Uno de los grandes del cine francés, el actor Jean-Paul Belmondo ha fallecido este lunes a los 88 años. Según anunció su abogado, Michel Godest, la muerte se produjo “tranquilamente” en su casa de París.
A poco de conocerse el deceso, el presidente de Francia Emmanuel Macron publicó un tuit en que lamentaba profundamente la pérdida del actor y lo llamaba “tesoro nacional”.
Belmondo, nacido en abril de 1933, deja unas 80 películas y papeles inolvidables, como el del joven Michel en Sin aliento, de Jean-Luc Godard, director que hizo del actor una referencia de la Nouvelle Vague.
Después de haber participado en algunas obras de teatro y varios filmes, Godard le dio este protagónico, un clásico que lo lanzó a la fama.
Su carrera abarca medio siglo coincidente con una época dorada del cine francés. De ese modo, se alzó como estrella rebelde, actor todoterreno y extremadamente comercial, que enamoró a varias generaciones.
Comenzó a actuar en la década de 1950 en el Conservatorio de París donde uno de sus maestros, Pierre Dux, le dijo que su carrera como protagonista estaba condenada por cómo se veía. La gente se carcajearía cuando viera a una actriz en los brazos de Belmondo, dijo Dux, de acuerdo con el biógrafo Bertrand Tessier.
Contradiciendo ese pronóstico, trabajó con directores como François Truffaut (La sirena del Mississippi, 1969), Alain Resnais (Stavisky, 1974), Louis Malle (El ladrón de Paris, 1967), Juean-Piwerre Melville (León Morín, sacerdote -1961), Jacques Deray (El marginal, 1983) y Claude Lelouch (Los miserables, 1995).
Associated Press destaca que “su estilo poco convencional, con la nariz achatada, labios carnosos y complexión muscular, le permitía interpretar papeles de todo tipo, de un policía rudo a ladrón, sacerdote, Cyrano de Bergerac o agente secreto. Belmondo era un deportista talentoso y solía hacer sus propias acrobacias”.
Belmondo se especializó en interpretar a gánsteres y maleantes, aunque consiguió un gran éxito en 1962 con el filme Cartouche, interpretando a un espadachín del siglo XVIII frente a la actriz italiana Claudia Cardinale. El hombre de Rio fue otro gran éxito con el mismo director, Philippe de Broca, más en sintonía con los propios gustos de Belmondo, quien le dijo al New York Times en 1964: “Realmente prefiero hacer películas de aventuras como Río a las películas intelectuales de Alain Resnais o Alain Robbe‐Grillet”.
Belmondo jugaba fútbol y llegó a ser boxeador antes de dejar la escuela a los 16 años.
Il restera à jamais Le Magnifique. Jean-Paul Belmondo était un trésor national, tout en panache et en éclats de rire, le verbe haut et le corps leste, héros sublime et figure familière, infatigable casse-cou et magicien des mots. En lui, nous nous retrouvions tous. pic.twitter.com/4CVI9uwKLA
— Emmanuel Macron (@EmmanuelMacron) September 6, 2021
En 2001 había sufrido un accidente cerebrovascular.
En 2011 ganó la Palma de Honor a su trayectoria en el Festival de Cine de Cannes, y en 2016 el León Dorado del Festival de Cine de Venecia por la obra de toda su vida.