El artista cubano Waldo Balart falleció en Madrid este miércoles cuando apenas faltaban cinco días para cumplir 94 años, dejando un legado de obras que lo consagraron como una de las firmas más interesantes del llamado arte concreto.
Maestro de la abstracción geométrica, el creador había nacido el 10 de febrero de 1931 en Banes, actual provincia de Holguín, y estudió Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad de La Habana antes de mudarse a Estados Unidos en 1959 para cursar estudios de arte en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
En la colina universitaria conoció al entonces estudiante de Derecho Fidel Castro, con quien compartió dormitorio y trabó una fluida amistad. Ello le permitió al futuro líder revolucionario conocer a la hermana de su amigo, Mirta Díaz-Balart, quien terminó siendo su primera esposa y madre de su hijo Fidel Ángel Castro Díaz-Balart (Fidelito).
A lo largo de su carrera, Waldo realizó medio centenar de exposiciones individuales y participó en más de 150 colectivas en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.
Su trabajo forma parte de colecciones privadas y públicas; entre ellas las del MoMA y el MET en Nueva York, así como el Museo Reina Sofía, de España.
Igualmente, teorizó sobre el arte concreto mediante reflexiones e investigaciones de corte científico que quedaron contenidas en los libros Ensayos sobre arte (1993) y La práctica del arte concreto (2011).
Para su trabajo cotidiano de pintura, Balart creó un sistema basado en un denominado orden axiomático en una escala del 1 al 8, en el que cada número representaba a un color del espectro luminoso y que utilizaba en la confección de cada serie.
Sus investigaciones sobre la luz y el color en la plástica le proporcionaron un espacio propio dentro de la historia del arte concreto.
![](https://oncubanews.1eye.us/wp-content/uploads/2025/02/waldo-balart-monica-rivero-2024-2.jpg)
“Es como si dosificara la luz: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8… a cada número corresponde un color…Es una organización mental; no es una verdad; sino una manera de desarrollar el instinto, el interés”, confesó el artista a OnCuba en una reciente entrevista, cuando se movía y pintaba sobre una silla de ruedas.
“Voy trabajando eso, [de forma] longitudinal y transversal, y voy uniéndolos. Pero no hay verdad absoluta en eso”, añadió.
En ese mismo año y en otra entrevista, esta vez a la revista Rialta, consideró Balart que “la vida y la geometría van unidas. No es solo un asunto de catetos e hipotenusas, sino de la integración de ese espíritu en la vida”.
El año pasado parte de sus obras estuvieron expuestas en la galería Casado Santapau de Madrid, la ciudad donde estuvo trabajando hasta prácticamente su último día.
![Exposición “Less For More”, de Waldo Balart, en la Galería Casado Santapau, Madrid, julio de 2024. Foto: Mónica Rivero.](https://oncubanews.1eye.us/wp-content/uploads/2025/02/waldo-balart-monica-rivero-2024-3-1366x1025-1.jpg)
“No deja de sorprender que un arte tan aparentemente imbuido en una reacción contra el expresionismo abstracto, tan inmerso en las teorías del color y en acabados tan contemporáneos, evoque el suelo natal del artista. Aunque Balart abandonó Cuba cuando solo tenía 18 años, es posible relacionar sus obras con la tradición del vitral, tan típica de la arquitectura colonial de la Isla y posteriormente aprovechada por Amelia Peláez y algunos pintores concretos, como Rafael Soriano, como una cualidad identitaria”, opinó Ernesto Menéndez-Conde en InCubadora.
Amigo íntimo del padre del pop art, Andy Warhol —“le conocí en un bar al que iban muchos artistas. Nos hicimos amigos, muy amigos, pasamos mucho tiempo juntos”—, Waldo Balart gustaba considerar, fiel a su talante racionalista, que “nada es más concreto, más real, que una línea, un color, un plano”, citando al padre del arte concreto, Theo van Doesburg.
![](https://oncubanews.1eye.us/wp-content/uploads/2025/02/Waldo-Andy-Warhol-y-Manuel-Pena-en-casa-de-Waldo-de-East-Hampton-verano-1967.jpg)
El artista se mudó a Madrid en los años 70, después de vivir una década espléndida y caótica en el Nueva York contracultural de los años 60.
¿Qué es la luz? “La luz es la vida, así que trabajo con la vida,” respondió a una pregunta de OnCuba en la entrevista ya citada, en la que decretó que otra de las grandes firmas del arte concreto, la cubana Carmen Herrera, era “divina, divina”, y que la isla, a donde nunca más regresó, era “una idea muy vigente, está presente siempre, no te dejan olvidarte de Cuba”.