La cultura occidental celebra cada 31 de octubre sus fiestas de Halloween. Una divertida ceremonia de origen celta donde proliferan disfraces, bromas, hogueras y todo tipo de referencias al más allá, las brujas y los espíritus. Pero coincide que éste 31 de octubre en La Habana, los cineastas cubanos decidieron reunirse nuevamente para encauzar su propia lucha contra los fantasmas del dogmatismo.
No hubo calabazas ni velas encendidas aunque el ambiente previo estaba bastante sombrío. En las dos últimas semanas habían circulado por vías “alternativas”, declaraciones, cartas, mensajes y textos que recogían ese estado de incertidumbre y molestia que acompaña al gremio desde hace años. Se reportaban actos de censura contra obras, cineastas o críticos, aumentando la ya de por si elevada temperatura concerniente a las demandas por una Ley de Cine.
Esta vez, los creadores presentaron un documento que recoge aspectos esenciales de sus peticiones, cuestiones relacionadas con la función del ICAIC en el nuevo escenario, el financiamiento de las obras, la aceptación de las productoras independientes, el patrimonio, la libertad creativa, las formas de otorgar la nacionalidad a una película y el respeto y confianza que debe tener el Estado por la labor de los artistas. Además se ofrecen diversos criterios de por qué resulta conveniente al gobierno cubano, acabar de suscribir la Ley y conjurar con ello todo el ambiente de irregularidades o malentendidos que acompaña al trabajo de los cineastas. El documento fue aprobado por unanimidad y será enviado a las instancias superiores. Si bien no se trata de una Ley (no le corresponde a los cineastas hacerla) es al menos un punto de partida sólido y argumentado por dónde empezar.
Una de las más populares acciones de Halloween es el juego de Truco o Trato (en inglés Trick or treat) llevado a cabo por niños que tocan a las puertas de las casas proponiéndoles a sus dueños que escojan entre darles una golosina o ser víctimas de una travesura. Los cineastas acaban de ofrecerle nuevamente a la dirección del país, un voto de confianza, una propuesta transparente, una mano tendida al diálogo y la concertación. Realmente lo vienen haciendo desde hace al menos siete años cuando empezaron a enviar señales para una transformación del cine nacional. Pero al parecer la osadía de tomar la iniciativa y reunirse sin que nadie les dé la orden, ha de ser castigada. Los hechos desgraciadamente demuestran que los artistas han ofrecido un Trato y el gobierno les ha devuelto un Truco.
Tal cuestión se hizo evidente, cuando hacia el final de la reunión, varias intervenciones pedían respuestas, nombres, fechas límites e identificar los rostros y nombres de aquellos que han estado ausentes, congelando o tergiversando los reclamos de los cineastas. Los humanos empezaron a hablar de los demonios, esos fantasmas que nunca dan la cara y se mueven conspirando entre sombras. Resultó llamativo que en la cita no se encontrara nadie de la dirección cultural del país, ni del Partido, del Gobierno y ni siquiera de organizaciones como la AHS o la UNEAC a las que por obligación les tocaría defender y apoyar en todos los espacios a los creadores. Solo el presidente del ICAIC, Roberto Smith, hizo acto de presencia para certificar el apoyo de la institución a las inquietudes y propuestas de sus miembros.
La fiesta de brujas dio origen a un clásico del cine de terror, Halloween dirigido en 1978 por John Carpenter. Se han hecho muchas versiones, convirtiéndose en una saga y una obra de culto, cuyo personaje, el inmortal Mike Myers tiene más vida que todos los gatos de la Tierra juntos. A la Ley de cine le queda un largo camino aun por recorrer. Mientras tanto se seguirán haciendo películas, por la izquierda, la derecha, arriba y abajo. Es un proceso indetenible, al que se sumarán nuevos actores y retos, no más se den pasos concretos en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Los que toman las decisiones en el país no son inmortales como Mike Myers. Deberían pensar en eso y acabar de firmar y concretar con ello, una plataforma funcional sobre la cual reconstruir nuestra cinematografía, rescatar al espectador y respetar a los artistas.
Los cineastas han cumplido con el ritual, con el “orden” establecido, elevando pacientemente desde la base y durante dos largos años todas sus propuestas. No son los malvados de esta historia. No vuelan sobre una escoba. No usan máscaras. Y tienen un poder extraordinario que sí los hace inmortales: el Arte.
El problema es sistémico, no es privativo de ningún sector. Esto que digo, como siempre, es una manera de interpretar los hechos y siempre será discutible, pero cada a vez son más los que lo piensan.
Es imprescindible para cualquier sistema humano, que se organize de acuerdo al criterio de sus integrantes. En ello va la realización individual y colectiva. Era lo que esperábamos de una sociedad justa.
Hace mucho que en Cuba no gobierna ni pueblo ni trabajadores y ese mérito lo ostenta la clase ideológica gobernante (PCC).
Tanta confianza traicionada se acumula… pero ojalá todo no se vaya a la mierda
Time is the unique transcendental movement in Cuba, as Tata Guines says! All we are going to be older and obsolete at the moment of the Cinema’s law signature. That fight is a fight for the filmmakers of a Cuba in the distant future! In a future where you must collect the money for a movie as results of a fluorescent economy. Independence first, as economic than social, then the culture development!
