La primera Santa Bárbara cubana

El cine Yara de la capital estrena por estos días el documental Copa y Espada, producido por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y realizado por Lourdes de los Santos. El relato audiovisual aborda el tema del sincretismo religioso existente entre Santa Bárbara, patrona católica de los artilleros españoles, y Shangó, deidad del panteón yoruba cubano, y su arraigo en la cultura popular, a partir de los festejos de los días 2, 3 y 4 de diciembre que tienen lugar en el municipio mayabequense de Güines desde el año 1860.

En una narrativa sencilla y profunda son expuestos los testimonios de los etnólogos Natalia Bolívar y Miguel Barnet, de los máximos custodios de la imagen de la virgen en la capilla del barrio fundacional de Leguina, en Güines, y de otras personalidades de la cultura como el músico Adalberto Álvarez. Copa y Espada refleja la fe o devoción de gran parte del pueblo por la deidad católica y orisha del panteón afrocubano. El sonido profundo de las selvas africanas, replicado por los tambores de la Danza a Shangó, atrapa la atención de los fieles de la santa y de los amantes del pasado nacional.

Sin embargo, una vez terminado el documental pudiera surgir una pregunta. ¿Cuál es el origen de la primera Santa Bárbara cubana? Encontrar la versión más certera fue motivo suficiente para solicitar la ayuda de la erudita Natalia Bolívar, quien sin pensarlo dos veces me facilitó la bibliografía necesaria para indagar sobre este dato de la antropología religiosa antillana.

Según descubrió el historiador cubano Leví Marrero en uno de los documentos contenidos en el Archivo de Indias de Sevilla, España, el acta de creación del primer estandarte criollo producto de la artesanía de vecinos de la Isla data del siglo XVI.

Aunque desde mucho antes ya existían vírgenes talladas y pintadas provenientes de Europa, la imagen de la primera Santa Bárbara cubana fue construida el 15 de octubre de 1599, según la cita referenciada por Marrero en uno de los textos de su autoría compilado en el libro Escrito ayer. Papeles cubanos (Ediciones Capiro. Puerto Rico).

La tallaron en madera de nuestros campos Juan de Bruselas y Francisco de Ballester, dos artesanos de la ínsula que recibieron a cambio de la hechura de la imagen 500 reales. La orden para construirla “debió ser del benemérito Francisco Sánchez de Moya, capitán de artillería del Rey y comisionado para fundar la fábrica de artillería y reactivar las minas de cobre”, según alude el historiador.

Sánchez de Moya, quien en el siglo siguiente llegó a ser gobernador de Santiago de Cuba, también hizo erigir a su arribo a la minas la primera iglesia precursora del santuario nacional. Según se narra en la cita encontrada por Marrero, “fabricose una yglesia como las que se husan en esta tierra, cubierta de guano, y para hacer una campana que se puso en ella para su servicio y para tocar a trabajar se sacaron 5 arrobas de cobre”.

El destino de la imagen de la virgen era el templo construido para el personal de la fábrica de artillería radicado en la región. La primera Santa Bárbara hecha en Cuba quedaba entonces corporizada ante la historia nacional.

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