Para las producciones artísticas, así como para los creadores, existen períodos formativos y otros de franca madurez. En cuanto a este período formativo, ya lo han apuntado los distintos especialistas: para tomarle el pulso al arte contemporáneo, el circuito oficial de galerías es insuficiente. Manifestaciones menos acogidas como el graffiti o las aproximaciones más experimentales, no siempre encuentran oídos receptivos. Es entonces, cuando esas jerarquías son anuladas en espacios otros, que realmente sí le toman el pulso a lo que acontece. Estos constituyen un área importante si de adentrarse en la producción actual se trata.
Tomar la pared sin ceremonias, es tal vez la frase que recoge la esencia de este singular proyecto en el cual la palabra deviene más que un medio para transmitir una información- en cuanto a la lengua como medio de comunicación-; una herramienta para dejar clara una postura. Cristo Salvador Galería, creada por el artista Otari Oliva Buadze en Junio de 2011 con la colaboración de Ezequiel Suárez (Espacio Aglutinador), está ubicada en una antigua casona de El Vedado en la capital habanera. Desde los diferentes puntos de vista, pasando por los tamices personales y las posturas éticas-a la usanza de los evangelios-se ofrece un espacio plural, inclusivo, tanto por el carácter de sus propuestas como por el público asistente.
Sus organizadores (en la coordinación se encuentran además Jazmín Valdés Ramos, Licenciada en Historia del Arte y Álvaro Álvaro, en calidad de productor), intentan comprender la fenomenología del mercado del arte en Cuba para lograr hacer un trabajo que esté al margen de eso. Según Otari “en el país no hay un verdadero mercado interior de arte y el mercado internacional ha ido creando una presión sobre el arte cubano, que ha tratado de emparejarse en un escenario internacional muy amplio y complejo”. Se trata, por tanto, de crear un espacio —donde los proyectos trabajen con un mínimo de presupuesto— insertado dentro de la comunidad, tratando de alcanzar a otro tipo de gente, no solo a los artistas*.
En junio de 2011, la inauguración se realizó con la exposición Pequeño Bombardero, del artista Boris Martín Santamaría. “Boris Martín Santamaría está aquí porque es un artista original. Y lo digo así de sopetón para no andar desmigajando prejuicios”**. Estas fueron las palabras de apertura. Desde aquí, ya el futuro parecía prometedor. Cristo Salvador Galería tenía un elemento que comenzaba a escasear en nuestro débil y adormilado contexto artístico: actitud.
Después se sucedieron muestras de diversos artistas. Ezequiel Suárez y Rachel Carrión, Orestes Hernández, Alina Águila, Bernardo Sarría, Jorge Vidal García, Eduardo Zarza, Luis Manuel Otero Alcántara, Onto y Alexander Robaina. En el caso de Alcántara, la exposición se llamó Shoping de Sexo. Desde el propio título se confiere a la muestra un sabor cubano. La shoping, término popular, ya advierte sobre el registro de lo que se presume se va a exponer. Shoping de Sexo incluyó unas muñecas de nylon en las cuales Alcántara venía trabajando desde hacía un tiempo. Asimismo, diferentes objetos sexuales, que podían ser empleados para la masturbación. La muestra resultaba interesante en la medida en que se discursaba sobre una práctica personal, privada; pero que en más de una ocasión ha sido tachada por diferentes instancias sociales como tabú. Shoping de Sexo creó una zona en que el propio lenguaje del arte era lo suficientemente autónomo para discursar sobre la sexualidad. Además fue interesante ver cómo el espacio de la galería era convertido en una tienda para vender artículos eróticos conformados con un lenguaje artesanal. Todo ello fue apoyado por los graffitis de Onto.
Por su parte, Yornel Martínez presentó su proyecto P350. P350 puede considerarse como un soporte físico, una especie de revista o blog muy diversa, que partió del principio del anti copyright. Caligrafía, collage, esténcil, garabatos, se encontraron entre los modos de realización de la publicación. La pluralidad de gustos particulares, la interacción y la frescura de la propuesta, son elementos destacables en el proyecto de Martínez. Asimismo, en el local han tenido lugar lecturas sobre el trabajo teórico de autores como: Terrel James, Donald Caledare y Johannes Beminger, bajo el nombre de El presentacional lingüístico, ciclo dirigido por el artista Abdel Hernández San Juan.
El espacio contiene las huellas de intervenciones anteriores. Si la muestra requiere que se cubran por motivos curatoriales, se realiza; sino se mantienen las reminiscencias de las otras exposiciones. El proyecto se propone investigar la existencia de una producción alternativa en el arte cubano. Se centra en el valor cultural de las prácticas artísticas, dando mayor atención a algunas como el graffiti que no han contado con gran aceptación en el circuito institucional del arte. Su sistema de funcionamiento parte del principio de la agilidad, o sea, proyectos expositivos de corta duración, producciones de bajo perfil presupuestario e independencia en la gestión galerística. El proyecto se plantea como una opción al mercado del arte, que tanta presión ejerce sobre las producciones artísticas en el arte cubano contemporáneo.
Uno de los proyectos más relevantes fue el ciclo Parche rosa sucio, muestra de graffiti habanero. El proyecto incluyó un ciclo de exposiciones en cinco fases que comenzó el 15 de septiembre hasta el 28 de noviembre de 2012. El abanico de participantes fue amplio, así como las propuestas que abarcaron desde la experimentación hasta manifestaciones de la pintada política.
Parche rosa sucio tomó su nombre del color que se emplea para borrar los graffitis en la calle. Generalmente, es un color rosado medio sucio, aunque en ocasiones utilizan otro tipo de pintura. La acción es interesante porque si bien es una censura a la práctica, también advierte sobre su existencia. La ambivalencia del gesto es lo que da pie al título de lo que terminó siendo un incentivo para una investigación de la manifestación, para los organizadores de Cristo Salvador Galería.
En las diferentes fases anteriores estuvieron presentes artistas como: M.M., Filio, Tomk, SLIM-STR, PIBcrew, Abrocha, Yaimel, Senrot, Alberto, Alloysiuos, Emilio, INCAPESTUDIO, KAOS, M&M, Onto, Robiert, Warhero y 5STARS.
En varias ocasiones Otari Oliva ha teorizado sobre los cambios que implica llevar una práctica concebida para la calle al espacio de la galería. En cierta medida, porque desde que se introduce en una galería adquiere el calificativo de arte y el graffiti es mucho más plural y complejo. El mayor aporte del proyecto fue que aunó a diferentes graffiteros en un único espacio. Aunque, los organizadores han declarado, que debido al número elevado de estos artistas, las muestras solo alcanzan el carácter de representativas. Parche rosa sucio potenció no solo la visibilidad en otro entorno de una práctica tan importante en la escena urbana, sino que se posibilitó la interacción entre los públicos y documentar-hasta lo posible-una manifestación de la cual la información existente es casi nula.
Entonces, en un contexto en que la historia artística se encuentra plagada de tensiones entre los artistas y la institución arte; no creo que sea una idea errada prestar atención a qué sucede en el “borde”. Siempre que se proponga estar en el borde sin ceremonias, vale la pena mantener la vigilia.
*¿Existe una producción alternativa en el arte cubano? Entrevista realizada al artista Otari Oliva en noviembre de 2012
**Pequeño Bombardeo, un frikky más, un frikky menos. Tomado del texto de presentación de la exposición.