Jirafas, la última propuesta cinematográficas de Kiki Álvarez, ya está dando de qué hablar en La Habana. En la lucha por los corales del XXXV Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, los esbeltos animales están junto a Bocaccerías habaneras de Arturo Sotto, una cinta muy a la cubana. Quizás sea eso lo más reprochable de la propuesta de Kiki, pues para algunos la película se sale de las directrices por las que últimamente transcurre el cine cubano, y creo que por suerte.
Álvarez, conocido por su intimismo en anteriores propuestas como La ola, Miradas y Marina, retoma este punto para devolvernos una historia marcada por la libertad creativa y la reflexión a ultranza de una realidad que para nada dista de la nuestra. En un encierro casi absoluto, pues la mayor parte de la cinta se filmó en el interior de la casa del propio director, los tres protagonistas parecen acosados por una cámara intrusiva, una propuesta muy acertada que retrata y devela a fondo el interior y exterior de cada personaje.
Jirafas realizada en régimen de cooperativa, reunió a un grupo de actores y equipo técnico que entregaron su trabajo totalmente gratis, algo que su director no se cansa de decir. Así, vemos en el filme a Claudia Muñiz, quien además corre a cargo del guión, interpreta a Lía, una mujer aparentemente fuerte y práctica. Olivia Manrufo interpreta el otro personaje femenino, Tania, una especie de manzana de la discordia, y cabe decir que lo hace con una limpieza muy válida y acertada. Yasmani Guerrero, a quien también pudimos ver de la mano de Arturo Sotto en La noche de los inocentes (2007), es el protagónico masculino de la tríada, un personaje medio vulgar, de una filosofía de vida un tanto idealista y que para algunos, incluso, roza lo inverosímil. Sobre este y otros aspectos OnCuba conversó con el novel artista para quien, a su decir, no fue para nada fácil colarse en el cuerpo de Manuel.
¿Fue fácil para ti encarnar este personaje?
Manuel es un personaje que tiene puntos en común conmigo, pero tiene otros que no tiene nada que ver. Yo sería totalmente incapaz de quedarme postrado en un lugar sin hacer nada. Siempre estoy haciendo algo, cuando no estoy preparándome para una película o una obra de teatro estoy escribiendo poemas que solo leo yo o mi novia o tocando guitarra. En constante hacer algo para mi superación profesional y personal. Cuando Kiki me dio el personaje yo dije parece fácil y cualquiera que lo ve lo puede decir, pero no.
El personaje de esta historia a mi me costó trabajo porque como yo no veía tal vez una profundidad dentro de alguna escena o algo que me enganchara a llevar el personaje a una situación límite, aunque sí la hay desde algún punto de vista ya al final de la historia, me llevó un poco armarlo. Entonces este personajes tiene como escenas más sutiles y yo estoy más acostumbrado a hacer en teatro o en cine también escenas donde hay más pasión, donde hay unos sentimientos más claros.
A mí me pasaba con la película que yo no veía tales sentimientos claros y entonces yo decía y ahora qué pasa, por qué yo me comporto así, por qué voy a hacer esto con esta muchacha, por qué la beso y cómo reacciono con el otro personaje. Eso también me obligó a trabajar mucho para conformar cierta psicología de Manuel.
¿Cómo trabajaste para construir este personaje?
Este personaje se encierra en sí mismo, en su propia burbuja, tiene una mujer que lo apoya totalmente, de la cual él vive porque ella es la que trabaja en el Barrio Chino y es la que consigue el dinero, la comida. Ella es la que mantiene la casa, pero él es el que mantiene la llama del amor de esta pareja. Él tiene una visión de la vida más filosófica, más abierta, ella es más práctica en cierto sentido.
Pude armar el personaje viendo algunas personas que sí tenían ese comportamiento, un comportamiento muy anarquista, que viven muy en su mundo y no se relacionan con el medio, que son rebeldes, que no se rigen por su sociedad y van en contra de esta. Este tipo de personas por supuesto tienen sus conflictos porque evidentemente tienen que interactuar con el medio social que les rodea. Así fue yo fue cogiendo de aquí y de allá. Tengo que decir que Kiki también nos entrenó, nos dio algunas películas para ver, sobre todo apreciar cómo se comportan los personajes en la vida real, era como dar una mirada documental sobre los personajes.
