Baby Lores, un reguetonero refinado

Fotos: Roberto Ruiz

Fotos: Roberto Ruiz

Baby Lores nos cuenta del día en que El Insurrecto se apareció en su casa con un machete para pelarlo al moñito. Después de que este dúo de reguetoneros se hiciera famoso en Cuba con canciones como La Caperucita y La Mujer del Pelotero, ambos decidieron separarse, poniendo fin en no muy buenos términos al popular Clan 537. Y ahí empezó un “dime que te diré”, que en aquel momento (estamos hablando de 2008) todavía no era tan común entre los artistas del género.

Cuando se encontraron, en lugar de enfrentarse a los golpes, Baby Lores y El Insurrecto hablaron a solas, y llegaron a la conclusión de que la gente quería divertirse a costa de los dos, mientras ellos se pedían la cabeza después de haber alcanzado juntos el éxito.

“Yo, que tengo el arte de aprovechar la oportunidad, le dije a El Insurrecto: ‘Si todo el mundo lo que quiere es vernos fajados para divertirse, entonces vamos a divertirnos nosotros. Vamos a unirnos y a cantar juntos. El que quiera ir a vernos que pague 100 fulas’. Él me dijo que yo estaba loco, que nadie iba a pagar 100 fulas por un concierto de reguetón. Pero yo sabía que sí lo iban a hacer”.

El Chacal, otro reguetonero que ahora es muy popular en Cuba, pero que en aquel momento era prácticamente desconocido, también se subió al ring en el Hotel Capri y le sacó su provecho al concierto. El Chacal había grabado junto a Lores una canción de ocho minutos para satirizar a El Insurrecto, y en la que lo más pequeño que le decían era que tenía un diente partido.

Una mítica bronca dio paso al histórico Concierto de los 100 fulas, como la gente de la farándula lo conoce. Un concierto al que Lores estima hayan ido unas 300 ó 400 personas. Y que cerró el Capri por capacidad.

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Que ahora todos los reguetoneros cubanos se “tiren” entre sí le parece a Baby Lores una cosa vieja. “Nosotros inauguramos eso”, asegura. “Muchas veces los reguetoneros se dicen cosas como gancho. Pero nosotros teníamos una guerra real. Algunos hasta piensan que fue preparada, porque fue una guerra perfecta, a la que le sacamos provecho”.

Paradójicamente, Lores nos cuenta que ese día apenas ganaron dinero: “Casi todo lo que hicimos lo gastamos alquilando limusinas y tours (carros de renta para turistas), que son tan caros en Cuba como un helicóptero”.

Los fanáticos del género urbano comenzaban a demostrar que eran capaces de pagar bastante por ver a sus ídolos en un escenario. El Concierto de los 100 fulas es probablemente lo más caro que se ha llegado a cobrar como cover en la Isla por un concierto de reguetón. O por uno de cualquier otro tipo. Según Lores “el cubano lo hace porque no es como la gente del primer mundo que organiza sus gastos pensando a largo plazo. El cubano piensa en ahora. Y mañana vamos a ver qué pasa”.

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Baby Lores se llama Yoandys Lores González y nació en Cienfuegos. Allí tocó con la orquesta infantil Ismaelillo. Domina varios instrumentos, entre ellos el piano, la guitarra y el bajo. Cuando se mudó a La Habana comenzó a producir temas para agrupaciones como Gente de Zona y Eddy K.

Después de pasar por bandas como Cubanos en la Red, se unió a El Insurrecto para conformar el Clan 537, uno de los grupos de reguetón más populares de la primera década de los 2000 en Cuba. En 2007 se separa de El Insurrecto, y se une a El Chacal. Meses después se unen los tres y graban el sonado disco Los Reyes del Trono. En 2009 Baby Lores decide cantar solo de nuevo.

Para el cantante, este nuevo trabajo es la manera de complacer al público que lo hizo famoso como reguetonero, retomando el estilo urbano del Clan 537. Su último álbum se llama 13 Palos y salió a la luz el pasado 6 de noviembre.

¿A quién le van a dar todos esos palos?

A nadie. Se llama así porque son 13 canciones. Para muchos tiene un doble sentido, porque 13 en la charada es “chulo”. Pero no fue intencional. Es un disco totalmente urbano e independiente. No sé si será censurado. Sé que hay temas que nunca pasarán por la radio, por la manera de expresarnos.

¿Tiene muchas malas palabras?

“No es que tenga malas palabras. Pero el género urbano es muy fuerte e impactante a la hora de hablar. Y es lo normal. Nosotros hablamos como se habla en la calle. No nos escondemos. La gente dice que la música urbana es marginal. Y no lo es. Es urbana porque es underground, porque viene del barrio, de la sociedad. Y la sociedad marca un país y una cultura”.

