Una ciudad de 500 años. Un pueblo asediado por almas errantes y piratas. Una villa habituada a añorar. A San Juan de lo Remedios los fuegos de la propia Parranda le han querido opacar sus otras luces. Empeño difícil, en esta comarca del noreste villaclareño donde las tortuosas calles retan la cordura, y las rejas son inútil protección contra los güijes, brujas y fantasmas que pasean.
Pero no es rara esa porfía, pues en la Octava Villa de Cuba abundan las querellas: un framboyán encendido puede disputarle su opulencia al altar de oro de la Parroquial Mayor, y las vetustas fachadas no precisan mayores ornamentos que ese desarreglo cómplice de los lugareños en su pelea cubana y constante contra los demonios del presente.
Todas las contiendas de Remedios estallan en su centro: la única plaza de Cuba con dos Iglesias frente a frente. Aquí batallan la opulencia y la humildad, la exactitud y el descuido, el presente y el pasado.
Este 24 de junio Remedios llega a su medio milenio de historia sin otra pretensión que la de ser valorada como esa ciudad imprescindible por única. Una villa en la que cada esquina tiene historias que contar y donde una estatua de la libertad es justa pretensión de esos lugareños que conforman un mosaico barroco sin concierto alguno. Una villa que guarda sus leyendas de demonios y hoy los exorciza, soñando con la prosperidad que sus años le pueda prodigar gracias al turismo.
Esta es Remedios, la que conjura…
Excelentes fotos!! Y una de las ciudades más mágicas de Cuba.