El Cochero Azul cabalga de nuevo

Sin desbocarse, con un seductor trote por los parajes cubanos de la narrativa para niños y adolescentes, el corcel del Cochero Azul cabalga de nuevo, ahora algo lejos del Pueblo Nuevo donde lo concibió Dora Alonso, pero igualmente cerca del mar, tanto como a dos cuadras del Malecón habanero.

A la vera del hotel Meliá Cohíba, la Editorial Gente Nueva inauguró este verano la primera librería de Cuba especializada en literatura infantil, bautizada como el melenudo personaje que, contra toda convención social, se tiñó de añil para vivir aventuras junto a su “trouppe” celeste, y no parar hasta sacar del letargo incluso a un pueblo dormido. Quizás tal irreverencia inspira a quienes aún apuestan por la lectura en tiempos de enajenación audiovisual.

Desde clásicos como La Edad de Oro, Platero y Yo o las visionarias fantasías de Jules Verne, hasta historietas y otras novedades de la creación literaria de Cuba y el mundo, El Cochero Azul tiene para todos los gustos: poemarios, novelas, cuadernos de cuentos, teatro infantil, álbumes ilustrados, libros para colorear y pasatiempos publicados por diversos sellos editoriales del país.

Su director, el escritor Enrique Pérez Díaz, tiene grandes esperanzas en el impacto comunitario de este proyecto, que a la vez servirá de termómetro para saber cuáles libros funcionan más en términos de ventas y temáticas. Tan solo en su jornada inaugural, la flamante librería vendió 363 ejemplares por más de dos mil pesos cubanos, cifras que superaron las expectativas de Gente Nueva, según confesó luego Flor Nodal, subdirectora comercial y de promoción de la veterana editorial.

Sin embargo, a Pérez Díaz la venta no es lo que más le importa. “Me interesa que la gente encuentre aquí el libro que busca, un libro que le haga crecer y que le pueda dar salida a toda la producción editorial del país, que es bastante amplia, sobre todo para estas edades”, asegura.

Amén de su interés administrativo, el también laureado autor de libros infantiles destaca que el radicar en la propia casa editora facilita la retroalimentación y la orientación de lectura: “Cuando el lector venga a comprar estará directamente en contacto con los editores e incluso con los autores, que suelen mezclarse con el público”, explica Pérez Díaz.

Tampoco puede circunscribirse El Cochero Azul a su role de librería: con una ludoteca y una galería, el centro es un verdadero proyecto comunitario con un repertorio de cuenta-cuentos, talleres de dibujo, juegos didácticos, conferencias y visitas dirigidas, pero sobre todo, mucha promoción de lectura.

Por lo pronto, la galería Sueña despierto tuvo un estreno de lujo con Hacedores de sueños, una variopinta exposición con ilustraciones de Rafael Morante, Nelson Ponce, Ares, Pablo Montes de Oca, Bonachea, Javier García, Yaimel López y Abenamar Bauta.

Con la premisa de que no hay mejor compañía que un libro, El Cochero Azul emprendió quizás su viaje más tortuoso. Los tiempos han cambiado, y aunque muchos profetizan la muerte del texto impreso, el ilustre personaje y sus fieles insisten en su travesía. Aunque en ella tengan que vérselas nuevamente con el mismísimo Pipisigallo…

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