Esto fue muy importante porque en Jirafas no hay grandes escenas construidas, sino que los personajes van navegando las relaciones en dependencia de lo que uno le da al otro. Tú estás todo el tiempo preguntándote qué es lo que va a pasar ahora, incluso yo en el set me lo preguntaba respecto a las otras dos actrices. Eso me ayudó mucho a ir creando este Manuel y a fue muy útil a la hora de realizar las acciones en la filmación.
¿Cómo fue el trabajo con Kiki Álvarez teniendo en cuenta algunas peculiaridades de su trabajo como director a la hora de rodar la cinta?
Kiki me dio mucha libertad en las escenas. No había como una marca, sí había una situación, estaban los textos, pero no había una rigidez en ese sentido. Eso a mi me gustó porque cuando yo me formé en Argos Teatro con Carlos Celdrán él tenía ese tipo de dirección, aunque a veces fuera más rígido, pero daba mucha libertad. Yo trato de practicar eso mucho en el cine, siempre hago un diseño de personajes, una caracterización, aunque en Jirafas no había una muy fuerte, sino guiarte más por las acciones del texto que ya te daban qué tipo de personaje era.
El trabajo en cuanto a la técnica de Kiki a mi me gustó mucho porque te deja ver el interior de los personajes sin tener que hacer casi nada. Eso se podría decir que es cine viejo, que se ha hecho mucho, pero a mi me alegra que se esté retomando aquí y que haya directores interesados en hacer ese tipo de cine y no un cine vulgar, chabacán Entonces se podría que no hay un formalismo en ese sentido, se dicen malas palabras pero solo en dos o tres momentos, situaciones que lo llevaban, pero no se representa como se comporta el cubano común y vulgar.
Algunos dicen que en ocasiones los personajes y las situaciones distan un poco de nuestra realidad ¿qué opinión tienes respecto a esto?
Todas las películas son cubanas, todas las historias son cubanas, en primera porque se hacen aquí y se hacen con actores cubanos. La historia en Jirafas sí creo que es creíble porque no todo el mundo tiene un comportamiento así, quiero decir, como lo que quieren hacer ver que es el cubano para vender.
A mi me atrapó de este personaje que yo no sabía cómo la gente lo iba a recibir y si iban a decir que eso era una manera no natural de verse. Yo entiendo cualquier comentario que la gente pueda tener, que a la gente no le guste la película lo puedo entender, lo que no puedo entender es que no crean que cualquier relación pueda ser así, que una persona puede reaccionar, comportarse así naturalmente y que se puede aceptar a otra persona porque se está enamorado. No es para nada raro o antinatural que esa pareja pueda tener esa nueva “adaptada” que al final también es una inadaptada social.
¿Quién fue para ti Manuel?
Manuel está tratando de buscar su espacio en la sociedad, no lo ha encontrado, tiene 25 años, estudió técnico medio, no pasó universidad, etc. Eso fue lo que yo me inventé para sentirme que yo puedo ser así. Para crear y creerme este personaje.
En la película no se profundiza mucho en los personajes, sino en la relación que crean ellos en cada momento. Cómo se comportan entre ellos y en cada conflicto. Creo que si fuésemos un tiempo atrás tal vez Manuel estuviera haciendo otras cosas, pero la película no hace hincapié tanto en el pasado como en el presente. Eso fue algo que yo me construí, me inventé para crear mi Manuel, que en definitiva también es el Manuel del director.
Manuel es un total enamorado, soñador y poeta. Quizás la columna que sostiene espiritualmente esa relación. El punto de giro en algún sentido de esta historia. La unión-desunión, por decirlo de modo rápido, de esta historia de amor. De eso sí no me cabe duda, Jirafas es por mucho una verdadera historia de amor.