El Premio Nacional de Artes Plásticas 2004, Roberto Fabelo presenta su exposición de fin de año en la Galería Habana de la capital. Bajo el título de No somos animales fue inaugurada la muestra a la que asistieron destacadas figuras de la plástica como: Flora Fong, Ever Fonseca y el caricaturista René de la Nuez, entre otros.
El reconocido pintor, dibujante e ilustrador cubano estudió en la Academia de Artes Plásticas San Alejandro y en el Instituto Superior de Arte de La Habana. En No somos animales el artista confirma una vez más sus dotes para el dibujo. En esta ocasión, desde un estilo en las composiciones que develan su filiación hacia los grandes maestros del Renacimiento. Los dibujos se realizaron ya sea en papel kraft-un signo distintivo de su obra-o sobre páginas de libros de ciencia que explican el funcionamiento de los órganos humanos.
La muestra nos hace rememorar los extensos bocetos de Leonardo da Vinci sobre la anatomía humana. Fabelo ensaya y fragmenta el cuerpo, lo dota de plumas, cuernos, creando una semejanza con las formas animales. De ahí que el título se cargue de un sentido completamente irónico.
No somos animales realmente viene a afirmar que sí lo somos. El artista al fusionar ambas estructuras anatómicas e incorporar el texto conduce al receptor a descubrir características típicas del hombre. Cada obra, como el caso de Destino de los carneros que constituye una reflexión acerca de las posturas que son adoptadas por distintos sujetos en la sociedad, tiene contenida una crítica.
Destino de los carneros presenta un plato con una carne y moscas. Es una alusión al sacrificio como fin último de las personas que viven para lisonjear a otros por conveniencia.
Desde la supuesta inocencia de las piezas se reflejan comportamientos sociales, estrategias de manipulación en las que los valores humanos se extravían ¿Somos acaso tan distintos a los animales?-parece preguntar el artista. Pensar, es un llamado que hace en esta muestra en la que la palabra le sirve como arma para propiciar una reflexión social.
A la vez, se constata una alta dosis de cubanía en estos cuadros que originan la risa inmediata. El humor también es importante, por qué no. Una obra de arte también puede ser motivo de placer, de goce para el receptor. Es el caso de Sapingo en la que el artista establece una analogía entre la figura con facciones muy tontas y el significado de la palabra como se maneja en el lenguaje popular. Asimismo acontece en el espécimen que duerme como un cerdo, son hábitos y dichos de raigambre popular.
En esta exposición se manifiesta una actitud ante el presente. Gesto que realmente se comienza a extrañar en nuestras artes y no me refiero a la supuesta relación de amor-odio de la que tanto se ha polemizado. Actitud crítica, no refugio estéril bajo el signo fútil de la irreverencia.
Ya sea al propiciar la provocación hacia cuestiones más serias de la vida- la proyección construida del sujeto en la sociedad- o sus costumbres más simples como recostarse en un sillón; Fabelo tiene la capacidad de presentarlo con gracia y elegancia. Hace ocho años- a propósito de ser condecorado con la distinción de Premio Nacional de Artes Plásticas- expresó que su mejor autorretrato era su obra y que estaba inconcluso. Considero que el pintor-sin dejarse seducir por la historia de Narciso-ya puede mirarse en las aguas o en sus dibujos y unificar su imagen y la del reflejo ¡El autorretrato ya está completo!