El padre de Jorgito Martínez nunca aprendió a tocar guitarra. Por eso le compró una a su hijo de 7 años y se lo llevó a rastras a la Casa de Cultura de Guanabacoa, para que aprendiera y se hiciera músico. Al final estudió violonchelo en el conservatorio “Guillermo Tomás”. Pero lo que Jorgito quería era jugar pelota en el barrio.
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