Malpaso es una agrupación que, con poco tiempo de vida, se adueña con personalidad propia de las tablas y encara los más atrevidos retos. Fuerza expresiva, energía y rigor técnico constituyen la carta de presentación de esa formación danzaria, integrada por jóvenes bailarines egresados del sistema de la educación artística cubana.
Bajo la dirección de Osnel Delgado, la compañía se ha labrado poco a poco un espacio dentro de la danza contemporánea en la Isla. No es casual que Malpaso aprovechara la cobertura del Festival Habanarte para mostrar, “a puro músculo” y talento, dos estrenos en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. Sus propuestas devienen apuesta perfecta por al riesgo y las ganas de hacer de su cuerpo de baile, puntos que distinguen a una formación que ya posee un lenguaje expresivo que los distingue.
La primera de las piezas que estrena desde el pasado jueves y hasta el domingo en ese coliseo habanero se titula Indomitable Waltz, una obra de aproximadamente 27 minutos de duración, en la que Malpaso brilló por la pureza de los movimientos coreográficos y la proyección en escena. Con elenco sobre las tablas que variaba en número según la progresión de la función, Indomitable… fue creada expresamente para la compañía por la coreógrafa canadiense Aszure Barton en colaboración con sus bailarines.
Barton es una de las creadoras de mayor prestigio del momento, con una interesante trayectoria en el mundo de la danza y con piezas suyas integradas a los repertorios de importantes compañías. Para Malpaso Barton concibió una obra en la que los bailarines pudieran hacer gala de su excelente formación técnica y las tendencias teatrales de la agrupación, estas últimas también reconocibles en el estilo coreográfico de la canadiense.
Por si fuera poco, la música de Indomitable Waltz pertenece al trinomio formado por el violinista rumano Alexander Balanescu, considerado uno de los más visionarios y excitantes intérpretes de ese instrumento de nuestros tiempos; el pianista británico Michael Nyman, celebrado como un innovador en materia de composición; y el joven alemán Nils Frahm.
Otro de los estreno de Malpaso es Leones en las largas Playas Doradas, de Osnel Delgado. La obra se inspira en el cásico El Viejo y el Mar, de Ernest Hemingway. Pieza para toda una noche (aproximadamente 60 minutos), está concebida para diez bailarines y cuenta con música del jazzista Arturo O´Farril.
El programa de presentaciones de Malpaso en Habanarte se complementa con las obras Bad Winter, del bailarín y coreógrafo estadounidense Trey McIntyre; y Why you follow, de su compatriota Ronald K. Brown, director y coreógrafo de la prestigiosa compañía Evidence y con quien la formación cubana ha trabajado con anterioridad.
Malpaso es dúctil, se acopla con asombrosa facilidad a las exigencias de cualquier puesta en escena, lo que les ha permitido enfrentar riesgos de los que, por suerte, sale airosa. Sin embargo, el talento y clase de sus bailarines no fue respondido con una afluencia de público a la altura de las propuestas, al menos durante los dos primeros días de función.
Ellos son muy capaces sobre las tablas. Osnel y sus muchachos tienen todavía mucho camino por recorrer guiados por un derrotero marcado por ellos mismos, y ojalá no sea signados por el mal paso.
Son una excelente compañía, excelentes bailarínes dirigidos por un gran Maestro, amigo y hermano. Éste es un logro de toda la compañía gracias por existir no se cansen nunca. Se les quiere el Javico.