La Pereza activa literatura hispanoamericana desde Miami

Foto: Cortesía de los entrevistados.

Foto: Cortesía de los entrevistados.

El humo del café matutino huele a palabra naciente cuando se sirve en casa de Dago Sasiga y Greity González, dos jóvenes editores que en la ciudad de Miami, Estados Unidos, desmienten todos los días el rumor de que los libros han pasado de moda, y más aún en esta ciudad.

La pareja del nicaragüense y la cubana encamina hace más de tres años La Pereza Ediciones, una editorial en español de las llamadas “independientes”, porque funcionan ajenas a grandes consorcios editoriales. Pero, contrario a los pronósticos de apocalipsis en el mercado del libro, el crecimiento de su empresa deja la seguridad de que cuando se juntan visión, talento y entrega siempre existe una oportunidad para la hazaña.

A Dago y Greity no le temblaron las manos para convertir su hogar en oficina, almacén y centro de tertulias, donde la literatura es, más que profesión, motivo para alcanzar el aliento cotidiano. Allí acogen asiduamente a escritores y visitantes de la ciudad poco literaria que pudiera ser Miami, porque, cuando se trata de libros, toda ilusión realizable fluye entre las buenas almas.

El catálogo de La Pereza nuclea lo más representativo de las tendencias literarias contemporáneas en la lengua hispana y ha sido distribuido por España, Puerto Rico, Estados Unidos, Guatemala, Panamá y otros países. Autores experimentados como Luis Eduardo Aute (España),Marta Sanz (España), Carlos Cortés (Costa Rica), Claudia Amengual (Uruguay), Yolanda Arroyo (Puerto Rico), Sergio Ramírez (Nicaragua), Luis Felipe Lomelí (México) y Gumersindo Pacheco (Cuba), integran la lista de más de 70 libros publicados hasta el momento en géneros como novela, cuento, poesía, ensayo y literatura infanto-juvenil. A la vez, trabajan por avistar las grandezas del futuro e incluyen a excelentes autores jóvenes como Emanuel Franco de México o Rubén Varona de Colombia, por mencionar solo dos.

Aunque el nombre anuncie el ocio distendido tras pasar cada página, este dúo editorial nunca cesa de fraguar proyectos que convierten sus ejemplares en verdaderos hallazgos para el “placer inteligente” de sus lectores. Como aseguró cierta vez González: “la editorial ya no es un proyecto, es un hecho, al que le dedicamos todos los días y todas las noches”.

Desde la idea original de La Pereza, la editorial ha ido creciendo y ampliando el rango de autores y de mercado. ¿Cómo ha funcionado ese proceso de expansión y cuánto se ha transformado desde el surgimiento?

Dago Sasiga: La idea siempre ha sido la de mantener un catálogo hispanoamericano donde conviva lo más granado y selecto, junto a lo más joven y prometedor. Por supuesto, ha habido cambios en este proceso de expansión. Como dijera aquel pasaje de Lampedusa: “Es necesario que todo cambie, para que todo continúe como está”.

Los cambios son buenos y necesarios, diríamos que imprescindibles, mientras no se conviertan en un saltar de rama en rama intentando encontrar beneficios a corto plazo, mediante un esfuerzo aún más corto.

Sin revelar muchos secretos, ¿cuáles han sido las claves para lograr el sostenimiento y, siendo tan jóvenes como editores, atraer a su catálogo a autores contemporáneos reconocidos en el ámbito hispanoamericano?

Greity González: El secreto es simple: trabajo duro. Esto quiere decir, utilizar la cabeza todo el día y la noche, sin descanso, los 365 días del año. A Dago, por ejemplo, si a la una de la mañana horario de Estados Unidos le entra un e-mail de España, a esa hora lo contesta, pues puede parecer irrelevante, pero esto significa dar primero que nadie, que es dar dos veces. Otra clave vital tal vez sea la paciencia infinita. Y una aún más importante: la astucia. Estos elementos deben conducir a que el escritor sienta en todo momento que está en las mejores manos, porque hay aquí en La Pereza un equipo de trabajo dedicado las 24 horas a hacer funcionar su libro.

