Roberto Viñas Riesgo (Pinar del Río, 1948), posee más de 90 largometrajes trabajados en su larga trayectoria por el séptimo arte; es director asistente del cine cubano y actor cinematográfico por afición. Entró en los Estudios de Producción del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) hace 38 años se ha mantenido vinculado a la institución con la misma vehemencia y pasión que caracteriza su personalidad. Se cataloga él mismo como un trabajador de cine, pero sus amigos cineastas no solo lo ven como el experimentado especialista que asegura un buen trabajo profesional en cada filmación, sino también como la imagen fetiche del cine cubano.
Entre conocidos, colegas y amigos se conoce como el rostro masculino más visto del cine realizado en la Isla por sus “apariciones”, y para algunos realizadores es una especie de amuleto de la buena suerte; de ahí que OnCuba lo invita a conversar de su vida en el cine.
¿Cómo fueron tus inicios en el cine?
Empecé en Diciembre de 1974 como asistente de dirección en la película Cantata de Chile, de Humberto Solás. Como era “novato” trabajé directamente con uno de los asistentes de dirección de la película. En mi caso con Lázaro Buría, que era el asistente de dirección que atendía los departamentos de escenografía, ambientación, efectos especiales y pirotecnia.
Agradezco mucho esta película como mi primer trabajo en el cine, porque fue una película muy compleja, dura y… definitoria. Y digo esto último porque realmente creo que el que no estuviera muy convencido de su vocación hubiera abandonado el oficio antes del final de la película. Fueron cinco meses de rodaje (entre marzo y agosto) en locaciones muy agrestes, se filmó en las canteras de San José de las Lajas, Managua y Mariel (donde hoy está la fábrica de cemento), las filmaciones en su mayoría fueron de noche, con gran cantidad de extras, y con actores no profesionales, casi todos chilenos.
¿Por qué asistente de dirección y cuáles son los requisitos que debe cumplir esta profesión?
Fui asistente de dirección casualmente, pues se suponía que los recién llegados al ICAIC por la vía universitaria -conmigo empezaron un grupo de aproximadamente diez compañeros, todos graduados de la antigua Facultad de Humanidades- íbamos a rotar por diferentes áreas de trabajo del Instituto. En mi caso, y para suerte mía, me situaron como asistente de dirección en la película Cantata de Chile. Después por diferentes motivos que no vienen a colación me quedé trabajando en la Empresa ICAIC en su área de producción. En cuanto a los requisitos son varios, pero la responsabilidad y la sensibilidad artística son los más importantes.
Es fundamental en primer lugar, que un director asistente o primer asistente de dirección sea ante todo, un organizador, y también un coordinador, un enlace entre el trabajo del director y el del productor de la película, y es el responsable de mantener una buena relación de trabajo entre ambas partes; uno de los aspectos más importantes o más esencial de su trabajo.
Cada película es un mundo, es un reto en sí mismo. En este oficio la experiencia del trabajo diario, es el elemento más importante que te pueda ayudar a ser un buen director asistente.
Se dice que eres el rostro masculino más visto del cine cubano ¿por qué?
Bueno, he tenido la suerte de verme involucrado en más de 70 materiales audiovisuales, no sólo largometraje de ficción que son la gran mayoría, sino también cortos de ficción, documentales, video clips, Spot publicitarios y algunas ya desaparecidas ediciones del Noticiero ICAIC Latinoamericano. Sin embargo, lo que si creo fervientemente es que soy un trabajador del cine por mi trabajo en otras películas como director asistente, asistente de dirección, productor asistente, asistente de producción y script.
¿Te queda añoranza por trabajar con algún realizador?
Realmente añoranza como tal no, pero si me gustaría trabajar con algunos directores que me han llamado para que en sus películas le haga algún “personajillo”, y nunca he trabajado con ellos como asistente. Lo que si puedo afirmar categóricamente es que me ha encantado trabajar con directores, algunos amigos, con los cuales he tenido el infinito placer de acompañarlos como asistente en sus proyectos en estos últimos años. También he trabajado con muchos directores extranjeros y hay dos de ellos con los cuales me gustaría volver a trabajar: Luis Oliveros, de España y Alberto Lecchi, de Argentina.
¿Cuándo descubriste que eres un actor y cómo compartes esta afición con tu trabajo en el set?
