Contigo pan y cebolla es una obra para todos los tiempos. Como hizo Virgilio Piñera con Aire frío, Héctor Quintero realiza una radiografía del cubano y de parte de su historia, con una inmensa carga de universalidad. La pieza, escrita en 1962 y ganadora el siguiente año de una mención en el Premio Casa de las Américas, fue llevada por primera vez a las tablas en febrero de 1964 por Sergio Corrieri con Teatro Estudio.
Teatro D´Dos hace suyo esta vez el reto de la puesta escena de un clásico del teatro vernáculo, justo cuando se celebra el aniversario 50 de su estreno. Julio César Ramírez, director de la agrupación escénica, compartió sus criterios acerca de la pieza y de lo que implica asumir uno de los textos más simbólicos de las tablas cubanas.
-Para muchos, Contigo… se erige como un momento imprescindible del quehacer escénico por su esencia popular. ¿Qué piensa al respecto?
“Es uno de los textos esenciales de la historia del teatro contemporáneo. A mi modo de ver, Héctor Quintero es el gran creador de la comedia y maestro del diálogo, que supo explorar en la esencia del cubano llevarlo a la escena con un enorme sentido de identificación y cercanía con el público. Supo recrear, como nadie, el sentido del humor criollo”.
Como en casi todas las obras del autor de Sábado corto y El premio flaco, se exhibe un trazado casi perfecto de los personajes, conjugado con una precisa radiografía del cubano. “Contigo pan y cebolla nos deja a Lala Fundora, y la inscribe en ese monumento de los grandes personajes femeninos del teatro cubano”.
“Contigo narra la batalla de una mujer por sostener la familia no solo en el plano práctico de las comidas y el vestuario, sino desde la espiritualidad. Héctor Quintero es un dramaturgo que, al igual que Abelardo Estorino y Alberto Pedro, debe estar permanentemente en los escenarios cubanos, porque el diálogo con el público es extraordinario y la necesidad de esa interacción en escena es importante avivarla y conservarla”.
Estamos en presencia de una obra muy cubana y a la vez muy universal…
“Esa cualidad la convierte en un reto tremendo. Las obras de Quintero no obligan a crear demasiada fantasía escénica porque los personajes transitan por y desde la verdad. Para los actores y directores esto plantea un desafío: lograr que el elenco se contagie, disfrute y sea capaz de expresar esos niveles de realidad que atesora la obra.
“Contigo… es una pieza que el público necesita, conoce y que tiene incorporada en su imaginario. Me sorprende la manera en que la gente la integra a su idea del teatro cubano. Como es una comedia de situaciones, se orienta hacia zonas que hay que explorar para poder entender su esencia”.
Julio César Ramírez considera que esta será una oportunidad para analizar, desde las tablas, nuestro presente. Significa además una vía para acceder a la autorreflexión, para mirar al interior de nuestra dinámica familiar y, sobre todo, para comprender el mensaje de que, a pesar de las dificultades económicas, internas o sociales, lo importante es mantenerse unidos.
No obstante, a pesar de su universalidad no ha sido llevada a escena con frecuencia. “Sergio Corrieri la estrenó en el 64, después Quintero asumió las siguientes puestas, hasta que hace unos años se repuso en el teatro Mella. Ahora estamos en ese camino y pienso que el resultado va a satisfacer al público”.
Esta es la segunda comedia de Teatro D´Dos. ¿Rompe de alguna forma con el quehacer anterior?
“Teatro D´Dos ha explorado mucho el tema de la familia. A veces pensamos que está agotada, porque la trabajamos mucho. Sin embargo, siempre hay nuevas aristas que abordar como la de este caso que es la crisis económica en la familia”.
“Creo que se ajusta perfectamente a nuestro desempeño anterior, aunque por lo general acudimos a textos más dramáticos. Desde nuestra creación, cuando estrenamos Escuela de los parientes, de Joaquín Lorenzo Luaces, no habíamos vuelto a incursionar en la comedia. Y aunque pueda resultar raro para Teatro D´Dos moverse en esa cuerda, el texto contiene muchos de los temas que nos interesa desarrollar”.
Este año se cumple el aniversario 50 de su estreno ¿Cómo se marca la diferencia, si es que la hubiera?
“Aparentemente todo es fácil y cotidiano, pero en el fondo subyace una subtextualidad, que me recuerda a las piezas de Chéjov, que Quintero sabe criollizar con belleza y elegancia.
“Siempre hay desafíos. Tenemos que ver la obra como una puesta que irá in crescendo. Será una prueba agotadora, sobre todo si tenemos en cuenta que no concebimos el entreacto, en especial para las actrices. En la historia del teatro cubano hay dos inolvidables Lala Fundora: la que hizo Berta Martínez y, posteriormente, la de Alina Rodríguez. En nuestro caso ese rol será doblado e interpretado por Daysi Sánchez y Linet Cremata”.
“Creo que no hay necesidad de establecer diferencias porque la obra mantiene su vigencia. Sigue viva y el tiempo no le ha pasado por encima”.
Por: Lourdes Benítez Cereijo