¿Es una editorial en español un buen negocio en estos tiempos en que nadie parece interesarse por los libros, en un país donde, además, el español no es la lengua nativa? ¿Por qué?

DS: Primero, aún cuando una editorial fuera un mal negocio, nosotros decidimos fundarla basados en el simple hecho de que la literatura es nuestra más importante pasión. Ahora bien, el ser humano continúa leyendo tanto como antes. Lo comprobamos día a día, ya sea en formato tradicional o digital. Una y otra vez repito: se ha sembrado un pánico con relación al negocio del libro. Un pánico que ha llegado hasta el lector ya veterano, quien se siente incluso algo asustado ante predicciones absurdas y gratuitos pronósticos sombríos. Pero los lectores siguen naciendo, los lectores jóvenes siguen fluyendo, y esos son a los que nosotros apostamos, felizmente. Más en una lengua como la nuestra. Y más en un país como Estados Unidos, donde hay 50 millones de hispanohablantes. De todas maneras, nuestro mercado va más allá de las fronteras norteamericanas. Abarca también Latinoamérica y España.

Con Luis Felipe Lomelí, escritor mexicano autor de Okigbo vs las trasnacionales y otras historias de protesta. Foto: Cortesía de los entrevistados
Con Luis Felipe Lomelí, escritor mexicano autor de Okigbo vs las trasnacionales y otras historias de protesta. Foto: Cortesía de los entrevistados

¿Por qué confiaron en este tipo de proyecto para encaminar sus vidas? ¿Cuáles son los riesgos y aciertos de esa elección en la carrera creativa de cada uno?

GG: Supongo que primero, por la formación profesional de cada uno. Dago es periodista y yo soy historiadora del arte. Por otro lado, yo trabajé como editora para una fundación neoyorquina a mi llegada a Estados Unidos en 2010. Dago tenía experiencia en publicidad y mercadeo. Creo que en gran medida el destino nos trajo aquí. Las destrezas de uno son el complemento perfecto de las destrezas del otro.

Los riesgos que tomamos ambos vienen a la par de los aciertos, y de los desaciertos, que nunca faltan; pero los riesgos los asumimos todos los días. Desde apostar por un escritor novel hasta lanzar una tirada inicial de 500 ejemplares. Es que tienes que saber, tienes que estar muy claro, de que al menos en los primeros años vas a perder dinero. Tienes que estar preparado para eso; pero a la vez ser consciente de que absolutamente, cada centavo, incluso cada centavo que parecía tirado al viento, es una inversión segura para el futuro, porque este es un negocio de muchos años, de mucha resistencia.

Según sus percepciones, ¿cuáles son las zonas de interés en las letras hispanoamericanas contemporáneas? ¿Qué las caracteriza?

DS: El ensayo está tomando un auge asombroso; este es un dato de interés. Si te refieres al mercado “en sí y para sí”, las distribuidoras se sienten inclinadas por este género ahora mismo, sobre todo para la venta en universidades y bibliotecas. Pero la novela sigue teniendo el primer lugar; luego, el cuento. La poesía, siempre es la Cenicienta. Nada nuevo. Esto actúa como una respuesta mecánica a los gustos de los lectores, quienes tienen la última palabra, la cual es por demás misteriosa, ya que nunca se sabe qué libro vendrá a comprar directamente un lector. Como en cualquier otra compra, el deseo del lector es muy subjetivo. Éste acude a zonas de la memoria insondables que lo hacen elegir un día un libro de cuentos policíacos, pues de pronto él siente que esa adquisición lo hace un ser más completo o más seguro. Más que zonas de interés establecidas por un canon literario, el mercado editorial funciona como cualquier otro mercado de oferta y demanda. Parece muy elemental, pero es así.