Si somos justos, Lores nunca ha sido de los reguetoneros más prosaicos. Él mismo se considera un artista urbano de los más refinados: “A veces cuando le digo a mi DJ que me voy a vestir bien urbano, en desmangadas, con bastantes prendas, él me dice Lores, sí, yo te entiendo, pero ¿tú no te das cuenta de que tú eres elegante? Nada más tienes que ponerte una camisa y un pantalón y ya.

“Con eso se nace, me dice mi DJ. Y yo lucho por ser urbano, porque es lo que la gente conoce de mí. Pero creo que en el fondo no soy tan así. Soy espiritualmente más tranquilo. Pero tengo que aprender a ser urbano, porque le debo todo a esto. Y vivo de esto. Es lo que vendo. Y tengo que venderlo bien”.

Antes de 13 Palos Baby Lores había decidido grabar un álbum completamente acústico, con invitados como Habana de Primera, Kelvis Ochoa y Alain Daniel. 180 Grados, un disco que incluye baladas y música salsa, se estrenará en diciembre por la disquera Colibrí, y Lores lo considera su “madurez musical”. Aunque después de la desintegración del Clan 537 él había seguido haciendo música, dejó el reguetón por un tiempo, mientras sus seguidores creyeron que estaba retirado.

“Tú puedes estar cantando con Pablo Milanés, que si no estás sonando en las discotecas, la gente en la calle te dice que estás ‘apagado’. ¡Fíjate qué cosa! ¿Por qué? Porque no les estás dando lo que ellos quieren. Cuando yo estudiaba guitarra y trombón en la Escuela Vocacional de Arte, estudiaba Jazz, me la pasaba escuchando a Chucho Valdés. Cuando llegué a La Habana lo que yo quería era tocar un instrumento musical. Nunca soñé con ser cantante. Pero de pronto llega Felina (canción del reguetonero puertorriqueño Tito el Bambino), que fue una plaga. No había discoteca ni fiesta ni casa que se salvara de esa canción. Y yo dije: Esto es lo que quiero hacer. Quiero que una canción mía suene así en todos lados”.

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Cuando Lores comenzó y quería dar a conocer su música, compraba después de sus conciertos alrededor de 500 discos y los quemaba él mismo. Luego, se iba por los barrios de La Habana regalándolos, en un acto primitivo de autopromoción.

No se podría decir que la mayoría del reguetón cubano tenga una raíz de compromiso social, con tantos problemas que hay por resolver en Cuba. El ‘cubatón’ es un género casi exclusivamente de farándula. Lo único que parece haber heredado del reguetón puertorriqueño es el pegajoso ritmo dem bow. Los temas de los artistas urbanos en Cuba son más o menos los mismos, y la mayoría parece vivir en un universo paralelo donde se la pasan demasiado concentrados en una competencia por ver cuál de ellos se viste mejor, o cual tiene una mujer con las tetas más grandes.

Sin embargo, la ostentación es, según Lores, la manera en que él protesta como artista.

“Una vez un periódico me criticó diciendo que cómo yo iba a hablar de Revolución, si andaba en un Mercedes Benz, con los últimos Nike del mercado y una cadena de más de 15 mil dólares en el cuello. Esa es mi forma de protestar. Marcar la diferencia en una sociedad es ya una protesta, aunque sea solo desde lo visual. En Puerto Rico es normal que te pase por al lado un Ferrari, un tipo con una prenda, con un traje caro o con un celular moderno. En Cuba no lo es.

“El poder salir de la pobreza con nuestro reguetón, y darle a la gente la esperanza de que nosotros, a base de talento, pudimos hacerlo, demuestra que sí se puede. Esa es una manera de protestar. Nosotros (los reguetoneros) no estamos vendiendo droga. Ni haciendo contrarrevolución. Ni traficando personas. Estamos haciendo arte, a nuestra forma”.

¿Por qué es arte lo que haces?

Cuando tú expresas algo que la gente recibe y compra, estás haciendo arte. Muchos dicen que el reguetón no lo es. Musicalmente, quizás sea un género pobre a la hora de compararlo con una salsa, un mambo o un son. Pero literalmente es muy rico.

Yo creo que Nicolás Guillén en su tiempo era un rapero, porque él declamaba, y eso le llegaba a la gente. Es lo mismo que nosotros hacemos. ¿Cómo? Ya no tan poéticamente. Pero expresamos las cosas que nos pasan en la calle, lo que vivimos en la discoteca, los sueños que buscamos. Decimos lo que piensa un pueblo. Porque nosotros no estamos inventando historias. Estamos contando historias.

Uno de los éxitos más grandes del Clan 537 fue La Mujer del Pelotero. ¿Quién escribió esto?: “La mujer del marinero quiere ancla, La mujer del karateka quiere golpe, la mujer del chofer quiere palanca, la mujer del herrero quiere hierro”.

