La mundialmente célebre playa de Varadero, principal destino de sol y playa en Cuba, comenzó a recibir la mayor cantidad de arena de su historia, según reportan medios de prensa cubanos.
El vertimiento está estimado en más de millón y medio de metros cúbicos en una primera fase, que abarcará los seis sectores más importantes del balneario. Se trata de una labor ingeniera que se ejecuta por primera vez con medios técnicos cubanos y cuenta con un presupuesto superior a los 14 millones de pesos, de acuerdo con el sitio web de Radio Rebelde.
Una vez finalizado en todas sus fases, será el mayor proyecto de su tipo ejecutado en Cuba hasta la fecha.
Pavel Morales, especialista de la división de Ingeniería Costera del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), aseguró que se emplean “medios de última generación” como parte de la llamada “Tarea Vida”, el plan del gobierno cubano para el enfrentamiento al cambio climático.
Morales explicó que la primera intervención se realiza en una franja de playa que enlaza el hotel Ocean Vista Azul con el Meliá Las Américas y hasta el momento han avanzado unos 200 metros. El estimado para este tramo es de 153.000 metros cúbicos en 25 días de trabajo.
En la labor se emplea una arena “muy similar” por sus características y color a la de propia de Varadero. Diferentes instituciones cubanas, como el Instituto de Ciencias del Mar y la empresa Gamma, del CITMA, participan en la certificación de la arena.
La primera fase beneficiará en total a 12,5 kilómetros de la playa, e incluye el vertimiento de 35.000 metros de arena en la marina Marlin, en cayo Blanco. Según los especialistas, “de contar con la totalidad del presupuesto demandado” está prevista su terminación para los primeros días de octubre.
La zona del antiguo hotel Oasis, a la entrada de la península de Hicacos, forma parte de otro proyecto de regeneración de playa, para el que se demanda no menos de 129.000 metros cúbicos de arena. Además, llevará la realización de otras obras previstas para 2020, como la demolición de viejas estructuras que funcionaban como agentes erosivos y la construcción de nuevos rompeolas y un espigón de fin de playa.
Varadero, segundo polo turístico de Cuba tras La Habana, recibe anualmente más de 1,5 millones de visitantes, figura entre los diez destinos de sol y playa más populares del mundo y su principal reclamo son las arenas blancas y las cálidas aguas azules de la península de Hicacos, donde está enclavado.
En sus 22 kilómetros de arenas y dunas, cuenta con 52 instalaciones hoteleras, el 83 % de ellas administradas y comercializadas por compañías extranjeras como las españolas Meliá, Iberostar y Globalia, o la canadiense Blue Diamond, que además desarrollan importantes inversiones.
Las autoridades reconocen que la playa “exhibe un proceso de erosión moderado”. Por ello, entre los años 2013 y 2017 ya recibió un volumen de 53.530 metros cúbicos de arena para restaurar 2,5 kilómetros de playas. En ese período también se realizaron trabajos para controlar la erosión de las dunas y fijar pautas en materia de higiene, infraestructura, servicios y educación ambiental, según el centro de servicios ambientales de la provincia de Matanzas, a la que pertenece.
Es evidente que el traslado de arena nada aporta a la lucha contra el cambio climático. Más bien demuestra la subordinación del CITMA a los planes económicos de la isla y la prioridad del depredador turismo de sol y playa. ¿Alguien se pregunta de dónde viene esa arena? ¿Alguien sabe los desequilibrios que está generando en el sitio de donde se extrae? Claro, es mejor ignorar eso e insistir en colocar arena donde ya no hay, y donde no habrá en unos pocos años nuevamente. La mirada cortoplacista del gobierno cubano no tiene límites. #DejaLaArenaEnSuSitio #TareaMuerte
La necesidad de adicionar arena se debe a los años de su continua extraccion frente a la costa de Varadero, Guanabo, Santa María. Seguir sacando arena de lo profundo para echarlo en la orilla no es la solución a largo plazo pero sin la cual Varadero dejaría de ser lo que es. Es necesario crear barreras artificiales donde se puedan desarrollar los corales, los principales productores de arena. Es un trabajo a largo plazo, pero que dará sus frutos en su momento. Claro, Meliá no puede esperar.