¿Cuáles de ellas están presentes en las obras publicadas por La Pereza? ¿Qué buscan como editorial en términos propiamente literarios?

GG: Escritores como Carlos Cortés y Jorge Volpi con dos libros de ensayos excelentes. Dos novelistas excepcionales españolas que tuvimos la suerte de descubrir hace dos años: María José Rivera y Graciela Rodríguez Alonso. Autores consagrados como Rosa Montero y Sergio Ramírez, con sus respectivos libros de crónicas…

Como editorial, aparte de la incuestionable calidad y constancia que perseguimos, está el hecho de que todos estos escritores que nos acompañan son también nuestros amigos. Nos importan, primero, como el eslabón más importante de una cadena en la que, como nosotros, ellos tienen sus propios problemas, conflictos, y hay que estar ahí para apoyarlos y entenderlos, primero que como creadores, como seres humanos. No obstante, egos aparte (todos los escritores lo tienen), siempre exigimos seriedad y compromiso.

La presencia de autores cubanos en su catálogo habla del interés de mirar hacia la isla e integrar su literatura a la del continente. Según sus experiencias, ¿en qué situación se encuentran los escritores y escritoras de Cuba? ¿Tienen algún proyecto específico con la literatura cubana que se produce en la isla y en Estados Unidos? ¿Por qué?

GG: Mientras no se normalicen completamente las relaciones, (esto quiere decir eliminación total del embargo), no podemos comercializar con Cuba, porque la pérdida de dinero sería muy grande, aun imprimiendo los libros allá. Nos encantaría, por supuesto, estar en la Feria del Libro de La Habana. Pero desde el momento en que el costo de impresión de un libro en Cuba es de un dólar, y por lo más que puedes venderlo en La Cabaña, es por 20 pesos cubanos, esto podemos hacerlo, sí, pero por una cuestión de crear y mantener lazos culturales; algo que nos interesa, porque el pueblo cubano lee muchísimo.

En cuanto a la situación de los escritores en la Isla, hay un innegable localismo y un cierto aislamiento. En buena medida son siempre los mismos que se reúnen en las mismas tertulias, en los mismos encuentros, leyéndose y aplaudiéndose entre ellos. Excepto, claro, los pocos que han logrado dar el “salto”. Sin embargo, esta situación es normal, siempre ha sido así. Hay de todo en la villa de la literatura.

Por eso creemos que puede ser lo más provechoso, para los escritores cubanos, y para La Pereza, trabajar en antologías. Para el año que viene, luego de que se lance en la FILH, bajo nuestra colección Bovarismos, editaremos y publicaremos, para Estados Unidos, Puerto Rico, Latinoamérica y España, “Sombras nada más”, la antología de escritoras cubanas que preparó la escritora cubana Laidi Fernández de Juan.

¿Cómo se ven el futuro? ¿Cuáles son los proyectos inmediatos?

DS: Nuestros modelos a seguir son la recientemente fallecida agente Carmen Balcells y el editor Jorge Herralde. Eso puede darte una idea de que una editorial, (todavía tan autónoma), como Anagrama, es una de nuestras grandes aspiraciones.

Proyectos inmediatos hay varios. Primero, se avecinan dos eventos donde estaremos presentes con nuestros autores: el Festival de la Palabra en Puerto Rico y la Feria Internacional del Libro de Miami. Lo demás, por el momento, es seguir publicando, seguir ampliando la red de distribución a nivel internacional y continuar nuestro trabajo en las escuelas de Miami, algo que, vergonzosamente, y exceptuando maestras de español encomiables como Ms. Ledo y Ms. Vázquez, de la K8 Coral Way Bilingüe, ha encontrado muy poco apoyo por parte de las autoridades locales; pero nosotros nunca nos rendimos. Rendirnos, es la única palabra con la que no se trabaja en La Pereza Ediciones.

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