Las universidades cubanas aplican “reajustes” de sus calendarios docentes ante la crisis energética que vive la Isla en estos momentos y que las autoridades afirman que es “coyuntural”.
La vicemistra primera de Educación Superior, Martha del Carmen Mesa –quien recientemente publicó un texto sobre el profesorado universitario que ha sido motivo de controversia— aseguró a la Agencia Cubana de Noticias (ACN), que “ninguna universidad va a cerrar sus puertas”, pero precisó que funcionarán “de acuerdo con las posibilidades de cada territorio” y con las características de las propias casas de altos estudios.
De manera general, “se decidió reducir el carácter presencial de los procesos universitarios, priorizando el pregrado, y descentralizar desde las sedes de educación superior a sus municipios de residencia a los estudiantes que urja”, explicó Mesa a la ACN.
La vicetitular comentó que ante la actual situación, su ministerio dio “total libertad” a las autoridades universitarias para “diseñar iniciativas” y aplicar “con creatividad”, las “formas organizativas del proceso docente educativo” que resulten necesarias.
“Todas las universidades incrementan la descentralización de las actividades académicas y las ofertas de Cursos por Encuentros, Educación a Distancia, Programas de Formación de Ciclo Corto y Colegios Universitarios, teniendo en cuenta la importancia de mantener la vida en la universidad”, acotó.
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Explicó que un grupo de estudiantes –cuya cifra no precisa el reporte de la ACN– serán enviados a sus lugares de residencias, donde se vincularán a los llamados Centros Universitarios Municipales (CUM), así como a unidades docentes, de producción y servicios de sus localidades.
La idea es, dijo, que, “de forma concertada con las autoridades de los municipios, se creen las condiciones mínimas necesarias que permitan descentralizar parcial o totalmente las actividades docentes”.
Además, anunció que en las próximas dos semanas se “adaptarán” los horarios de clases para” aprovechar al máximo la iluminación natural y emplear la energía eléctrica de 8 a 10 horas diarias” y dijo que las medidas aplicadas en este sentido “buscan aprovechar la informatización en beneficio del desarrollo docente, pues recurre al uso de los formatos digitales, la tecnología educativa en horarios fuera del pico eléctrico y el desarrollo de iniciativas para el mejor uso de los textos y la bibliografía existente”.
También comentó que se prestará “especial atención” a los estudiantes becarios cubanos y extranjeros que se quedan en las universidades de la Isla, al tiempo que se “ajustarán” las actividades que requieran de transporte y de otros “recursos deficitarios”, y en su lugar se incrementará “la utilización de videoconferencias y otras técnicas afines”.
De igual forma, aseguró que se reorganizarán las actividades de servicios y administrativas en función de ahorrar combustible y se paralizarán las inversiones “en aquellas actividades que puedan ser aplazadas”.
No obstante, detalló que “en la medida en que avancen los días” podrían “darse cambios de forma gradual y progresiva, según la situación”.
Cuba atraviesa en estos momentos una crisis energética por la falta de combustible, en particular diésel, según informaron públicamente las autoridades de la Isla, que responsabilizan de ello al gobierno de los Estados Unidos y sus recientes medidas para “asfixiar” la economía cubana.
Ante esta situación, el gobierno ha insistido que no se trata de una vuelta al Período Especial, la severa crisis sufrida por Cuba en los años 90, y ha implementado un conjunto de medidas que incluyen reducciones en el transporte y actividades productivas, priorizando los “servicios básicos” para la población y los principales sectores económicos del país.
Yo estudié en pleno Período Especial (fines del 89-mediados del 94) en Santiago de Cuba, y ni en las más dificiles circunstancias se cerró la beca o recesaron las actividades docentes. Aún así se insiste en que no estamos en un segundo Período Especial. ¿Qué está sucediendo entonces en este país, la educación ha dejado de ser de máxima prioridad o no hay suficiente iniciativa y voluntad para mantener abiertas nuestras universidades?