Artistas y galeristas estadounidenses que asisten a la XIII Bienal de La Habana, el evento más importante de las artes visuales en Cuba, tienden puentes y abogan por el acercamiento bilateral, en medio de la renovada tensión bilateral y el anuncio de sanciones que dificultarían aún más los viajes a la Isla.
La Bienal anterior (2015), llamada del “deshielo” por celebrarse pocos meses después de que ambos países decidieran revertir años de alejamiento, recibió una gran cantidad de visitantes de Estados Unidos, interés que se repite –aunque en una menor escala– en esta “edición del rehielo”, que por estos días se celebra en la capital cubana.
El mensaje de que hay “semejanzas aún en la diferencia” resuena en la exhibición “The spirit that resides” (El espíritu que reside) de la reconocida artista visual afroamericana Carrie Mae Weems, considerada una de las creadoras norteamericanas contemporáneas más influyentes.
Patrocinada por el Carr Center de Detroit, la muestra de Weems en Cuba incluye obras suyas y de otros ocho artistas, quienes invitan a encontrar un enlace entre la historia común, las tradiciones y la identidad de origen africano que une a Cuba y Estados Unidos.
“He vivido experiencias extraordinarias creando y compartiendo mi obra con la gente, por eso creo en la responsabilidad del artista en su relación con el contexto en que se desdobla”, insistió Weems durante un encuentro con artistas cubanos.
En este grupo de estadounidenses resaltan varios que participan en la tercera edición del proyecto “Detrás del Muro”, que exhibe grandes obras a lo largo del malecón habanero. Junto a creadores de 12 países, muestran sus creaciones artistas de EE.UU. como Brad Howe, Henry Chalfant, Marcos Lutyens, Emilio Pérez y la peruana-estadounidense Grimanesa Amorós.
En la embajada norteña también resaltan creadores cubanoamericanos, muchos de ellos alejados de Cuba por décadas. Entre ellos la prestigiosa artista contemporánea Magdalena Campos-Pons, quien lidera el proyecto “Ríos Intermitentes” en Matanzas, la ciudad donde nació y a la que ahora regresa para tratar de revivir tradiciones y sitios olvidados de la llamada la “Atenas de Cuba”, pronta a cumplir 326 años.
Campos-Pons, quien reside en EE.UU desde finales de los años 80, trajo consigo varios artistas estadounidenses, quienes comparten con los locales en la búsqueda de un lenguaje común que ponga en relieve los tesoros de la otrora próspera urbe, ubicada a unos 100 kilómetros al este de La Habana, de donde la Bienal sale por primera vez.
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Sin embargo, el intercambio entre cubanos y estadounidenses podría verse afectado con las nuevas medidas de la administración Trump contra Cuba, que anunció esta semana próximas restricciones a los viajes a la Isla, junto a otras sanciones destinadas a revertir la política de acercamiento de su antecesor Barack Obama.
Al respecto, el fotógrafo Jens G. Rosenkrantz dijo a la agencia EFE que “no todos en EE.UU. coincidimos con esta Administración (de Donald Trump) y estamos aquí para traer un poco de esperanza”.
Rosenkrantz lleva adelante junto a su esposa Katherine Hurley el proyecto de intercambio cultural “Bridges not walls” (Puentes, no muros). Para la pareja, radicada en Cincinnati, su primera visita a Cuba durante la Bienal de 2015, fue el inicio de una fructífera relación con los creadores cubanos que ya incluye varias muestras en Cincinnati y La Habana.
Lo que empezó “como una excusa para regresar a Cuba” se ha convertido en un vehículo para traer artistas de su país a conocer y crear en la Isla y para llevar el arte cubano a la región del Medio Oeste de Estados Unidos, alejada de los circuitos habituales de exhibición para los cubanos.
“No podemos ayudar a todos, pero podemos enviar pequeños mensajes”, aseguró Rosenkrantz, quien adelantó que de esta visita esperan organizar al menos tres exhibiciones en Ohio, algo que se dificulta con la nueva reducción del tiempo de visado para cubanos en EE.UU. y el cierre del consulado estadounidense en La Habana.
El fotógrafo agregó que “obviamente, sería maravilloso tener a los artistas presentes en la apertura de los shows, pero hasta ahora solo los cubanos con pasaporte español pueden hacerlo” y explicó que el montaje de las muestras conlleva mucha comunicación con el artista, que se dificulta si este no puede estar presente.
Además, Rosenkrantz prevé presentar “Cruzando la frontera”, una serie de fotografías que tomó hace dos años en el límite entre EE.UU y México y que planea exhibir en junio próximo en La Habana.
“Para los estadounidenses existe una atracción, un interés en Cuba, quizá porque ha estado prohibida por tanto tiempo. Muchas personas con las que hablo quieren venir, y hacerlo sin restricciones –afirmó–. No creo que estén de acuerdo con lo que está pasando. Las elecciones (presidenciales de 2020) importan, estamos trabajando para promover un cambio, pero es un reto”.
EFE / OnCuba