Ballet de Bulgaria despierta a una Bella durmiente cubana

Luego de una siesta de casi una década, La bella durmiente de Grettel Morejón despierta por estos días gracias a una invitación del Ballet de Sofía, Bulgaria. La historia personal de esta bailarina principal del Ballet Nacional de Cuba (BNC) tiene lazos indisolubles con la princesa Aurora del universal relato de Charles Perrault, traducido exitosamente a la danza en 1890 por otro francés, Marius Petipá.
Para la joven que creció en La Habana durante un período llamado “Especial” por numerosas carencias materiales, la vida no ha sido un cuento de hadas pero sus maestros de la escuela de arte vieron en ella a una princesa desde los primeros años y decidieron que interpretaría a Aurora hasta los días de su graduación.
Como cada estudiante de la Escuela Nacional de Ballet, Grettel ensayaba y llevaba a escena varios personajes, sin embargo, ninguno superó en número ni en efecto a la Aurora de La bella durmiente. Quienes conocieron a la artista en esa etapa todavía la asocian al pas de deux que diariamente le ensayaba el padre de la escuela cubana, Fernando Alonso, en persona, junto a la también fallecida maestra Mirtha Hermida. Con esa obra, Grettel ganó una medalla de oro en un concurso de estudiantes celebrado en Cuba y realizó el examen de ingreso al BNC, a fin de iniciar una carrera profesional.
Para sorpresa de los antiguos profesores, dentro de la compañía, a la joven le asignaron todo tipo de obras menos esta, ni siquiera el pas de deux. Trocaron su nombre por el de Lisette en La fille mal gardée, Elisa en La flauta mágica, Kitry en Don Quijote, Swanilda en Coppelia, incluso la transformaron en las temibles Odette y Odile de El lago de los cisnes.
Cuando recibió el rango de Bailarina Principal, la artista ya había sido nombrada junto a su compatriota Osiel Gounod como los bailarines noveles más destacados del año 2011 por la más importante revista de Danza en América, la Dance Magazine. Un director de una compañía foránea la vio danzar el pasado año y, curiosamente, no le propuso incursionar en lo que había visto sino en La bella durmiente. Este clásico será la primera obra que Grettel baile como invitada de una agrupación extranjera.
Ahora en Bulgaria, la joven bailarina cubana vive de cierto modo un retorno al pasado, al suyo por la similitud de las indicaciones de la maître y bailarina Vesa Tonova con las del maestro Alonso y al del clásico, porque la versión que deberá encarar bebe fundamentalmente de la original concebida por el gran Petipa en Rusia. Diferencias, muchas, sobre todo porque la escuela rusa de ballet potencia pasos que ahora mismo la de Cuba no profundiza, ni usa en elevadas cantidades y mucho menos en variedad.
En esta versión, Aurora se pasa todo un acto saltando y nosotros estamos acostumbrados a hacer una princesa más calmada, comentó Grettel.
Una de las primeras sorpresas llegó al descubrir que en toda la obra su personaje apenas gira, mientras en Cuba conceden a las vueltas una relevancia extraordinaria, las incorporan a todas las coreografías, a veces en gran número y se compadecen a las bailarinas moderadas.
Aquí he reafirmado que no todo en la danza es girar porque hay muchas formas de resultar versátil y virtuoso, reflexionó.
Para alguien entrenado en la escuela rusa imagino que algunas combinaciones de pasos y dinámicas puedan ser fáciles pero para quien tiene otra base esta versión le cuesta, reconoció la bailarina.
Los ensayos en la ciudad de Sofía le ayudan a ganar en resistencia y precisión, pero las funciones no serán en la capital búlgara sino en Catania, la segunda urbe más grande de Sicilia, Italia, donde el Ballet de Sofía presentará una temporada de La bella durmiente del 23 al 29 de marzo en el Teatro Massimo Bellini.
Aunque los tiempos musicales sean distintos a los fijados en su mente desde hace más de una década, de tanto repasar la versión rusa ya le parece muy linda y hasta menos difícil.
Tras los espectáculos en Italia, junto al búlgaro Emil Yordanov como su partenaire en esta ocasión, la bailarina retornará a La Habana natal, donde añora convertirse algún día en una Giselle. Nadie sabe cuántos años dormirá esta vez su Bella, que para el público cubano permanece aún en un dulce sueño.

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