Los que gobiernan este país no son inmortales, pero dejar o no una ley de cine cuando se mueren, se las trae floja (me refiero al poder real, no a los cargos medios al frente de las instituciones que jamás hacen nada sin consultar arriba, a esos puede ser que hasta le moleste todo este barullo). Primero, porque en muchos temas su actitud parece ser “después de mi, el diluvio”. Segundo, porque las cosas que sí les interesa dejar amarradas, lo están haciendo sin decirnos nada a los que vamos a tener que vivir con las consecuencias de decisiones que se están tomando. Como dicen los españoles de su transición, lo están dejando todo atado y bien atado. Ahora, eso incluye esencialmente a la alta oficialidad del ejército. Los artistas o una ley de cine puntúan muy, pero muy abajo en sus prioridades.
Está claro, desde hace rato, que las más altas instancias del gobierno solo están interesadas en arreglar la transición de acuerdo a sus particulares intereses, garantizando que su herencia (Cuba con todos nosotros) vaya a parar a las manos de sus herederos, dejándoles incluso una vía de escape asegurada por si hubiera alguna contingencia, lo demás, el pueblo y sus necesidades (espirituales y materiales) no importan, ellas se resolverán algún día “sin prisa pero sin pausa”.
Yo creía que en la Asamblea Nacional del Poder Popular se podía proponer, discutir, aprobar, etc una ley. ¿No es así? ¿Se ha hecho allí algo al respecto? Por favor, si alguien sabe…
“Que dios me libre de andar a la derecha…” Bien por nuestros artistas, así me gustan: valientes, decididos. Luchando contra los inmensos molinos de estos tiempos, como verdaderos revolucionarios. Y por la que veo la UNEAC está presente, porque mucho de esos cineastas son miembros de ella, y seguramente muchos de los jóvenes ahí presentes de la AHS.
AL LEER ESTE TRABAJO, MUY BIEN REDACTADO POR CIERTO, ME PARECE QUE NO ES EL AÑO 2015 – CASI 2016, QUÉ FALTA DE RESPETO PARA ARTISTAS COMO LOS QUE SE DESANGRAN POR MANTENER UNA PRODUCCIÓN CINEMATOGRÁFICA CUBANA DE CALIDAD… TANTO QUE SE HABLA DESDE LA OFICIALIDAD DE LA IMPORTANCIA DE LA CULTURA, Y OTROS BLABLABLAS POR EL ESTILO… CIERTAMENTE HALLOWEEN SE QUEDÓ CHIQUITO AL LADO DE ESTE ASUNTO. DUELE Y AVERGUENZA LA DOBLE MORAL DE CIERTOS DIRECTIVOS QUE SE ESCUDAN DE SUS CARGO PARA ASUMIR POSICIONES RETROGRADAS Y, SIN DUDARLO LO AFIRMO, CONTRARREVOLUCIONARIAS…. SÍ, PORQUE SIEMPRE SE HA MIRADO CON OJOS SUSPICACES LAS PROPUESTAS DE LOS DIRECTORES CUBANOS POR SER DEMASIADO CRÍTICAS, PERO PEOR ES NO QUERER CAMBIAR LA REALIDAD Y ENTORPECER A LOS QUE DESDE SU PUESTO SEÑALAN LA COSAS MAL HECHAS, PERFECCIONABLES. POR ESO EL ICAIC YA ES UNA COSA ANACRÓNICA, Y DE SER UNO DE LOS PILARES DE LA CULTURA CUBANA PASÓ A SER UNA DE SUS PATAS COJAS.
En respuesta a ladislao, le informo que desconozco si la Comisión de Asuntos Legislativos de la Asamblea Nacional tiene alguna propuesta concreta de Ley de Cine que pueda discutir o perfeccionar. No obstante, sería interesante si los cineastas, actores, los técnicos y profesionales de la industria del cine, así como los cubanos de buena voluntad, tomaran la acción entre sus manos y ejercieran lo que se conoce como la iniciativa legislativa, regulada en el artículo 88 de la Constitución, que en su inciso g) establece que la iniciativa de las leyes corresponde a los ciudadanos, para lo cual será requisito indispensable que ejerciten la iniciativa diez mil ciudadanos, por lo menos, que tengan la condición de electores. Una propuesta formal de Ley de Cine, cuyo articulado podría ser redactado por juristas con experiencia en el sector y que fuera previamente discutido con los cineastas, puede ser presentado ante la Asamblea Nacional si cuenta con el respaldo de diez mil firmas que lo avalen. De esta forma realmente la pelota estaría en el lado de la cancha de las autoridades, cuyo inmovilismo en este tema se hace cada día más inoperante, ante los avances de la tecnología y la existencia de nuevos protagonistas de la industria del cine, tanto nacionales como extranjeros, que incursionan en la industria sin control o reglamentación alguna y de espaldas a un orden institucional que el Estado se ha negado a regular.
Si… El arte… Un arte que en todas sus manifestaciones ha sido estrangulado por el maldito sistema. Todos esos esfuerzos son válidos, pero la realidad es que lo que no funciona es el régimen de censura y dogmatismo en que viven los artistas y todos los demás, obviamente. Y el que siga creyendo que lo que suceda entre Cuba y los EU va a cambiar la mentalidad retrógrada y controladora que manipula al país, está pintando castillos en el aire. Nothing is going to change if the underlying problem does not change.