Es usual que el artista de la plástica Michel Mirabal haga de un objeto un leitmotiv de su obra y lo reproduzca casi hasta el infinito. Ya la hizo en sus series Manos, Patios, Tazas, Crucifixiones y ahora en Banderas, una mirada desacralizadora con imágenes a veces hirientes, perturbadoras, sobre o desde el símbolo nacional más sagrado: la enseña nacional.
Pero esta vez no toma solo a la bandera cubana como su referente, sino también a la de Estados Unidos, como una acción que se suma al nuevo contexto reintante. “Tú sabes que el 17D va a ser una fecha que todos recordaremos”, dice a OnCuba a escasos metros de la exposición, abierta en la galería René Valdés Cedeño, de la Fundación Caguayo, en Santiago de Cuba.
“Mi obra yo sé que a veces es un poco jocosa pero habla muy en serio. Trate de utilizar casquillos de balas, alambres de púas como rotos…dando un poco el significado de que los alambres se están rompiendo, pero ahí quedan los casquillos que no son las balas en sí, sino lo que queda después del disparo. Todo es una pregunta sobre lo que nos depara el futuro”, revela.
Mirabal, además de las banderas, usa a la prensa como elemento pictórico. Ahí están The New York Times en dos obras y varias veces los periódicos nacionales cubanos, como soporte, como trasfondo, en este tema recurrente de Cuba y Estados Unidos.
“Son periódicos, en el caso de los cubanos, que marcan la historia de los inicios y de los años más críticos de la Revolución, casi todas las décadas de nuestra historia pos Revolución desde los 60, los 80, los 90 con los éxodos… mi intención es retratar estos 56 años de una manera que se entendiera a través de la bandera cubana.
En el caso de los New York Times son los originales que hablaban del deshielo, de lo que Obama y Raúl hicieron y eso lo traté con la bandera cubana. No es solo el motivo la bandera, son todos estos elementos que enriquecen la obra, que dialogan con ella, que dialogan desde ella, a la hora del espectador enfrentarla”, apunta.
Llama la atención entre los otros materiales utilizados la recurrencia en el uso del arroz…
Sí, es que nosotros no somos chinos pero para nosotros el arroz es superimportante en nuestra dieta. El día que falte el arroz en el “gao” tú sabes que se formó tremendo lío porque no estamos acostumbrados a comer sin arroz. Yo creo que el arroz nos identifica como cubanos. Y el arroz, los casquillos de balas, los alambres de púas, las flores, las tuercas, los tornillos, todo eso incitan a que quienes se enfrentan a la obra saquen sus propias conclusiones. A mí no me gusta dar ninguna conclusión de mi obra, ni me gusta aquello de “oye esto qué significa”, la gente… qué se yo… se lo tiene que responder. Lo interesante son los diferentes puntos de vista que la gente se crea. Eso es lo más rico que tiene todo esto.
No está presente en esta exposición, pero la Virgen está entre las imágenes referidas en el catálogo.
“Es una Virgen de la Caridad del Cobre que tiene 200 años de antigüedad. Que yo rescaté. La estoy viendo desde que nací. Yo nací en un solar y la señora que vivía al lado de mi casa, era muy devota de la Virgen de la Caridad, una mujer muy humilde, muy pobre, que pasaba mucha necesidad, mi familia la ayudaba y demás. Pero tenía su virgen ahí, con pedazos de oro y todo, no se deshacía de ella para comprar nada.
Ella falleció casi a los cien años, imagínate tú que esta virgen se la había regalado su abuelita, qué cantidad de años tenía esa virgen. Yo la rescaté y gracias a Eusebio Leal que la restauró y no me cobró, porque si me hubiese cobrado… imagínate… porque tiene hilos de oro 24.
Lo que hice fue pintarle por detrás, en la capa, mis banderas y entonces a los del barquito los llené de casquillos de balas con arroz con los colores de la bandera cubana. Finalmente es como una instalación y la gente cree sus propias decisiones a la hora de observar y de explicarse la obra.”
Tengo entendido que posiblemente expongas en el Vaticano…
“Sí, será en enero. Primero voy a exponer en la plaza Nabona, una de las más importantes de Roma, tal vez la más importante. Allí quemaron a Giordano Bruno. Allí radica el Instituto Cervantes y me invitaron a hacer una exposición personal y estoy trabajando para ello. Luego, inmediatamente, voy a exponer en el museo Vaticano. Estamos haciendo las coordinaciones a ver si el Papa puede participar en la exposición, regalarle una obra. En eso estamos.
Y me parece que voy por buen camino, la gente está muy positiva con la obra porque aunque hay elementos que son agresivos la gente entiende que hay veces que hasta se mata por amor y este es el caso, aunque no hay ningún muerto por el medio.”