El escritor español Arturo Pérez-Reverte, en su más reciente libro, Sidi, recurre a un personaje como el El Cid en busca de mostrar que en la actualidad persisten secuelas de la cultura medieval.
“Cuando en mis novelas hablo de historia estoy utilizando mecanismos que permiten comprender mejor por qué somos ahora como somos”, dijo Pérez-Reverte en una entrevista reciente en Miami en el marco de la Feria del Libro. “La crueldad, la violencia, la compasión van juntas”, expresó sentado en un café del centro de la ciudad refiriéndose a algunas de esas características.
Es que el escritor vivió en carne propia la violencia del combate en las guerras y asegura que aprendió que una misma persona puede ser cruel y al mismo tiempo bondadosa.
“La guerra me enseñó a ver al ser humano con esa especie de ecuanimidad”, dijo al recordar sus años como corresponsal de guerra que lo llevaron desde Europa hacia América, el Medio Oriente, Asia y África.
Pérez-Reverte se avocó de lleno a la literatura a mediados de los 90, tras dos décadas como periodista y corresponsal en conflictos armados que incluyeron las guerras del Golfo, Croacia y Bosnia, Chipre, el Líbano, las Islas Malvinas, El Salvador, Nicaragua, Libia, Sudán, y Angola.
Después de haber publicado Sabotaje –el último libro de la serie Falcó— en 2018, y Una historia de España en 2019, se adentró en un viaje por el siglo XI a través de Sidi. La novela, publicada primero en el mundo hispanoparlante en septiembre, aborda una historia de exilio y frontera, de lucha por sobrevivir en un territorio hostil.
A lo largo de sus 369 páginas, narra la aventura de un guerrero que, tras un obligado destierro, cabalga para buscarse la vida con un grupo de seguidores que lo respeta y lo sigue. Su carácter y sus hechos de armas lo convertirán en una leyenda viviente.
“La violencia, el mal, la crueldad, son cosas muy normales”, expresó el escritor de 68 años, con más de 20 millones de lectores alrededor del mundo. “Mis personajes están más cerca de lo real, de lo que el ser humano habitual suele estar”.
Aunque asegura que no se propone llevar ningún mensaje a los lectores, el también autor de La reina del sur admite que lo que intenta es que el público vea la Edad Media para comprender la actualidad.
“El presente no ha surgido de la nada”, aseveró tras explicar que si negamos el pasado “estamos renegando nuestra propia memoria, que nos hizo, para bien o para mal, lo que somos”.
Pérez-Reverte, quien comparte su vida entre la literatura, el mar y la navegación y desde hace casi tres décadas escribe una página de opinión en el suplemento XLSemanal, que se distribuye en 25 diarios españoles, dijo que a diferencia de escritores que asumen compromisos políticos, éticos o sociales, lo que a él le interesa es contar bien una historia. Punto.
“No quiero cambiar el mundo. Yo no escribo para emitir mensajes ni para hacer mejor la sociedad”, sostuvo.
Miembro de la Real Academia Española desde 2003 y autor de cerca de 40 libros, algunos de ellos llevados a la televisión y el cine, también dijo que no disfruta escribir, sino el proceso creativo.
“El acto mecánico de escribir me desagrada mucho. Lo que me gusta es imaginar. Documentar un libro es como enamorarse, es como pasar uno o dos años de tu vida leyendo, mirando, viajando”, expresó.
Como ejemplo, mencionó cuando fue a Sinaloa, México, y durante un año y medio estuvo con narcotraficantes para documentarse y escribir después “La reina del sur”, sintiéndose ya como un especialista en narcotráfico, trata de mujeres y violencia.
Aunque se define como una persona tranquila, la violencia es parte de sus libros. Y es tal vez la parte más realista, dice, la que vivió en carne propia cuando reportaba sobre guerras.
“Es biografía personal volcada”, aseguró Pérez-Reverte, cuya obra incluye libros como El maestro de esgrima (1988), La tabla de Flandes (1990), El club Dumas (1993), Las aventuras del capitán Alatriste (1996-2011), La Reina del Sur (2002), Un día de cólera (2007), El francotirador paciente (2013), y Los perros duros no bailan (2018).
Y admitió que jamás lee sus obras después que son publicados: “Es que esa historia ya escrita ha terminado y ha cumplido su objetivo”.