El ICAIC dice que Lester Hamlet no fue sancionado por permanecer fuera de Cuba

El Instituto de Cine aclaró que sólo pidió al cineasta Lester Hamlet la devolución del pasaporte oficial que le había facilitado para participar en un evento en México. En su perfil de Facebook, Hamlet había comunicado que desde el departamento de protocolo le informaron una sanción que le impediría regresar a Cuba durante los próximos cinco años. No es la primera vez que un intelectual cubano acusa al Gobierno de forzar su destierro como represalia por posiciones políticas.

Lester Hamlet. Foto: Ivette Carnota/Archivo.

El Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) aclaró este jueves, a través de su vicepresidenta Tania Delgado, que el cineasta Lester Hamlet no recibió ninguna sanción y reiteró el derecho del realizador a regresar a su país, según informan medios oficiales en la Isla.

La funcionaria explicó que el también guionista había viajado a México con pasaporte oficial para participar en el Proyecto Comunitario La isla residencia, por lo cual la oficina de protocolo de la institución le solicitó la devolución del documento, de acuerdo con una entrevista publicada por Cinecuba en su perfil de Facebook, reseñada por la agencia Prensa Latina (PL).

Ante la declaración del artista, publicada este 24 de agosto, alusiva a una supuesta prohibición de entrada a la Isla en los próximos cinco años, Delgado aclaró que el uso del citado pasaporte corresponde a las misiones en el exterior y es válido sólo dentro de las fechas solicitadas.

La también responsable de las relaciones internacionales del Icaic refirió que, luego del transcurso de más de un mes desde la fecha prevista para el regreso al país de Lester Hamlet, un funcionario del área protocolo lo contactó a través de la plataforma de mensajería Whatsapp.

Según PL, la funcionaria precisó que el motivo de esa comunicación fue preguntarle si ya estaba en el país y requerirle el retorno del documento, que no es de carácter personal, si bien la entrega del mismo forma parte del apoyo del Icaic a cineastas involucrados en proyectos o eventos de interés para la cinematografía cubana.

Durante una llamada telefónica posterior, Hamlet, quien proyectaría un ciclo de películas e impartiría un taller de guion en el estado de Quintana Roo, le transmitió su decisión de no regresar a la nación caribeña y el funcionario le demandó nuevamente el reintegro del pasaporte, agrega la vicepresidenta del Instituto de Cine.

Delgado apuntó además que en ningún momento el aviso tuvo como propósito informarle sanción alguna y “tal como lo expusieron en sus cuentas de Twitter el ministro de Cultura y el presidente del Icaic, puede regresar al país cuando desee”, dijo, citada por el medio.

También, la directiva argumentó que la entidad no está facultada para tomar decisiones de esa naturaleza y que resulta dolorosa la declaración del realizador mediante la cual responsabiliza al Instituto de haber tomado “la decisión de permanecer fuera de Cuba cuando esta es estrictamente personal”.

En su perfil de Facebook, Hamlet había informado previamente sobre la llamada que recibió del departamento de protocolo del Icaic, que según su versión fue para hacerle saber sobre la aplicación de una sanción que le impediría regresar a Cuba durante los próximos cinco años “por no haber regresado a la Isla a tiempo -un tiempo determinado por ellos-…”.

En su post, el director de notables filmes como Casa Vieja y Ya no es antes asegura que su no retorno al país no era un plan en su cabeza, “sobre todo por los vínculos afectivos que me unen a ese espacio del que ahora no me permiten formar parte”.

El artista también calificó a la actual sociedad cubana como “quebrada” que “continúa su camino hacia la mediocridad más absoluta”, Además, lamentó “no poder ser testigo directo de su inminente fin”.

No es la primera vez que un intelectual cubano acusa al Gobierno de forzar su destierro como represalia por posiciones políticas. Ha sido una práctica común que a ciudadanos cubanos, mayormente médicos y deportistas, que han abandonado misiones o delegaciones en el exterior, se les impida regresar al país por un período que va desde los cinco hasta los ocho años, salvo contadas excepciones.

En el caso de Hamlet, llama la atención la rápida reacción de las instituciones gubernamentales cubanas, algo que no había sucedido antes con otras figuras públicas a las que se les ha impedido regresar debido a sus discrepancias con el sistema político de Cuba y su Gobierno.

A mediados de 2019 al poeta y ensayista cubano Jorge Luis Arcos (La Habana, 1956) le negaron la entrada a Cuba cuando se disponía a abordar el vuelo en Santiago de Chile para viajar a la Isla. El intelectual había habilitado su pasaporte en Buenos Aires, pero dos funcionarios de Aeroméxico, la compañía en la cual tenía reservado su vuelo, le dijeron que habían recibido una comunicación telefónica desde la embajada cubana en Argentina mediante la cual se desautorizaba su viaje.

Algo similar ocurrió con el laureado escritor Amir Valle, quien viajó a España en 2006 para presentar su novela Santuario de sombras y desde entonces las autoridades cubanas no le han permitido volver, por lo que se vio forzado a asentarse como exiliado en Alemania.

Entre los casos más significativos de los últimos tiempos sobresale el de la profesora Omara Ruiz Urquiola, quien se enteró en junio pasado de que no le permitían regresar a la Isla cuando esperaba abordar un avión en el aeropuerto de Fort Lauderdale, en Florida, después de pasar un tiempo en Estados Unidos con una visa de turismo.

Dos libros y un hombre; un hombre y dos sentimientos

Más revuelo levantó la situación de la joven Karla María Pérez, quien viajó a Costa Rica para completar sus estudios universitarios, y quedó varada en el aeropuerto de Panamá, cuando se disponía a volver a La Habana.

Entonces el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) calificó a la joven activista como un “instrumento del exilio” utilizado “para acciones fuera de la ley y desestabilizadoras contra Cuba”, y recordó que “En Cuba existen como en todos los países leyes migratorias (…) tenemos el mismo derecho que cualquier otro país a defendernos”.

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