La actriz cubana Isabel Moreno falleció a los 82 años este fin de semana en la ciudad de Miami, según confirmaron diversos medios extranjeros y personalidades del gremio escénico en la isla.
Nacida en La Habana, el 28 de enero de 1942, Moreno perteneció a una pléyade de actrices cubanas de recia impronta dramática y una poderosa proyección escénica como Raquel Revuelta, Herminia Sánchez, Bertha Martínez, Myriam Acevedo, Hilda Oates, Adria Santana, Corina Mestre o Verónica Lynn, entre otras.
“Mi inspiración escénica radica en el teatro clásico español y actrices como Antonia Rey y Ernestina Linares, así como las obras de Federico García Lorca, Eugene O’Neill y Arthur Miller”, dijo en entrevista al portal Impacto Latino, de Nueva York, en 2021.
En la década de 1960 debutó como amateur en la obra La taza de café dirigida por Juan Rodolfo Amán. Participó también en el Primer Festival de Teatro Obrero y Campesino en 1962 con La fablilla del secreto bien guardado.
En el año 1961 fue parte de un grupo de jóvenes actores con formación en pantomima y expresión corporal bajo las órdenes del profesor francés Pierre Chausat. También fue miembro de grupos de teatro como el Conjunto Dramático Nacional, Las máscaras y el grupo La Rueda.
Durante más de 20 años perteneció al mítico Teatro Estudio, bajo la dirección de Raquel Revuelta y con la tutoría de Vicente Revuelta, Berta Martínez y Armando Suárez del Villar.
En ese grupo interviene en más de veinte producciones y realiza giras nacionales e internacionales a España y otros países de Europa, aunque también alterna en el cine con títulos relevantes y emblemáticos.
“Sin discusión alguna esta fue la etapa más fructífera de mi carrera en Cuba, fueron personajes que llevo muy adentro y que nunca podre eliminar de mi ser”, dijo entonces a Impacto Latino en la entrevista de marras.
Sobre las tablas son imperdibles sus interpretaciones en clásicos como El perro del hortelano y La condesa Diana, de Lope de Vega, y La casa de Bernarda Alba, y Bodas de sangre, de Federico García Lorca .
La Nora, de Casa de muñecas, y la Blanche DuBois, de Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, también quedaron para los anales de la escena cubana.
Igualmente, son memorables sus actuaciones en La dolorosa historia de amor de José Jacinto Milanés y Morir del cuento, ambas de Abelardo Estorino, así como su papel de Teresa Trevijo en Las impuras, en la adaptación de la novela Las impuras, de Miguel Carrión, Teresa Trevijo.
Y tres indispensables obras del teatro cubano: Aire frio, de Virgilio Piñera, Requiem por Yarini, de Carlos Felipe, y Santa Camila de La Habana Vieja, de José Ramón Brene, llevaron la firma de su talento.
En los platós, una docena de largometrajes componen la filmografía de Isabel Moreno, entre los que desputan Soy Cuba, Mijail Kalatózov, 1964; El bautizo, Roberto Fandiño, 1967; El extraño caso de Rachel K, Oscar Valdés, 1973; Un hombre de éxito, Humberto Solás, 1986; La bella del Alhambra, Enrique Pineda Barnet, 1989, con su inolvidable personaje de La Mexicana, y Mujer transparente, de Héctor Veitía y Mayra Segura, 1990.
A principios de los años 90, Isabel Moreno emigró a Venezuela donde se incorporó de lleno a las telenovelas que producía las cadenas Marte TV, Radio Caracas Televisión y Venevisión, donde intervino en diez seriales de gran éxito.
A principios del 2001 se trasladó a la ciudad de Miami, y pasó a formar parte del elenco de actores de la cadena Telemundo, donde su último gran éxito fue la Inesita Sandoval de Betty en NY.
Isabel Moreno fue declarada en 1987, la mejor actriz protagónica por la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, por la obra ¿Y quién va a tomar café?; y en 2007 y 2008 mejor actriz por la pieza “OK”, otorgados por HOLA y la ACE, respectivamente.
HOLA, por sus siglas en inglés es la Organización Hispana de Actores Latinos, de Estados Unidos, y ACE, la Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York.
Moreno fue además profesora de la Escuela Nacional de Arte de Cuba y del Instituto Superior de Arte de La Habana. Se casó en la década de los años 70 con el actor Gaspar González, con quien tuvo tres hijos (dos mujeres y un varón).
Semblanzas y recuerdos
Consultada telefónicamente por OnCuba, la actriz Amada Morado, quien trabajó con Isabel Moreno en Teatro Estudio en Bodas de Sangre y La Casa de Bernalda Alba, calificó a la actriz de “excelente y muy profesional”, que asumía su trabajo escénico con mucha entrega y seriedad, además de ser una “buena compañera”.
Por su parte, la actriz Miriam Learra narró a esta plataforma sus recuerdos de la Moreno, con quien trabajó en 1963 en la puesta de Un tranvía llamado deseo, dirigida por Julio Mata.
“Yo hacía la Estela y ella la Blanche DuBois. Fue una actriz muy capacitada y muy versátil. Lo mismo podía hacer comedia- era una excelente comediante- que hacer drama y tuve la suerte de trabajar mucho con ella en Teatro Estudio. La considero una de las mejores actrices de teatro que hemos tenido en el país”, concluyó Learra.
Coincidiendo con tales pareceres, el actor Héctor Noas escribió en su cuenta en Facebook que Moreno “ha sido indudablemente una de las más grandes actrices cubanas. Verla en el Teatro era una clase magistral de actuación. Poseedora de un físico imponente y una voz maravillosa. Qué triste pérdida”.
El gran actor cubano recordó sobre todo el personaje de La Mexicana, en la película La Bella del Alhambra, dirigida por Enrique Pineda Barnet en 1989, en la que Moreno, de contrafigura de la protagonista, manejó con virtuosismo la sicología de una actriz envidiosa, decadente y sobrepasada por el éxito arrollador de su competidora sobre la escena.
“Queda tu legado en el cine, sobre todo en ese personaje en La Bella del Alhambra, que tú misma construiste con la complicidad de tu querido Enrique. Fue un regalo que se hicieron mutuamente! “, rubricó Noas con palabras emocionadas.
Entretanto, el crítico teatral, investigador, dramaturgo y poeta Norge Espinosa refirió a On Cuba que “intensa, versátil, dotada de belleza y talento, Isabel Moreno supo hacerse de un lugar reconocible, sobre todo en Teatro Estudio, en un momento de particular brillo para esa compañía”.
Espinosa recordó que “su desempeño como La Novia, en el montaje de Bodas de sangre creado por Berta Martínez, fue celebrado en Cuba y en el extranjero.
“Dejó, a su modo, un mito, y su participación en La bella del Alhambra aún sorprende a jóvenes espectadores. Porque ella, como toda gran actriz, era capaz de demostrar que no hay personaje pequeño. Ella es un nombre indudable en la línea de grandes actrices que ha tenido este país”, afirmó rotundo Espinosa.