Esa era una canción de Hip Hop de El Insurrecto. Eso en Rap era una cosa rara. Yo pensaba que tenía que ser comercial, y debía tener un coro. Y todos fuimos aportando cosas. La música es como una mesa, que si no le pones las cuatro patas, siempre va a estar coja.

Baby Lores escribe la mayoría de sus canciones ¿También le gusta leer?

No, no soy muy de leer.

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¿De dónde viene la inspiración?

Yo creo que con eso se nace. Mi abuelo tenía segundo grado y era un poeta impresionante. Declamaba e improvisaba ¿Cómo te explicas eso? Quizás lo mío viene de mis ancestros. La gente a veces piensa que el intelecto hace el talento. Y una cosa no necesariamente tiene que ver con la otra.

René, el vocalista de Calle 13, no se considera “un gran estudiante”. Sin embargo tiene letras que estremecen a la gente. Vico C no era universitario. Era un tipo de barrio. Y contaba historias, y una vez le hizo una canción a su hija, que puso a llorar a la gente. ¿Cómo logran eso? Creo que es talento puro.

Lores se ha llamado a sí mismo en algunos de sus videos “La máquina de hacer dinero”. El reguetón es también una buena fuente de ingresos, si logras “pegarte”. Por eso la fama ha sido importante para Lores. ¿Cuán importante?

“Para mí la fama lo es todo. Con ella he podido ayudar a mis hijos, a mis hermanos, a mis amigos, a otros artistas. Yo no conozco otra manera de ser salvado o de salvar a la gente. Por desgracia no tuve primos o tíos en Miami que me mandaran zapatos. Yo veía que a todos mis amiguitos les mandaban algo. Y yo decía: ¿Por qué no aparece un primo aunque sea lejano?

“En cualquier sociedad hay quien nace con todo, y quien lo va adquiriendo poco a poco. No es lo mismo tener un día 20 pesos cubanos, y de pronto tener 20 mil dólares en el bolsillo. Tener eso con 19 años en un país como Cuba, te imaginarás las cosas buenas y las malas que puede traer. Eso llevó a que el Clan 537 se desarmara. Si tuviéramos ese grupo hoy, con la experiencia de ahora, todo hubiera sido diferente. Dicen que el cubano es conformista, pero no lo es. Siempre está soñando con tener más. Nosotros, los artistas urbanos, somos un ejemplo de eso”.

El reguetón es un género para gente joven. Ni Lores ni nadie podrá hacerlo de por vida. Quizás por eso lo que más le preocupa de su futuro es que, habiendo llegado a alcanzar la fama en Cuba, aún no siente que tiene la estabilidad financiera que podría sostener a su familia, en caso de que él no estuviera. “Un artista como yo, con los éxitos que ha tenido, ya tuviese en otro país una posición, una seguridad económica. Y eso no lo he podido lograr aún. Es triste ver cómo pasan trabajo los familiares de artistas que ya no están”.

Si viviera en otra Cuba, Baby Lores asegura que ya habría sacado su propia línea de ropa, y su propia fragancia. Una manera inteligente de sacarle provecho a su nombre, como hacen afuera otros famosos de la industria de la música o el cine. Su nombre vende, al menos en Cuba.

“No estoy contando con que las mercancías que lleven mi nombre las compren los yumas. Estoy contando con el mercado nuestro. No sueño con que un pantalón Lores se venda en Italia, que es una de las capitales de la moda, pero sí creo que se puede vender en Guantánamo, en Santiago de Cuba, en Camagüey. Si de todas formas estamos comprando ropa de China y de Ecuador, y ropa mala”.

Baby Lores tiene 32 años y dos hijos. El varón tiene siete, y se llama David Lores. La hembra tiene seis y se llama Sofía Lores. Los dos estudian piano.

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¿Quieres que sean reguetoneros también?

Ya al varón le gusta. Con el primo de 11 años grabó su primera pista. Y él se sienta a trabajar en la computadora y sabe cómo se graba.

¿Y la niña será la próxima Patry White?

Yo creo que ella es bastante afinada para cantar, pero le gusta mucho pintar. Y quisiera tener un músico y una artista de la plástica. Ojalá ella no se me vaya para el reguetón (risas).

¿Por qué? ¿Es un mal camino?

No. Es un buen camino. Pero ya de eso hemos tenido bastante. Marcar al reguetón como una salvación cultural en un país como Cuba sería una ignorancia de mi parte, porque este es un país muy rico musicalmente. Yo creo que el reguetón es un tentáculo más que le salió al animal, y tiene que usarlo. Y no estamos pidiendo permiso. No estamos pidiendo autorización, sino colaboración.

Ya nosotros existimos. Somos los reguetoneros de Cuba. Y queremos tener los beneficios que puede tener cualquier otro artista. No queremos que nos regalen nada, pero tampoco que nos prohíban. Quiero que dejen a la gente cantar y rapear lo que les de la gana. Si es una mierda, es problema de ellos.

https://www.youtube.com/watch?v=FaooXtee0WQ

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