Del 30 de diciembre al 4 de enero se celebró en Cayo Santa María la segunda edición del Cayotonazo; una cita más de las que van consolidando este polo turístico como un espacio cultural.
Invitados del Buena Vista Social Club, Elito Revé y el Charangón, JG, Jarulay, Charly y Johayron, Formell y Los Van Van, El Micha, Alexander Abreu y Havana D´Primera, Los 4 y Velito el Bufón conformaron la diversidad musical que ofreció el Cayotonazo en sus cinco noches de presentaciones.
Fue un encuentro en vivo con un hit parade de la música cubana; un poco de lo que más ha sonado en el año que termina, y de lo que promete seguir siendo tendencia en los doce meses que comienzan.
“A diferencia de la primera edición, en esta ocasión no se contó con la presencia de artistas internacionales, que era la idea inicial; en cambio, se decidió apostar por incrementar el abanico de géneros musicales y ampliar los días de conciertos”, explica Alexei Delgado, conocido como Alex Fiesta Max quien asume las responsabilidades de director escénico, presentador y DJ del evento.
“No es lo mismo que veas un concierto a que veas una línea de conciertos que tienen una estrategia. Comenzamos con Buenavista Social Club, una faceta más tradicional; al segundo día tuvimos a Elito Revé, que es un ritmo de la evolución musical, es decir, se ese son, como se fue convirtiendo en changüi, en salsa, en timba y de ahí, siguen Los Van Van o Alexander Abreu que incluso está fusionando con todos los géneros urbanos. Es decir, darle una cronología y un orden de desarrollo artístico a todos los días para que los propios clientes fueran viendo diferentes matices”, detalla Delgado.
El evento es resultado de la unión entre el proyecto PMM, cuyo director Héctor Díaz tuvo la idea original, y el grupo de turismo Gaviota. Los primeros asumen el diseño y la organización artística, mientras los segundos se ocupan de la logística y el apoyo institucional.
La visión de los organizadores deja claro que el Cayotonazo no trata solo de proponer fiesta, y si bien tuvo como centro estos grandes conciertos, incluyó en su programa actividades infantiles, clases de yoga, coctelería y comida nativa, así como talleres de danza y percusión afrocubana.
Este es otro de los eventos que han estado promoviéndose y organizándose en Cayo Santa María, que se estrenó como escenario cultural en 2022 con el Coraland Music Fest, una cita dedicada a la música electrónica.
Sin embargo, la atención mediática sobre esta plaza se vivió en el verano de 2023, con la celebración del Santa María Music Fest, una entrega en la que muchos pusieron los ojos por las presentaciones, por primera vez en Cuba, de artistas como Tekashi 6ix9ine y Tito El Bambino.
Cayo Santa María suma cuatro eventos habituales en su agenda: Coraland Music Fest, Santa María Music Fe, Un viaje a los 90 y Cayotonazo. Delgado adelanta que pretenden sumar nuevas citas con motivo del 14 de febrero y luego, en la apertura del verano.
Estas apuestas culturales no han estado exentas de miradas negativas. Algunos han puesto en tela de juicio el hecho de invertir en eventos de este tipo en medio de la crisis, o el acceso a un público limitado que imponen sus precios; en un momento en que tampoco el turismo vive un buen momento.
“Precisamente, como el turismo en Cuba está a un nivel bajo respecto a años anteriores, la idea es potenciar, en los meses de más baja turística, este tipo de eventos que puedan complacer los intereses de los clientes que tenemos y a su vez, fomentar estas modalidades turísticas llamadas eventos e incentivos. Diseñar durante el año una serie de producciones de eventos de forma escalonada, te permite ir cubriendo tanto temporadas de baja como de alta. De forma tal que, si un evento es exitoso en una fecha determinada del año, ya tenemos casi un año entero para poder promocionarlo y comercializarlo con todas las agencias turísticas y turoperadores para el año siguiente”, dice Delgado, quien es parte del equipo de todos los eventos que se organizan en Cayo Santa María.
“A su vez, hay dos visiones. La primera es apostar por un turismo joven, que consuma esta modalidad de eventos, y así abrimos el abanico a otro tipo de mercado que está deseando venir a Cuba, incluso despertar el interés en agencias, en turoperadores que venden productos turísticos más allá de sol, playa y naturaleza”, continúa.
Pensar en que los polos turísticos del país pueden ser buenas plazas culturales es una de las deudas a saldar. El desligue que por décadas ha existido entre cultura y turismo en Cuba ha generado no pocos debates desde las redes sociales hasta los congresos de la UNEAC, en torno a dos áreas: la propuesta cultural de baja calidad que llega al turismo en las instalaciones hoteleras, y la capacidad de generar empleo a los artistas.
Si bien el Ministerio de Turismo posee una agencia de representación artística, Turarte; y una agencia de turismo cultural, Paradiso; Cuba, nación visible en el mundo en buena parte gracias a la cantidad y calidad de su arte, no ha logrado ubicar esa excelencia como propuesta desde la industria turística.
Alexei Delgado reafirma que eventos como el Cayotonazo han tenido en cuenta esta necesidad. “La idea es que los turistas que arriben a Cuba y visitan estos polos se lleven la esencia de lo que es la cultura, la música y todo el resto de las manifestaciones artísticas de nuestro país, y no solo el talento de artistas locales y de lo que puedan recibir del propio grupo de animación en estas instalaciones, sino que reciban una visión y una experiencia turística y cultural con agrupaciones número uno y que representan a Cuba en aguas internacionales”.
La carencia apuntada no solo compromete a los públicos, sino además a los artistas, en un contexto en el que muchos de los espacios tradicionales de presentación artística (en especial, la musical) han desaparecido o ya no pueden brindar buena remuneración.
Podemos hablar de las casas de la música, o incluso salas más asociadas al turismo, como el Habana Café del hotel Cohiba, el Salón Rojo del Capri, el Turquino del Habana Libre, Don Cangrejo, La Cecilia, entre otros de los otrora preferidos por el público nacional y extranjero, que mantenían el sustento económico de no pocos creadores.
Cayo Santa María es el pionero en convertir polos turísticos del país en verdaderas plazas culturales. Del buen funcionamiento de esta experiencia podría desprenderse que se replique en otras zonas. Pero eso aún está por verse.
“Es una estrategia que funciona bien y en el mundo entero de hecho funciona”, sentencia Delgado.