Yasniel Valdés, joyería de autor entre el art decó y el pop art

Yasniel Valdés es uno de esos orfebres que piensan que la joyería debe reflejar los tiempos que vivimos. En disímiles materiales que van desde el tejido hasta la baquelita, imbrica el metal en originales diseños que pueden exhibirse como anillos, brazaletes, colgantes, pendientes y pequeñas esculturas corpóreas.

Aferrado a la plata como metal predilecto experimenta, innova, crea y despliega su imaginación en diversas técnicas, estilos, materiales, formas y gamas cromáticas para entregar joyas contemporáneas impregnadas de la cotidianeidad y de su personalidad creativa.

Su obra, pautada por un sofisticado eclecticismo, pues se ha nutrido de diversas influencias foráneas y del patio, así como de disímiles estilos arquitectónicos y de las llamadas artes decorativas y aplicadas, se caracteriza por la tentativa de las materias, las soluciones, lo estructural, lo volumétrico, lo asimétrico y lo constructivista.

Varios reconocimientos en la Feria Internacional de Artesanía (FIART) y otros eventos avalan su fructífera trayectoria a pesar de su juventud. Yasniel no se subordina a una gema semipreciosa para sus combinaciones, él prepara sus propias resinas y diseña los cristales que emplea; no trabaja en función de ningún material, él los interviene, perfora y recorta. También personaliza a su antojo las resinas y las fusiona a otros medios y soportes.

Por estos días sus creaciones se pueden apreciar en Factoría Habana, donde acaba de inaugurar una muestra bipersonal junto a la orfebre Mayelín Guevara en la que una decena de joyas sorprende al espectador por su marcada influencia desde la formas, materiales y colorido con el arte pop, tendencia precursora del postmodernismo que rescató imágenes populares en oposición del elitismo cultural imperante en las Bellas Ates de esos años.

Valdés posee un estilo muy personal que lo distingue entre las dispares líneas conceptuales de la orfebrería cubana actual. Aprendió bien pronto el creciente fenómeno de la joyería de autor y recurre, además, a los códigos del mundo de las artes pláticas. La experimentación de materiales y formas hacen que una misma pieza se pueda apreciar como un anillo o como otro objeto y valorarse desde distintas perspectivas y ángulos.

Con este artista que desde los diecinueve años trabaja los distintos lenguajes expresivos asociados a la joyería, conversamos:

¿Qué influencias reconoces en tus creaciones?

Soy el resultado de mucha información e influencias que he ido compilando todos estos años hasta llegar a mi propio estilo. Me han aportado Rosana Vargas con el brillo espejo que logra de la plata y el minimalismo. Luego conocí a Mayelín Guevara y la obra de Jorge Gil, quienes son un poco más estructurales y tienen que ver más con la arquitectura, las formas, los volúmenes. Sin coquetear mucho con sus obras fui encontrando mi camino.

Reconozco que tengo gran influencia del art decó en cuanto a la experimentación de materiales, las formas geométricas y el uso del color. La primera exposición que hice con Rosana tuvo mucho de este estilo porque al igual que el art decó experimenté con muchos materiales. Empecé cogiendo motivos de este estilo, limpiándolo un poco y quedándome con las líneas y el movimiento de sus formas y con su geometría.

La nueva etapa que es la que exhibo en esta muestra es diferente. No encontré resina por ninguna parte y entonces encontré un botón antiguo de acrílico transparente que tenía una flor tallada y me cuestioné si podía colorearlo, y de ahí salieron estas obras de acrílico coloreado. El constructivismo, las cosas de calatrava, de acero con cristal, tiene una base netamente arquitectónica de otros estilos, aunque sigo arrastrando las líneas del art decó.

¿Por qué la orfebrería, cómo decidiste desarrollarte como orfebre?

Yo siempre quise hacer moda, estuve trabajando con la diseñadora Yari Romagosa en un proyecto de ropa reciclada para una bienal en la biblioteca Haydeé Santamaría de Casa de las Américas; con los diseñadores del Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI) participé con ella en la pasarela, les hice el corte de cabello.

Quería hacer moda pero descubro a Roxana y a sus joyas, ella se muda para detrás de mi casa y me impresiona el brillo liso y espejo de sus piezas planas. Lo primero que me vino a la mente fue hacer botones, quería hacer botones de plata que fueran parte de la misma obra. Quería hacer moda pero no una comercial, sino una que conserve un valor artístico añadido más allá de lo utilitario. Me gusta crear toda una imagen de una persona, desde la ropa, maquillaje, joyas y estilo en general.

¿Cómo definirías tu obra?

Es todo un reto porque me aburro de las formas y me gusta experimentar y renovarme cada día, me gusta apostar por lo que quiero y que el resultado sea innovación mía, eso es lo que me inspira a seguir creando, perfeccionándome y distinguirme entre las diversas formas de hacer en la joyería contemporánea cubana.

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