No me considero un actor porque si lo fuera ese hubiera sido mi único oficio. Lo que pasa es que tengo ciertas habilidades histriónicas y las disfruto tanto realizándolas, que cada vez que un director me llama nunca le digo “no”. Lo mismo me pasa con algunos directores extranjeros con los que he trabajado. Me han visto en otros filmes o alguien les ha dicho que siempre tengo un papel pequeño en las películas y me invitan a participar en su proyecto y como lo disfruto, también lo acepto. Esto no interfiere mi trabajo en el set, porque generalmente “mis personajes” son de uno o dos llamados y esto no me impide realizar mi trabajo fundamental en el largometraje, ya que una filmación tiene más llamados.
Preferencias por algunos de los personajillos que has interpretado…
Esta pregunta aparentemente tan sencilla, a mí me cuesta mucho trabajo responderla porque realmente han sido muchos, y esto ha llevado que en diferentes momentos me recuerde más de uno que de otros. De todas maneras, me atrevería a señalarte el de Río Negro (1976) que fue el primero y donde hacía de un oficial del ejército rebelde y sub administrador de una asfaltera. Este primer personaje se lo debo al director Daniel Díaz Torres, que siendo el primer asistente de dirección de la película confió en mí para resolver un problema que se había creado en la escena, pues el actor seleccionado para este personaje no acertaba con el papel. Yo era el anotador (script) de la película, Daniel me propuso el papel y acepté; y….hasta el vendedor de periódico, de Esther en alguna parte, del 2012 que ha sido el último personajillo.
En los años que median entre 1976 y el 2012 te podría señalar: el rascabuchador, de Se permuta (1983); el dirigente sindical, de Los pájaros tirándole a la escopeta (1984); el revolucionario intransigente, de Adorables mentiras (1991); el alcalde, de Pon tu pensamiento en mí (1994); el doliente hambriento, de Guantanamera (1995); el fotógrafo, de Un paraíso bajo las estrellas (1999); el funcionario, de Lista de Espera (1999), el guardián de la celda, en Miranda (2007); el posible heredero de una suma fabulosa, en El cuerno de la abundancia (2008); el patrón del barco, de Afinidades (2009) y para ya casi terminar esta lista, el jefe de brigada de los sepultureros, en Se vende (2012); película recién estrenada y que constituye mi personaje con más desarrollo en un filme.
No puedo dejar de mencionarte la inmensa satisfacción y el orgullo de haber compartido escenas con actrices y actores de gran estimación en nuestro país como Consuelo Vidal, Reynaldo Miravalles, Jorge Perugorría, Laura de la Uz, Fernando Echevarría, Aramís Delgado, Paula Alí, Susana Pérez, Vladimir Cruz, Luis Alberto García (padre e hijo), Alicia Bustamante, Mirta Ibarra y muchos más que tantos años, ahora mismo no los tengo en la memoria.
Si volvieras a empezar en el cine por dónde comenzarías: director asistente, productor o actor?
Realmente no te pudiera decir, pero como me han ido las cosas, te diría que si volviera a empezar me gustaría que todo fuera como ha sido hasta ahora, aunque quizás todo más rápido. Claro, que habría algunas cosas que mejoraría, o mejor dicho, que trataría de probar para conocer realmente mis posibilidades. En la balanza hay más recuerdos agradables y momento inolvidables a favor.
¿Qué lugar afectivo y profesional ocupa el cine en tu trayectoria?
Profesionalmente ha sido toda mi vida laboral porque prácticamente aunque hice otras cosas, -fui profesor de Química en la Facultad Obrera en 1970; profesor de Historia de América, 10mo grado, en la Escuela Nacional de Arte, curso 1972-1973; y de Historia de la Edad Media, en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, curso 1973-; desde 1974 soy trabajador de cine en el ICAIC. Afectivamente…la industria del cine cubano ES TODO, alegrías muy grandes, y también tristezas, afortunadamente pequeñas y algo muy importante para mí, me ha dado la oportunidad de conocer y trabajar con personas que les debo mucho en mi vida personal y laboral porque han sido maestros y amigos.
Por: Mirtha Lamothe Iglesias
Fotos: Cortesía del entrevistado
Una de las personas más lúcidas, inteligentes y capaces dentro de la industria del cine cubano. El ICAIC le debe mucho a Roberto Viñas. Gracias Mirtha Lamothe por este artículo.
Bella persona, te quiero mucho .
Soy ofelia la vestuarita
Viña, el doble de Juan Padrón. Un abrazo master. Un orgullo ser su amigo y haber podido trabajar con usted!!! Ian
Abran paso al gran ‘Bobby’ Viñas, o “Viñitas”, como le dicen otros, de su amigo Miguel A. Sánchez