario, supuso poder crear un servicio más selecto y exclusivo para aquellos que lo paguen”, explica.

Algo parecido ocurrió con el proyecto de una piscina en el mismo centro histórico de la ciudad: lo reajustaron tanto que terminaron por abortarlo. Si bien a algunos les agradaba la idea, otros no se mostraron de acuerdo con perder el espacio del mercado agropecuario, como es el caso de José Manuel Broche, licenciado de estudios socioculturales y artesano: “El punto no es que sea funcional o no, porque realmente aquí casi nunca puedes comprar nada, pero Remedios no es un balneario, somos otra cosa. El que quiera bañarse que vaya a los cayos. ¿Te imaginas a los turistas en ropa de baño por el medio del parque?”

Insertarse en el mercado turístico supone siempre tensiones. En Remedios no ha faltado quien proponga hacer una parranda (tradicionalmente fijada luego de la Nochebuena, el 24 de diciembre) a mediados de año, con el argumento de que sería una oferta irresistible para los visitantes extranjeros. Gracias a tamañas ideas se le han crispado más de una vez los nervios a la historiadora de la villa, María Victoria Fabregat Borges: “El turismo a veces crea vicios en torno a nuestra autenticidad, y contra eso debemos luchar a ultranza. Es preciso poner el turismo en función de la cultura, y no hacer una cultura para el turismo.”

La Parroquial Mayor, ícono arquitectónico de Remedios. Foto: Tania Lorenzo
La Parroquial Mayor, ícono arquitectónico de Remedios. Foto: Tania Lorenzo

Bordeada por el ajetreo, Aracelys no puede dejarse de preguntar a qué le toman tantas fotos los turistas en Remedios. “Cada día son más, y la ciudad es la misma”. En 40 años, la dama no ha visto grandes cambios: “Las mismas casas viejas, la tierra colorá, el calor y el mismo ir y venir de todos los días. A mí sí me gusta porque nací aquí, pero excepto los días de parranda, este no es un pueblo bonito”, asegura, despojada de todo chovinismo.

Sin embargo, las guaguas Transtur “liberan su cargamento” sin cesar y a las 4 horas lo recogen. Ese tiempo es suficiente para que los “rubios con cámara” —como los llama esta ama de casa— suelten sus flashes por cualquier lugar: “Si te descuidas hasta un pariente tuyo puede verte en Québec, caminando en chancletas y con una barra de pan en la mano”, bromea divertida, con una sonrisa digna de ser fotografiada.

En un municipio donde se acumulan los mismos problemas que en el resto del país, muchos manifiestan que lo hecho como parte del 500 aniversario no tiene nada que ver con sus verdaderos intereses; aunque no todo lo hecho ha sido solo para el turismo. Es visible, por ejemplo, el mejoramiento de las calles, la nueva escuela primaria, los tres museos reconstruidos (el de Las Parrandas, el Municipal y el dedicado a Alejandro García Caturla) además de la remozada Casa de Cultura.

Remedio santo

En el sentir popular pesan también otros dolores, uno de ellos, el estado ruinoso de la Iglesia de Nuestra Señora del Buen Viaje. En ese templo católico se guardó el primer hallazgo “mariano” de Cuba (año 1600), anterior incluso al de la Virgen de la Caridad del Cobre. La estampa, hallada por pescadores remedianos, hoy tiene su lugar en la Parroquial Mayor de San Juan Bautista. A diferencia de su homóloga, la parroquial todavía resiste en pie, barroca, con un altar laminado en oro, pero los fieles, orgullosos de tener la única plaza de Cuba con dos iglesias católicas, no se resignan.

Muestra inequívoca de cuánto les duele a los remedianos su “virgen refugiada” son las donaciones e iniciativas populares para recaudar fondos con el fin de restaurar aquel templo, que hasta la fecha no ha sido priorizado seriamente ni por la iglesia católica en Cuba ni por las autoridades gubernamentales.

Valiosas reliquias se guardan en la iglesia derruida. Foto: Tania Lorenzo
Valiosas reliquias se guardan en la iglesia derruida. Foto: Tania Lorenzo

La iniciativa popular también se aprecia puertas afuera y adentro de sus hogares, con los cientos de hostales “autorrestaurados” o las inventivas del ingenio criollo. “En Remedios no te aburres ni adrede”, asegura Tito, “el único abogado manisero del país”. Sobrevive montado en su bicitaxi, con licencia gastronómica, porque aquí no se aprueban las patentes de figuras costumbristas, solo permitidas en La Habana Vieja. Junto a él adornan este paisaje tropical el loquito del pueblo, la parrandera furibunda que perdió a su hija en la contienda de los barrios enemigos, o Cecilia, la cartomántica. Son personajes incontrolables, “irregulares”, vivos.

Tales entretelones no están hechos para la escenografía que se le regala al visitante ocasional. Desde El  Louvre pudiera traspasar el umbral del pintoresquismo, y así entonces entender por qué tantos demonios y encantos se quedaron aquí.

Tito, "el único abogado manicero del país". Foto: Tania Lorenzo
Tito, “el único abogado manicero del país”. Foto: Tania Lorenzo
Remedios, 500 años después. Foto: Tania Lorenzo
Remedios, 500 años después. Foto: Tania Lorenzo

 

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